Cómo la pandemia de COVID empeoró la epidemia de opioides, aunque la telesalud ayudara

healthday now pandemic/opioid overdoses
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HealthDay Now

VIERNES, 1 de octubre de 2021 (HealthDay News) -- La pandemia de COVID-19 ha revolucionado la crisis de opioides en EE. UU., de formas malas y buenas, ya que aumentó el riesgo de uso y sobredosis, pero también fomentó unos métodos innovadores para el tratamiento.

Sin duda, la pandemia se ha vinculado con un aumento en el uso de opioides y en las muertes por sobredosis, comentó Thomas Stopka, de la Universidad de Tufts, durante una entrevista en video de HealthDay Now

"Hemos visto aumentos en las muertes por sobredosis de opioides en los últimos 15 a 20 años, pero el aumento de 2019 a 2020 fue de más de un 30 por ciento, de unas 70,000 en el año anterior a 93,000 en 2020", señaló Stopka, profesor asociado de salud pública y medicina comunitaria de la Facultad de Medicina de la Tufts, en Boston.

Con frecuencia, las personas han recurrido al alcohol, a los opioides y a otras drogas para que las ayuden a afrontar la pandemia, dijo.

"Todos estábamos estresados durante la pandemia, y por la infección que llegaba a nuestros vecindarios, casas y familias", aseguró Stopka. "Esto pareció tener un impacto en las prácticas de uso de sustancias".

En los usuarios de opioides, la pandemia creó un riesgo añadido, al alterar las cadenas de suministro de las drogas ilícitas, anotó. Es algo muy similar a la forma en que la COVID-19 provocó escasez de alimentos, papel sanitario y otras necesidades.

"Personas que quizá hayan dependido de un patrón tradicional de suministro durante muchos años ahora quizá hayan sufrido un corte en ese suministro, porque tal vez las cadenas de suministro generales también se decimaron cuando las personas enfermaban y cuidaban a sus seres queridos", planteó Stopka. "Si las personas no podían confiar en su fuente típica de opioides ilícitos, no saben exactamente qué están obteniendo".

Los opioides de nuevas fuentes aumentan el riesgo de sobredosis de una persona, porque la droga podría estar diluida con sustancias más potentes, como el fentanilo, un opioide sintético que es hasta 100 veces más potente que la morfina.

"La gente no siempre sabe qué está obteniendo", lamentó Stopka. "Hay muchas probabilidades de que haya fentanilo en la heroína, y quizá se haya diluido con otras cosas".

Pero el aumento en las drogas contaminadas con fentanilo podría haber contribuido a otra tendencia de la era de la COVID: más personas que buscaban un tratamiento más temprano en programas que han desarrollado una mayor flexibilidad en respuesta a los problemas de la era de la pandemia, afirmó Zachary Talbott, presidente de Talbott Legacy Centers, un programa de tratamiento para las drogas de Maryville, Tennessee.

"Vemos a personas que acuden a tratamiento tras un año de uso problemático, mientras que yo antes atendía a personas con un historial de 10, 12, 15 años", apuntó Talbott en una entrevista de HealthDay Now. "Pienso que de algunas formas, el aumento en las sobredosis (y lo escuchamos de pacientes de toda la región) los ha asustado".

Los requisitos de distanciamiento social inspirados por la COVID también han hecho que para las personas sea más fácil obtener tratamiento para el trastorno por el uso de sustancias, señalaron Talbott y Stopka.

Por ejemplo, la pandemia propulsó un aumento dramático en los servicios de telesalud en todos los campos médicos. Las personas que se enfrentan al uso de sustancias se han beneficiado particularmente de la capacidad de obtener atención remota, según los expertos.

El mismo Talbott abusaba de los opioides en el pasado, y recordó que tenía que conducir hasta cuatro horas de ida y cuatro de vuelta para acudir al tratamiento.

"Esto tiene que ver con mi privilegio", aseguró. "La inmensa mayoría de las personas que no tienen un coche en que puedan hacer un desplazamiento de este tipo, que tienen que trabajar, que no tienen familia u otros recursos, no podrían lograrlo".

Pero la atención de salud virtual no es perfecta.

"Hay muchas personas en áreas rurales o en áreas más pobres de los Apalaches que simplemente no tienen la tecnología o los planes de datos para utilizar la telesalud", advirtió Talbott.

Los Centros de Medicare y Medicaid de EE. UU. han "permitido el uso de audio solo durante la pandemia, pero no es posible implicarse en el seguimiento de la misma forma. Para mí, esto ha sido limitante", continuó Talbott.

"Todavía podemos hacer mucho bien al estabilizar el cerebro con medicamentos, pero lo que de verdad logra un plan de recuperación duradero es todo lo que viene después", afirmó. "Durante la pandemia, tenemos dificultades para continuar al mismo nivel".

Pero la disponibilidad de la telesalud, en combinación con la ampliación de la cobertura federal para el tratamiento de la adicción, ha hecho que para las personas obtener la ayuda que necesitan sea mucho más fácil, aseguraron los expertos.

Ahora, Medicare y Medicaid cubren los tres medicamentos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. para tratar el trastorno por el uso de opioides, aclaró Talbott. Estos son la metadona, la buprenorfina y la naltrexona.

Para ayudar con el distanciamiento social, el gobierno federal también ha comenzado a permitir que los centros del tratamiento entreguen dosis de los medicamentos para llevar a casa.

Hasta ahora, las personas tenían que acudir a su centro cada día para recibir su dosis de metadona, dijeron Stopka y Talbott.

Las dosis para llevar a casa permitieron que los centros de tratamiento gestionaran a los pacientes que toman metadona de forma más rápida y eficiente, apuntó Talbott.

"En ese periodo inicial, pudimos asignar a la mitad de los que normalmente vendrían a diario a lunes, miércoles y viernes, y a la otra mitad a martes, jueves y sábado, de forma que esos días podíamos reducir al número de pacientes a la mitad", observó. "A los que tenían una dosis estable podíamos suministrarles incluso para una semana".

Ahora, la preocupación es que cuando la pandemia se controle, los centros de tratamiento podrían perder parte de esta flexibilidad otorgada por el gobierno, lamentó Stopka.

"Si las personas tienen éxito con las dosis para llevar a casa y con las visitas de telemedicina, y ahora tienen que volver a ir a la clínica con una mayor frecuencia, habrá algunas personas que quizá no puedan conducir hasta la clínica, sobre todo en los lugares donde hay que conducir dos horas de ida y dos de vuelta", añadió Stopka.

Más información

El Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de EE. UU. ofrece más información sobre la COVID-19 y el uso de sustancias.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

FUENTES: Thomas Stopka, PhD, MHS, epidemiologist and associate professor, public health and community medicine, Tufts University School of Medicine, Boston; Zachary Talbott, MSW, president, Talbott Legacy Centers, Maryville, Tenn.

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