¿Quién muere joven por un ataque cardiaco en EE. UU.?

man with chest pain
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MIÉRCOLES, 22 de diciembre de 2021 (HealthDay News) -- Menos estadounidenses mueren de forma prematura por un ataque cardiaco, en comparación con hace unos años, pero el progreso se ha atascado en la última década, muestra una nueva investigación.

En el estudio, los investigadores examinaron 20 años de muertes por ataque cardiaco entre los estadounidenses menores de 65 años, es decir, las muertes que se consideran "prematuras".

El panorama general tenía buen aspecto: entre 1999 y 2019, estas muertes se redujeron en un 52 por ciento.

Pero tras una década de un declive bastante rápido, ese progreso se ralentizó tras 2011: hasta entonces, las muertes prematuras por el ataque cardiaco se habían reducido en un 4.3 por ciento al año, en promedio. Tras 2011, esto se desaceleró a un 2.1 por ciento al año.

Y dentro de esta tendencia general, encontró el estudio, ciertos grupos de estadounidenses tenían un riesgo particular de morir jóvenes de un ataque cardiaco.

Los afroamericanos tenían unas tasas de mortalidad más altas que sus contrapartes blancas, mientras que la tasa de mortalidad en las áreas rurales eran más altas que la de los habitantes urbanos.

Los hallazgos aparecen en la edición del 22 de diciembre de la revista Journal of the American Heart Association.

La solución no es simplemente cuestión de decirles a los estadounidenses que coman mejor y que hagan ejercicio, según el investigador, el Dr. Safi Khan, cardiólogo del Instituto Cardiaco y Vascular DeBakey del Hospital Metodista de Houston.

Los factores de riesgo tradicionales del ataque cardiaco, como la hipertensión, la obesidad y fumar sin duda son importantes, pero también lo son los "determinantes sociales de la salud", enfatizó Khan.

En general, esto se refiere a las condiciones de las vidas de las personas que afectan a su salud física y mental, por ejemplo las oportunidades educativas y laborales, y el acceso a una vivienda estable, unos alimentos nutritivos y la atención de la salud. Por ejemplo, si una familia tiene dificultades para pagar las facturas, es más fácil hablar de una dieta saludable que llevarla a cabo; si no tienen espacio para hacer ejercicio, ser físicamente activo es difícil.

Khan aseguró que se necesitan "esfuerzos sistémicos" para abordar las muertes prematuras por el ataque cardiaco, lo que incluye a las disparidades raciales y regionales observadas en este estudio.

La Dra. Connie Tsao, una cardióloga que no participó en el estudio, se mostró de acuerdo en que estos factores sociales más amplios son esenciales.

Anotó que, en la última década, ha habido un "aumento preocupante" en la obesidad y la diabetes en Estados Unidos y en todo el mundo. Y es probable que unas "crecientes brechas" en los determinantes sociales tengan un rol importante, planteó Tsao, presidenta del Comité de Estadísticas de Epidemiología y Prevención de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association).

"Este estudio y otros resaltan que hay mucho trabajo por hacer en todo el país para mejorar la equidad en la salud cardiovascular", señaló Tsao.

En el estudio, el equipo de Khan analizó datos de los certificados de defunción de una base de datos federal, de 1999 a 2019.

En general, las muertes prematuras por ataque cardiaco se redujeron con el tiempo: de poco más de 20 por cada 100,000 estadounidenses menores de 65 años en 1999, a 10 por cada 100,000 en 2019.

La brecha entre los estadounidenses negros y los blancos se estrechó con el tiempo, pero las tasas de mortalidad de los adultos negros siguieron siendo más altas. Por otro lado, el declive en las muertes se ralentizó tras 2011 en ambos grupos, y además en los adultos hispanos, cuya tasa de muerte prematura era más baja, en comparación con sus contrapartes tanto blancos como negros.

De manera similar, aunque las muertes prematuras se redujeron con el tiempo en los condados rurales, la tasa siguió siendo sustancialmente más alta en comparación con las áreas urbanas. Y tras 2011, la tasa de declive se ralentizó tanto en las ciudades como en las áreas rurales.

"Se han realizado innovaciones, y las terapias han mejorado", aseguró Khan.

Pero ahora hay que enfocarse en ayudar a las personas jóvenes a mantener una buena salud cardiovascular desde principios de la vida, y a prevenir el desarrollo de los factores de riesgo de la enfermedad cardiaca en primer lugar.

Tsao dijo que los jóvenes deben ser conscientes de que lo que hacen ahora afecta a su salud cardiaca del futuro.

"Es importante que las personas jóvenes recuerden que la acumulación de la carga de los factores de riesgo cardiovasculares ocurre con los años, y se origina en los hábitos y las actividades diarias", añadió. "También es crítico que los padres y los cuidadores inculquen unos hábitos saludables en los niños a principios de la vida".

Más información

La Asociación Americana del Corazón ofrece consejos para seguir un estilo de vida saludable para el corazón.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

FUENTES: Safi Khan, MD, MS, cardiology fellow, DeBakey Heart and Vascular Institute, Houston Methodist Hospital, Houston; Connie Tsao, MD, chairwoman, Epidemiology and Prevention Statistics Committee, American Heart Association, Dallas; Journal of the American Heart Association, Dec. 22, 2021, online

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