El tiempo en prisión acorta la vida de los estadounidenses negros, pero no de los blancos

man behind a prison bars
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MARTES, 28 de diciembre de 2021 (HealthDay News) -- Pasar un tiempo en prisión puede reducir de forma significativa la esperanza de vida de los afroamericanos, pero no de sus contrapartes blancas, encontró una nueva investigación.

Los estadounidenses negros que han pasado tiempo en la cárcel o en prisión tienen un 65 por ciento más de probabilidades de fallecer de forma prematura, incluso si ya han pasado años desde su encarcelamiento, según un análisis de datos de un estudio federal de décadas de duración.

Pero el tiempo en la cárcel no pareció tener ningún impacto significativo en la salud a largo plazo de los expresos blancos, reportaron los investigadores en una edición reciente de la revista JAMA Network Open.

"Esto es encima del hecho de que es mucho más probable que los individuos negros sean encarcelados en primer lugar que los individuos blancos", señaló el investigador principal, el Dr. Benjamin Bovell-Ammon, miembro visitante de medicina interna general del Centro Médico de Boston.

"En combinación, estos dos factores nos sugiere que el encarcelamiento en masa podría contribuir a las disparidades generales en la esperanza de vida que observamos entre los individuos negros y los blancos", añadió.

Estados Unidos encarcela a más personas que cualquier otro país del mundo, y su población encarcelada se ha cuadruplicado en las últimas cuatro décadas, comentaron los investigadores en las notas de respaldo.

Las personas negras y las de otros grupos minoritarios se han visto afectadas de forma desproporcionada por el encarcelamiento masivo, y pasar un tiempo en prisión durante la adultez temprana es igual de común entre los hombres negros que graduarse de la universidad entre los hombres blancos, observaron los investigadores.

Estudios anteriores han sugerido que el tiempo en la cárcel en sí podría ser dañino para la salud a largo plazo de las personas. Para examinar esta posibilidad, el equipo de Bovell-Ammon analizó los datos de la Encuesta longitudinal nacional de los jóvenes, un estudio que realiza la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) de EE. UU. desde 1979.

El estudio de la BLS reclutó a más de 7,900 personas de entre 15 y 22 años en 1979, y les dio seguimiento hasta 2018. Alrededor de la mitad eran varones, y un 38 por ciento eran negros.

"Esta es la primera generación de estadounidenses que llega a la mayoría de edad en lo que muchos denominan la era del encarcelamiento masivo, que comenzó en la década de los 80", comentó Bovell-Ammon. "Estos individuos se estarían acercando a los 60 años, así que cualquier muerte que haya ocurrido es, por definición, prematura".

Durante el seguimiento promedio de 35 años, 478 personas fueron encarceladas al menos una vez, y 818 fallecieron. Los datos de la BLS no monitorizaron cuánto tiempo cada persona pasó en la cárcel ni la causa de muerte, aclaró Bovell-Ammon.

Los investigadores encontraron que las personas negras tenían una tasa de mortalidad más alta tras pasar un tiempo en prisión. Por otro lado, los expresos blancos vivieron el mismo tiempo que habrían vivido de otra forma.

La forma en que las prisiones se administran podría tener algo que ver con este aumento en la tasa de mortalidad, planteó Bryan Skyes, profesor asistente de criminología, derecho y sociedad de la Universidad de California, en Irvine.

Se ha mostrado que el confinamiento solitario daña a la salud a largo plazo de una persona, y simplemente vivir con tantas personas más tan de cerca aumenta la propagación de enfermedades infecciosas, señaló Skyes, coautor de un editorial que se publicó junto con el estudio. La comida de prisión es mala y escasa, lo que con frecuencia hace que los prisioneros se llenen de comida basura malsana del economato.

Los prisioneros con una mala salud también pueden prever que van a recibir una mala atención médica, añadió Skyes.

Las prisiones "tienden a estar muy mal equipadas (de personal médico, experiencia médica e incluso simplemente suministros médicos) para afrontar los problemas de salud de los prisioneros", lamentó Skyes. "Algunos prisioneros tienen que esperar mucho tiempo antes de poder ver a un profesional médico, porque a veces el profesional médico viene una vez por semana".

Bovell-Ammon sospecha que es probable que el estrés al que se enfrentan los reclusos negros cuando salen de la cárcel tenga incluso más que ver con su salud a largo plazo que el tratamiento que recibieron tras las rejas.

"Cuando solicitan trabajo, es más probable que a un individuo blanco con antecedentes penales lo vuelvan a llamar que a un individuo negro con antecedentes penales", indicó. "Los negros ya se enfrentan a unas oportunidades limitadas, que empeoran incluso más tras pasar tiempo en prisión y tener antecedentes penales".

Las personas negras que vuelven a la sociedad tras cumplir su condena también deben lidiar con las alteraciones en sus redes sociales, oportunidades educativas y capacidad de acceder a programas como las viviendas de bajo precio y los cupones de alimentos, dijo Bovell-Ammon.

Además, es menos probable que las personas negras tengan suficiente dinero a mano o suficientes conexiones como para comenzar de nuevo con éxito y convertirse en miembros productivos de la sociedad, en comparación con las personas blancas, comentó.

"Si la persona o su familia tiene algún tipo de reservas de recursos a los que recurrir, o una red familiar o social donde haya acceso a oportunidades, hay muchas más oportunidades de recuperarse de un traspiés como un encarcelamiento", señaló Bovell-Ammon.

Se necesita una reforma de la justicia penal para proteger a los infractores no violentos contra estos efectos de salud a largo plazo, plantearon Bovell-Ammon y Skyes.

Los creadores de políticas y los legisladores deben "revisar si todas las personas que están en la cárcel deben estar en la cárcel o no, porque hay otras opciones disuasorias aparte de meterlos en una cárcel local o en una prisión estatal", enfatizó Skyes.

Bovell-Ammon se mostró de acuerdo en que estos hallazgos deberían motivar al público y a los creadores de políticas a pensar de forma más crítica en la seguridad pública y lo que significa.

"Si nuestras políticas para resolver el crimen e intentar promover la seguridad en realidad reducen la salud y la seguridad de algunos individuos, ¿hay formas de resolver el crimen que no provoquen de forma desproporcionada un daño injustificado a varias comunidades, en particular unas comunidades que ya están marginalizadas?", preguntó Bovell-Ammon.

Más información

Health Affairs ofrece más información sobre el encarcelamiento y la salud.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

FUENTES: Benjamin Bovell-Ammon, MD, MPH, visiting fellow, general internal medicine, Boston Medical Center; Bryan Sykes, PhD, MA, assistant professor, criminology, law and society, University of California-Irvine; JAMA Network Open, Dec. 23, 2021

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