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Los hispanos de EE. UU. tienen un riesgo más alto de enfermedad cardiaca, y muchos no se tratan: informe


JUEVES, 4 de marzo de 2021 (HealthDay News) -- Incluso tras sufrir un accidente cerebrovascular (ACV), muchos estadounidenses de origen hispano siguen teniendo una diabetes, una presión arterial u otras afecciones sin controlar, lo que aumenta su riesgo de que sufran un segundo ACV, encuentra un estudio reciente.

En el estudio participaron 404 adultos hispanos con antecedentes de ACV o "mini ACV", que es una reducción breve en el flujo sanguíneo al cerebro, que puede presagiar un accidente cerebrovascular en toda regla. Los investigadores encontraron que, a pesar de esos sustos, pocos pacientes tenían los factores de riesgo de ACV bajo control.

No pareció que la concienciación fuera el problema: la mayoría de los pacientes con hipertensión, colesterol alto o diabetes lo sabían.

Aun así, muchos no tenían esas afecciones bajo un buen control, encontró el estudio.

"Esto muestra que tenemos trabajo pendiente", aseguró el investigador sénior, el Dr. Fernando Testai, profesor asociado de neurología de la Universidad de Illinois, en Chicago. "Es una llamada de alerta para la comunidad médica".

El estudio, que se publicó en la edición en línea del 4 de marzo de la revista Stroke, no es el primero que descubre una alta prevalencia de riesgos de enfermedad cardiaca y de los vasos sanguíneos entre los estadounidenses de origen hispano.

Según la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association), más de la mitad de los hombres hispanos y alrededor de un 45 por ciento de las mujeres hispanas en Estados Unidos tienen alguna forma de enfermedad cardiovascular.

El nuevo estudio se enfocó en un grupo de pacientes que, debido a sus antecedentes de ACV, deberían idealmente tener las afecciones como la hipertensión y la diabetes bajo un estricto control.

Pero no fue así.

"Encontramos que menos de la mitad de los pacientes que sabían que tenían hipertensión habían reducido sus números a donde desearíamos que estuvieran", apuntó Testai.

Mientras tanto, apenas un tercio de los que sabían que tenían el colesterol alto habían bajado esos números, mostraron los hallazgos. Y de los pacientes que sabían que tenían diabetes, poco más de la mitad tenían la afección bajo un buen control.

Los motivos precisos no están claros. Pero muchos pacientes no tomaban los medicamentos estándar. Más o menos la mitad tomaban anticoagulantes, e incluso menos tomaban estatinas para reducir el colesterol.

Testai apuntó a algunos patrones amplios que el estudio descubrió.

Por ejemplo, mientras más edad tenían los pacientes, menos probable era que tuvieran la hipertensión o la diabetes bajo control. Esto podría apuntar a problemas para cumplir con los regímenes de medicamentos o los consejos sobre el estilo de vida, especuló Testai, o quizá a una atención de la salud de una calidad más baja en comparación con los pacientes más jóvenes.

Además, los pacientes que habían vivido más tiempo en Estados Unidos tendían a tener un peor control de la diabetes.

Una explicación potencial es que esos pacientes tenían más exposición a la dieta típica de EE. UU., con su abundancia de calorías de los alimentos procesados, dijo Testai.

El Dr. José Biller, profesor de neurología de la Universidad de Loyola, en Chicago, se mostró de acuerdo.

"Con frecuencia, los cambios en la dieta se atribuyen a la aculturación, y la comida con frecuencia se usa como una metáfora de la ciudadanía", dijo Biller, que también es experto voluntario de la Asociación Americana del Corazón y de la Asociación Americana del Accidente Cerebrovascular (American Stroke Association). "Somos lo que comemos. Todo el mundo se beneficia si reduce el consumo de sal, permanece activo y mantiene unos estilos de vida saludables".

Biller también apuntó que los pacientes podrían enfrentarse a unos obstáculos "críticos" que dificulten apegarse a los medicamentos, que incluyen desde las afecciones médicas coexistentes a sus propias creencias sobre los fármacos.

En algunos casos, dijo Testai, el idioma puede ser una barrera. Si los médicos necesitan comunicarse mediante un traductor, esto puede hacer que formar una relación firme entre proveedor y paciente sea más difícil, explicó.

La comunicación es clave, concurrió Biller. Añadió que los proveedores de atención de la salud necesitan "competencia cultural", y una habilidad de "escucha activa, y no ser condescendientes al hablar con los pacientes".

En una escala más amplia, dijo Biller, las personas que viven en comunidades que son "desiertos de atención de la salud" necesitan un mejor acceso a una atención de calidad.

En cuanto a qué pueden hace los pacientes, Testai enfatizó los cambios en la dieta, el ejercicio y, cuando sea necesario, perder peso.

"Los medicamentos son solo una parte de la historia", aseguró. "Se trata del estilo de vida sedentario. Se trata de la dieta".

Testai apuntó que las personas no necesitan una membresía en un gimnasio para hacer ejercicio. Realizar actividad física a lo largo del día es lo importante.

"Salga y dé una vuelta a la manzana", aconsejó. "Suba por las escaleras en lugar del elevador. Se trata de cambiar el estilo de vida general".

Más información

La Asociación Americana del Accidente Cerebrovascular ofrece más información sobre la prevención de los ACV.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

FUENTES: Fernando Testai, MD, PhD, associate professor, neurology, University of Illinois at Chicago; José Biller, MD, professor and chairman, neurology, Loyola University Chicago, Stritch School of Medicine, Maywood, Ill., and volunteer expert, American Heart Association/American Stroke Association, Dallas; Stroke, March 4, 2021, online

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