Los exjugadores de fútbol americano universitario sufren más trastornos cerebrales al envejecer

MRI image of human brain with red color marked focal lesion
MRI image of human brain with red color marked focal lesionAdobe Stock

JUEVES, 21 de abril de 2022 (HealthDay News) -- Los jugadores de fútbol americano universitario viven más tiempo que los que no jugaban, pero sufren más problemas relacionados con el cerebro al envejecer, encuentra un nuevo estudio.

Entre los exjugadores de fútbol americano de Notre Dame, estar en buena forma física se vinculó con menos muertes por enfermedades cardiacas y diabetes. Pero los exjugadores tenían cinco veces más probabilidades de sufrir deterioros del pensamiento y la memoria (la "cognición"), y 2.5 veces más probabilidades de sufrir dolores de cabeza recurrentes, encontraron los investigadores.

"Encontramos que la [tasa de mortalidad] general entre los exjugadores de fútbol americano universitario era significativamente más baja que entre los hombres de la misma edad de la población general de EE. UU.", señaló el investigador principal, Robert Stern, director de investigación clínica del Centro de ETC de la Universidad de Boston. (La ETC, o encefalopatía traumática crónica, es una degeneración del cerebro provocada por las lesiones repetidas en la cabeza).

En línea con informes sobre los exjugadores de la Liga Nacional de Fútbol Americano (National Football League, NFL), las tasas de mortalidad debidas a enfermedades cerebrales degenerativas, en concreto la enfermedad de Parkinson y la ELA (esclerosis lateral amiotrófica) fueron más altas entre los exjugadores universitarios que en la población general, mostró el estudio. Pero Stern anotó que la diferencia no tuvo una significación estadística.

De forma inesperada, los investigadores encontraron que las tasas de mortalidad por cánceres del cerebro y de otros lugares del sistema nervioso eran casi cuatro veces más altas entre los exjugadores universitarios que en la población general. "Esto sí tuvo significación estadística", dijo Stern.

El estudio no prueba que las lesiones por el fútbol americano provocaran el deterioro de las habilidades cognitivas, solo que parece haber una asociación. Pero estos hallazgos son similares a lo que se observa entre los exjugadores de la NFL, anotó Stern. Otras investigaciones han encontrado que los jugadores universitarios subestiman sus riesgos de salud.

Las consecuencias neurológicas a largo plazo de los golpes repetidos en la cabeza se observan en exjugadores de ambos niveles, aseguró.

"Pensaría que una forma importante de reducir el riesgo de trastornos cerebrales a una edad posterior en el fútbol americano es reducir la exposición general a impactos repetidos en la cabeza, incluso los impactos que resultan en conmociones sintomáticas, además del traumatismo subconmocional, que es mucho más común, es decir, las lesiones del cerebro que no resultan de inmediato en síntomas de conmoción", planteó Stern.

Añadió que esto no solo implica diseñar un casco más grande. "Significa prescindir de la cabeza en los partidos y los entrenamientos todo lo posible", dijo.

En el estudio, Stern y sus colaboradores encuestaron a 216 hombres que eran jugadores séniores en los equipos de fútbol americano Fightin Irish de Notre Dame entre 1964 y 1980. En total, los investigadores tenían datos sobre 447 jugadores de estas alineaciones.

Además de sus hallazgos sobre las muertes debidas a las enfermedades degenerativas del cerebro y de los cánceres del cerebro y otros lugares del sistema nervioso, los investigadores descubrieron algunas tendencias positivas.

Como grupo, los exjugadores tenía menos diabetes que otros, y vivían más. Las tasas de mortalidad por afecciones cardiacas, circulatorias, respiratorias y digestivas, y por cáncer de pulmón y violencia fueron significativamente más bajas entre los exjugadores que entre otros, mostraron los hallazgos.

Los exjugadores tenían un 65 por ciento más de probabilidades de sufrir trastornos cardiacos o de los vasos sanguíneos, y un 80 por ciento más de probabilidades de tener un colesterol alto a lo largo de la vida, pero era un 48 por ciento menos probable que tuvieran diabetes, informaron los investigadores.

Stern dijo que no puede explicar por qué los exjugadores tienen menos diabetes que otros. También se han reportado unos hallazgos similares respecto al colesterol y la diabetes en exjugadores de la NFL, anotó.

Es probable que el nivel más alto de enfermedades cardiacas se deba a unas tasas más altas de colesterol alto, y a un cuerpo y un índice de masa corporal en general mayores, sugirió Stern.

"Pero la tasa de mortalidad por enfermedad cardiaca de los exjugadores no parece ser más alta que la de la población general", añadió.

El motivo de que los exjugadores vivan más tiempo es otro tema complejo, dijo Stern.

"Estos exdeportistas universitarios de élite y los exprofesionales son, por definición, lo mejor de lo mejor, por así decirlo, en términos del atletismo, la forma física y otros rasgos", comentó, y añadió que es probable que fueran menos propensos a fumar cigarrillos, lo que reduce las tasas de mortalidad debida al cáncer de pulmón. En general, estas variables podrían resultar en unas tasas más bajas de mortalidad precoz.

Los investigadores anotaron que un 15 por ciento de los encuestados de Notre Dame que siguen con vida también jugaron fútbol americano profesional. No encontraron unas diferencias significativas en los resultados de salud entre ellos y los hombres que no jugaron a nivel profesional.

El Dr. Daniel Sciubba, vicepresidente sénior de neurocirugía de Northwell Health en Great Neck, Nueva York, afirmó que este estudio sugiere que el deterioro [mental] en los jugadores de fútbol americano mayores ya había comenzado en la universidad.

"Cuando uno ha acabado la universidad, hay una asociación de que tendrá una peor salud que un hombre de la misma edad que nunca jugó fútbol americano universitario", lamentó Sciubba.

A medida que los jugadores de fútbol americano universitarios se han vuelto más grandes y más rápidos, Sciubba sospecha que unos mejores cascos han hecho poca diferencia.

"Ahora hay chicos que corren 30 millas (48 kilómetros) por hora, pero en los 1950 corrían 15 millas (24 KM) por hora, así que es probable que sea un empate, porque ahora los chicos son más duros, fuertes y grandes", apuntó.

Sciubba dijo que los jóvenes deportistas deben pensar sobre las consecuencias a largo plazo de los deportes de contacto, como el fútbol americano, cuando eligen qué jugar.

"Debemos pensar sobre la cantidad de lesiones de cabeza repetitivas en los deportes con colisiones en los deportistas jóvenes, porque quizá 20 o 30 años después experimenten un deterioro cognitivo", advirtió.

La NFL dice constantemente que está cambiando las normas, anotó Sciubba. "Pero todavía quieren llevar a las personas a las gradas de un deporte con colisiones, un deporte de gladiadores", comentó. "Hay que pensárselo al apuntarse a deportes como el fútbol americano o el hockey, o esperar a que los líderes de estos deportes cambien las normas para limitar las lesiones repetitivas en la cabeza en el futuro".

La investigación se publicó en la edición en línea del 20 de abril de la revista JAMA Network Open.

Más información

Para más información sobre los deportes y las lesiones en la cabeza, visite la Asociación Americana de Cirujanos Neurológicos (American Association of Neurological Surgeons).

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

FUENTES: Robert Stern, PhD, director, clinical research, CTE Center, and professor, neurology, neurosurgery, anatomy and neurobiology, Boston University; Daniel Sciubba, MD, MBA, senior vice president, neurosurgery, Northwell Health, Great Neck, N.Y.; JAMA Network Open, April 20, 2022, online

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