Algunas afecciones de salud aumentan mucho el riesgo de ahogamiento

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LUNES, 9 de mayo de 2022 (HealthDay News) -- Con el verano llegan el calor y la natación. Pero, para algunas personas, saber nadar quizá no sea suficiente para garantizar su seguridad.

Esto se debe a que ciertas afecciones médicas aumentan en gran medida el riesgo de ahogamiento, según un nuevo estudio canadiense.

Alrededor de uno de cada tres adultos y niños de a partir de 10 años que se ahogaron en Canadá entre 2007 y 2016 sufrían una afección de salud crónica, encontró el estudio.

La lista la encabezaban las personas con enfermedad cardiaca isquémica, una afección común, y los que sufrían de trastornos convulsivos. Las mujeres de 20 a 34 años con trastornos convulsivos tenían un riesgo de ahogamiento 23 veces más alto que la población general, señalaron los investigadores.

"Es uno de los riesgos sobre los cuales advertimos a las personas, uno de los riesgos de los que somos muy, pero muy, conscientes", aseguró la Dra. Jacqueline French, profesora de neurología de la Facultad de Medicina de la NYU, en la ciudad de Nueva York, y directora médica de la Epilepsy Foundation. French no participo en el estudio.

Es un riesgo sobre el cual los médicos hablan con una persona que tiene un diagnóstico de epilepsia, comentó French.

En el estudio, el equipo de la investigación utilizó los datos de casi 4,300 ahogamientos de una base de datos canadiense.

La mayoría de los ahogamientos ocurrieron cuando la persona estaba sola. Las actividades que condujeron al ahogamiento fueron nadar (un 25 por ciento) y navegar (un 24 por ciento), y un 36 por ciento ocurrieron en lagos o estanques. Alrededor de un 81 por ciento de las personas que se ahogaron eran de sexo masculino. Más o menos un 63 por ciento de los ahogamientos ocurrieron en áreas urbanas, encontraron los investigadores.

"Si sufre un ataque cardiaco en tierra, si está caminando o tranquilamente sentado, puede llamar al 911, o si tiene un dolor de pecho mientras camina, puede parar", observó el Dr. Benjamin Levine, profesor de medicina interna del Centro Médico Suroeste de la Universidad de Texas, en Dallas.

"Pero si está en un lago o en el océano, y está en aguas profundas, no puede parar. Y si desarrolla una arritmia, en que el corazón comienza a latir de forma errática, esto puede hacer que se desmaye o pierda la conciencia", añadió.

"Es un lugar peligroso para sufrir algo que haga que pierda la conciencia o la capacidad de salir de una situación", dijo Levine.

La enfermedad cardiaca isquémica afecta a alrededor de 20 millones de personas en Estados Unidos, y la incidencia más alta se encuentra entre los hombres de a partir de 60 años. Sin embargo, la etapa inicial comienza a los 20 años, observó el Dr. Richard C. Becker, experto nacional voluntario de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) y director del Instituto Cardiaco, Pulmonar y Vascular de la Universidad de Cincinnati.

El paro cardiaco, que es la pérdida repentina de la función del corazón, se encuentra entre las causas de muerte más comunes de las personas con esta enfermedad.

Una persona que sufra de enfermedad cardiaca isquémica, lo que incluye a un ataque cardiaco anterior, la colocación de un dilatador o una cirugía de baipás coronario, se debe someter a una evaluación antes de iniciar un programa de ejercicio, aconsejó Becker.

"Con las recomendaciones y la orientación de un proveedor de atención de la salud para las personas con una enfermedad cardiaca conocida, nadar se reconoce como un medio excelente de ejercicio de bajo impacto de intensidad moderada", comentó Becker.

Además, añadió Levine, el ejercicio es una de las mejores formas para prevenir y reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular en el futuro.

"Cualquier nivel de ejercicio aumenta el riesgo por poco tiempo mientras lo hace durante ese periodo breve, pero hay que apuntar a un par de cosas importantes", planteó Levine. "La primera es que la actividad física regular previene que el ejercicio genere problemas, de forma que es de verdad importante que se establezca un patrón regular de actividad física".

Para las personas con trastornos convulsivos, incluso un baño en la tina conlleva riesgos, según el coautor del estudio, el Dr. Cody Dunne, médico residente de emergencias de la Universidad de Calgary, y sus colaboradores. "Ahogarse en tinas es común entre los que sufren de trastornos convulsivos, además de otras afecciones médicas preexistentes", escribieron los autores del estudio.

Con frecuencia, se aconseja a las personas con trastornos convulsivos que se duchen en lugar de usar la tina, apuntó French, y pueden usar un dispositivo especial en la ducha que cierra el agua en caso de una caída para ayudar a prevenir un ahogamiento en agua poco profunda.

En cuanto a la recreación en el agua, French dijo que la conseja a los pacientes con trastornos convulsivos que no naden solos. Si nadan, debe ser con alguien capaz de sacarlos del agua.

"Queremos que las personas con epilepsia lleven vidas satisfactorias y completas, y que sigan estando seguros. Hasta donde puedan hacer cosas, queremos que hagan cosas, pero de forma segura", añadió French.

Alrededor de dos tercios de las personas con epilepsia pueden conseguir un buen control con anticonvulsivos, observó French, pero más o menos un tercio seguirán teniendo convulsiones.

Los autores del estudio sugirieron que las campañas de salud pública podrían enfocarse al principio en estrategias de prevención entre las personas con afecciones de salud preexistentes y los ahogamientos en la bañera.

Los hallazgos se publicaron el 9 de mayo en la revista CMAJ (Canadian Medical Association Journal).

Más información

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. ofrecen consejos para la seguridad en el agua y la natación.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

FUENTES: Jacqueline French, MD, professor, neurology, NYU School of Medicine, and chief medical officer, Epilepsy Foundation, and fellow, American Academy of Neurology, New York City; Benjamin Levine, MD, member, American College of Cardiology Sports and Exercise Cardiology Council, and professor, internal medicine, University of Texas Southwestern Medical Center, Dallas; Richard C. Becker, MD, national volunteer expert, American Heart Association, and professor, medicine, and director, division of cardiovascular health and diseases, and director, University of Cincinnati Heart, Lung & Vascular Institute, Cincinnati, Ohio; CMAJ, May 9, 2022

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