El duelo puede ser devastador para las personas que se enfrentan a la insuficiencia cardiaca

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MIÉRCOLES, 6 de julio de 2022 (HealthDay News) -- ¿Puede alguien de verdad morir de un corazón roto?

Si esa persona tiene una enfermedad cardiaca grave, una nueva investigación sueca sugiere que quizá la respuesta sea que sí.

Tras analizar casi tres décadas de datos sobre casi medio millón de pacientes con insuficiencia cardiaca, los investigadores concluyeron que los que habían sufrido el duelo que conlleva la pérdida de un ser querido se enfrentaban a un aumento de entre un 5 y un 20 por ciento en su riesgo de fallecer de insuficiencia cardiaca en los próximos cuatro años.

Los hallazgos quizá ameriten una mayor atención de los familiares, amigos y médicos de los pacientes de insuficiencia cardiaca en luto, sobre todo justo después de la pérdida, planteó la autora del estudio, Krisztina László, profesora asociada del departamento de salud pública global del Instituto Karolinska, en Estocolmo.

La insuficiencia cardiaca, explicó László, "es una enfermedad crónica con un deterioro progresivo, en que el músculo cardiaco no puede bombear suficiente sangre para satisfacer las demandas de sangre y oxígeno del cuerpo".

Su equipo anotó que los estimados sugieren que más de 64 millones de hombres y mujeres de todo el mundo se enfrentan a la enfermedad.

En el estudio, los investigadores se enfocaron en los datos sobre la salud y el duelo de más de 500,000 pacientes, que habían sido recolectados por el Registro Sueco de Insuficiencia Cardiaca entre 2000 y 2018. También revisaron la información médica sobre los pacientes de insuficiencia cardiaca, que habían sido reunidos por el Registro Sueco de Pacientes entre 1987 y 2018.

Los pacientes habían nacido en Suecia en algún momento posterior a 1931, y muchos eran de mediana edad o mayores.

Al final, casi 59,000 de los pacientes (un 12 por ciento) sufrieron la pérdida de un ser querido. Y el equipo encontró un aumento significativo en el riesgo de que la insuficiencia cardiaca se volviera letal, dependiendo de la relación que el paciente con insuficiencia cardiaca tuviera con la persona que falleció.

Por ejemplo, perder un esposo, esposa o pareja provocó un aumento de un 20 por ciento en el riesgo de muerte por insuficiencia cardiaca, mientras que perder a un hermano o hermana se vinculó con un aumento de un 13 por ciento en el riesgo, y perder a un hijo o nieto se asoció con un aumento de un 10 y un 5 por ciento, respectivamente.

Pero los incrementos fueron mucho más altos de inmediato tras la pérdida, anotaron los autores del estudio, con un aumento general en el riesgo (en promedio) de un 78 por ciento en el periodo de siete días tras la pérdida de un ser querido.

Cuando se dividió según la relación, perder a un hijo provocó un aumento en el riesgo de un 31 por ciento en la primera semana, mientras que perder a un cónyuge o pareja provocó un aumento de un 113 por ciento.

Y perder a dos seres queridos fue peor que perder a uno: los pacientes con insuficiencia cardiaca experimentaron un aumento de un 35 por ciento en su riesgo de morir tras dos pérdidas, en comparación con un aumento del 28 por ciento tras la pérdida de un ser querido.

Pero el equipo de la investigación sí identificó una importante excepción a la regla: la pérdida de uno de los padres. No se observó un aumento en el riesgo de muerte entre los pacientes con insuficiencia cardiaca tras la pérdida de la madre o del padre.

László señaló que esto quizá refleje el hecho de que los pacientes en sí no eran muy jóvenes, de forma que "como miembros de nuestra cohorte de una mayor edad, la muerte del padre podría haber estado en línea con las expectativas sobre el ciclo vital".

En cuanto a qué podría explicar el aumento por lo demás general en el riesgo, los investigadores reconocieron que otros factores genéticos y de estilo de vida podrían tener un rol.

Aun así, un "mecanismo relacionado con el estrés" es la explicación probable de por qué una pérdida profunda parece traducirse en un mayor vulnerabilidad ante la insuficiencia cardiaca, señaló László.

De hecho, los investigadores afirmaron que un aumento en el riesgo de muerte podría tener u origen en la compleja forma en que el sistema neuroendocrino y el sistema nervioso parasimpático del cuerpo, entre otros, responden a los eventos muy estresantes y emocionales.

Los hallazgos se publicaron en la edición en línea del 6 de julio de la revista JACC: Heart Failure.

Identificar el vínculo entre el duelo y la dinámica de la insuficiencia cardiaca es una cosa, y encontrar una forma de prevenirlo es otra, advirtió la Dra. Maya Guglin, presidenta de la sección de insuficiencia cardiaca y trasplante del Colegio Americano de Cardiología (American College of Cardiology).

"No estoy segura de cómo se puede mitigar", apuntó Guglin. Una posibilidad podrían ser los betabloqueadores, que en general se recetan para reducir la presión arterial. Esto se debe a que el estrés emocional o físico extremo desencadena una respuesta de "lucha o huida" fomentada por las hormonas, y los betabloqueadores podrían ser una forma de frenar este proceso, explicó Guglin.

El Dr. Gregg C. Fonarow es director del Centro de Cardiomiopatía Ahmanson de la Universidad de California, en Los Ángeles.

Aunque no participó en el estudio, Fonarow anotó que antes de la investigación sueca, "estudios en muchas poblaciones generales han mostrado que la muerte de un cónyuge u otro familiar cercano se asocia con un aumento en la mortalidad".

Pero añadió que ninguna de las investigaciones anteriores se había enfocado en los pacientes con insuficiencia cardiaca de forma exclusiva.

Fonarow afirmó que, en un futuro, "se necesitan más estudios para determinar si proveer un mayor respaldo a los pacientes con insuficiencia cardiaca que pierden a un familiar cercano podrá mitigar este aumento en el riesgo".

Más información

Para más información sobre la insuficiencia cardiaca, visite los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

FUENTES: Krisztina László, PhD, associate professor, department of global public health, Karolinska Institute, Stockholm, Sweden; Maya Guglin, MD, PhD, chair, heart failure and transplant section, American College of Cardiology; Gregg Fonarow, MD, director, Ahmanson-University of California, Los Angeles Cardiomyopathy Center; JACC: Heart Failure, July 6, 2022, online

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