Un dulce estudio: unos osos bien alimentados ofrecen pistas sobre la diabetes en humanos

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Some of the Grizzly Bears used in the study Photo: Bob Hubner, Washington State University

JUEVES, 22 de septiembre de 2022 (HealthDay News) -- Cada año, los osos que hibernan son capaces de darse festines, aumentar una cantidad inmensa de peso, y entonces no hacer nada durante meses, todo esto sin sufrir diabetes como consecuencia para la salud. Ahora, los investigadores están cerca de comprender su secreto.

Unos científicos del Centro de Osos de la Universidad Estatal de Washington afirman que se han enfocado en ocho proteínas que parecen clave para mantener a los osos que hibernan libres de diabetes.

Estas ocho proteínas también tienen contrapartes humanas, lo que significa que los hallazgos podrían conducir en algún momento a una mejor comprensión sobre la diabetes en las personas, y quizá a nuevos fármacos, señalaron los expertos.

La diabetes tipo 2, por mucho la forma más común de la enfermedad, ocurre cuando el cuerpo ya no puede utilizar la insulina, una hormona, de forma adecuada. La insulina ayuda a llevar los azúcares de los alimentos a las células del cuerpo para que los utilicen como energía. Cuando las personas tienen diabetes, estos azúcares acaban acumulándose en la sangre.

Hay un precursor de la diabetes tipo 2 conocido como resistencia a la insulina, en que las células del cuerpo pierden de manera gradual su sensibilidad a la insulina y no pueden absorber con facilidad el azúcar del torrente sanguíneo.

En los humanos, la obesidad y la inactividad son importantes factores de riesgo de la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2.

Pero los osos que hibernan dedican una gran parte de sus vidas a comer en exceso, engordar y ser casi del todo sedentarios.

"Si se viera esto en los humanos, sería muy preocupante desde un punto de vista médico", aseguró Blair Perry, un investigador de la Estatal de Washington que trabajó en el estudio.

Resulta que los osos sí desarrollan resistencia a la insulina durante la hibernación. Pero sus niveles de azúcar en la sangre e insulina se mantienen estables, y no avanzan a la diabetes. Y cuando llega la primavera, y los osos vuelven a salir y moverse, su sensibilidad a la insulina se ha recuperado.

Comprender exactamente cómo el cuerpo de un oso logra esta hazaña podría tener unas implicaciones importantes para los humanos, dijo Perry.

En el nuevo estudio, él y sus colaboradores analizaron muestras de suero sanguíneo y células grasas de osos pardos que vivían en el Centro de Osos de la universidad. Algunas muestras se recolectaron durante la temporada de actividad, y otras durante la hibernación. En un periodo de dos semanas durante la hibernación, los investigadores alimentaron a los osos con agua de miel, lo que alteró en cierta medida la rutina normal de los animales. (Los osos en realidad pasan parte de su hibernación despiertos y se mueven un poco, pero no comen).

Entonces, en el laboratorio, los investigadores combinaron distintos cultivos celulares y muestras de suero. Por ejemplo, mezclaron las células grasas de la temporada de hibernación con el suero de la temporada de actividad, para analizar cómo esto alteraba la actividad genética de las células.

Cuando los investigadores pusieron el suero del periodo de hibernación interrumpido en células extraídas de osos en la hibernación regular, encontraron que estas células mostraban cambios en la actividad genética similares a los de las células de la temporada de actividad.

Esto permitió a los investigadores enfocarse en ocho proteínas que parecen ser clave en el cambio entre la resistencia a la insulina y la sensibilidad a la insulina.

Los hallazgos, que se publicaron en la edición del 21 de septiembre de la revista iScience, forman la base para estudios futuros. Perry afirmó que el próximo paso es averiguar la forma exacta en que esas proteínas cumplen su función en el cuerpo de los osos.

"Mientras más comprendemos sobre cómo esto funciona en los osos, más seguros estaremos para llevarlo a estudios con humanos", enfatizó.

Al final, dijo Perry, este tipo de trabajo podría conducir a nuevos medicamentos para tratar o prevenir la diabetes.

También anotó que la investigación con osos en hibernación podría tener unas implicaciones más amplias. A pesar de meses de vida sedentaria, los osos tampoco muestran efectos negativos en la masa muscular u ósea, otra consecuencia de salud a la que los humanos sedentarios se enfrentan.

La Dra. Emily Gallagher es profesora asistente de endocrinología, diabetes y enfermedad ósea de Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York. No participó en el estudio, pero revisó los nuevos hallazgos.

Gallagher afirmó que los investigadores saben mucho sobre la resistencia a la insulina en los humanos, pero que todavía queda mucho por aprender sobre sus mecanismos subyacentes.

"Aunque hay muchos tratamientos para la diabetes tipo 2, idealmente nos gustaría revertir la causa subyacente de la diabetes tipo 2, que en muchas personas es la resistencia a la insulina", añadió Gallagher.

Aunque está claro que los osos y los humanos son distintos, dijo, estudios como este pueden apuntar a nuevos genes y proteínas implicados en la resistencia a la insulina.

Como Perry, Gallagher apuntó que, ahora, los investigadores necesitan comprender mejor cómo las proteínas identificadas en los osos actúan sobre el metabolismo. Entonces, podrían averiguar si bloquear una proteína particular, o sus acciones (o, como alternativa, aumentarlas) podría ayudar a revertir la resistencia a la insulina.

Más información

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. ofrecen más información sobre la resistencia a la insulina.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

FUENTES: Blair Perry, PhD, postdoctoral researcher, School of Biological Sciences, Washington State University, Pullman; Emily Gallagher, MD, PhD, assistant professor, Division of Endocrinology, Diabetes and Bone Disease, Icahn School of Medicine at Mount Sinai, New York City; iScience, Sept. 21, 2022, online

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