¿Una forma sencilla de potenciar las habilidades de lectura de los niños?

child glasses reading
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VIERNES, 21 de octubre de 2021 (HealthDay News) -- Una pequeña adaptación podría hacer que leer sea un poco más fácil para los niños con dislexia, y también para sus compañeros de aula: aumentar la cantidad de espacio entre las letras impresas.

Este es el hallazgo de un pequeño estudio que evaluó los efectos del espacio "extragrande" entre las letras en la velocidad y la precisión de lectura de estudiantes escolares. Y amplía unas investigaciones contradictorias respecto a si las ayudas visuales son útiles para las personas con dislexia.

La dislexia es una discapacidad del aprendizaje que afecta a entre un 15 y un 20 por ciento de los estadounidenses, según la Asociación Internacional de la Dislexia (International Dyslexia Association). Provoca dificultades para leer, deletrear y escribir.

En el nuevo estudio, los investigadores encontraron que poner un espacio adicional entre las letras impresas pareció hacer que la tarea de leer fuera mucho más fácil para los niños con y sin dislexia.

En general, mejoró la velocidad de lectura de los niños en una prueba de 3 minutos. Y los que tenían dislexia redujeron hasta cierto punto los errores de lectura, específicamente la omisión de palabras.

Pero el tema de si el espacio adicional entre las letras, o cualquier ayuda visual, hace una diferencia significativa para los niños con dislexia es controversial.

Aunque hay una percepción popular de que la dislexia es un problema visual, años de investigación muestran lo contrario, indicó Daniela Montalto, una neuropsiquiatra pediátrica que no participó en el estudio.

"Múltiples estudios han descartado que la dislexia sea un trastorno del procesamiento visual y, por tanto, la implementación de ayudas visuales no la remedia ni la respalda", aseguró Montalto, del Hospital Pediátrico Hassenfeld de Langone de la NYU, en la ciudad de Nueva York.

Más bien, dijo, la dislexia se considera una discapacidad basada en el lenguaje.

La investigación sugiere que implica el procesamiento de los sonidos que conforman el lenguaje, y decodificar cómo se relacionan con las letras y palabras impresas. La discapacidad se origina sobre todo en las áreas de lenguaje del cerebro, apuntó Montalto.

Aun así, anotó, algunos investigadores han estado observando si una "debilidad" en el procesamiento visual podría contribuir a la lectura lenta observada en la dislexia.

Esto incluye a la investigación sobre las ayudas visuales para la lectura, como un espacio amplio entre las letras, transparencias de colores para reducir el cansancio visual, y fuentes que apoyen a la dislexia.

Algunos estudios han sugerido beneficios. Pero han tenido limitaciones que hacen que sacar conclusiones resulte difícil, según Montalto. Además, comentó, cuando otros investigadores han intentado replicar los resultados, han arrojado hallazgos contradictorios, en particular con las transparencias de colores.

Ahí entra el nuevo estudio, que se publicó en la edición del 29 de septiembre de la revista Research in Developmental Disabilities.

El estudio incluyó a 32 niños con y a 27 niños sin dislexia, emparejados según sus puntuaciones de CI. Los investigadores pidieron a cada niño que leyera cuatro textos cortos en voz alta, con o sin espacio adicional entre las letras, y con o sin transparencias de colores.

Resulta que las transparencia no hicieron ninguna diferencia en la velocidad o los errores de lectura. Pero la táctica del espacio entre las letras sí: los niños sin dislexia leyeron un 5 por ciento más rápido, en promedio, y la mejora fue más grande entre los niños con dislexia: de un 13 por ciento.

Los niños dislexia también tendieron a omitir menos palabras cuando leían el texto con más espacio. Pero no hubo ningún efecto en otros errores de la lectura, como decir la palabra equivocada o la mala pronunciación.

"Uno de los aspectos buenos del espacio adicional es que se puede utilizar para todo el mundo en la clase, y beneficiarlos a todos", aseguró el investigador principal, Steven Stagg, profesor de psicología de la Universidad Anglia Ruskin, en Reino Unido. "No señala a los niños con dislexia".

Stagg afirmó que para los maestros sería relativamente fácil utilizar el espacio adicional en los materiales impresos. Anotó que en Reino Unido está circulando una petición para que los centros de exámenes impriman los exámenes en ese formato. Y algunas compañías producen textos con espacio adicional, aseguró.

Stagg reconoció que las teorías que sugieren que la dislexia implica problemas con el procesamiento visual "no son concluyentes". También anotó que los niños con dislexia a veces tienen afecciones coexistentes, por ejemplo un trastorno de déficit de atención e hiperactividad o un trastorno ocular llamado síndrome de Meares-Irlen.

"Tal vez los otros trastornos sean lo que conspira para hacer que la lectura sea más difícil desde el punto de vista del procesamiento visual", indicó Stagg.

Según Montalto, no tomar en cuenta estas otras afecciones es una de las limitaciones de los estudios que evalúan las ayudas visuales en la dislexia. De manera similar, con frecuencia carecen de información sobre los tipos de remediación de la lectura que los niños ya han recibido.

La instrucción especializada para la lectura, en o fuera de la escuela, es la forma estándar de ayudar a los niños a gestionar la dislexia. Aunque modificar el espacio del texto o las fuentes quizá no haga daño, apuntó Montalto, no es un reemplazo para una ayuda integral.

"No remediará ni mejorará de inmediato las regiones del cerebro que son las principales responsables de la dislexia", añadió. "Y en algunos casos podría retrasar la iniciación de las intervenciones comprobadas, que se sabe que cambian de forma positiva los cerebros de los estudiantes disléxicos".

Más información

Aprenda más sobre la dislexia en la Asociación Internacional de la Dislexia.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

FUENTES: Steven Stagg, PhD, senior lecturer, psychology, Anglia Ruskin University, Cambridge, U.K.; Daniela Montalto, PhD, clinical director, neuropsychology and learning service, Hassenfeld Children's Hospital at NYU Langone, New York City; Research in Developmental Disabilities, Sept. 29, 2021, online

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