Otro punto negativo de la epidemia de opioides: más infecciones cardiacas

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JUEVES, 26 de abril de 2018 (HealthDay News) -- La crisis de opioides en EE. UU. tiene todavía otra consecuencia: un aumento en las infecciones cardiacas graves en un estado muy afectado por la epidemia.

Un nuevo estudio, realizado en el mayor centro médico de Virginia Occidental, encontró que las admisiones por endocarditis relacionada con el abuso de sustancias se multiplicaron por más de dos entre 2008 y 2015. Esto ocurrió en paralelo con un aumento en el consumo de sustancias en el estado.

La endocarditis es una infección potencialmente letal del revestimiento interno y las válvulas del corazón. Una forma de contraerla es mediante el uso de agujas sucias para inyectarse heroína u otras sustancias inyectables.

En 2015, encontraron los investigadores, 66 personas fueron admitidas en su hospital por endocarditis relacionada con el abuso de sustancias. Esa cifra supuso un aumento con respecto a 26 casos en 2008.

"Quizá 66 casos no parezca una cifra alta", dijo el investigador principal, el Dr. Mark Bates. "Pero esos pacientes están muy enfermos, y pueden pasar de semanas a meses en el hospital".

Bates es director de avances en investigación cardiovascular en el Centro Médico del Área de Charleston en Virginia Occidental, un estado que se ha visto muy afectado por la epidemia nacional de opioides.

Lo más frecuente fue que el abuso de sustancias citado en los expedientes de los pacientes fuera "mixto". Esa es la forma en que el hospital codifica a los opioides, que incluyen a analgésicos recetados como Vicodin (hidrocodona) y OxyContin (oxicodona), además de drogas ilegales como la heroína y el fentanilo producido ilegalmente, explicó Bates.

En general, la endocarditis se trata con antibióticos intravenosos durante 2 a 6 semanas, según los Institutos Nacionales de la Salud de EE. UU. En algunos casos, también se necesita cirugía para reparar las válvulas cardiacas dañadas, o para ayudar a eliminar la infección.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU., casi 64,000 estadounidenses fallecieron de una sobredosis de sustancias en 2016, y los opioides estuvieron involucrados en casi dos tercios de esas muertes.

Virginia Occidental tiene unas de las tasas más altas de muertes por opioides, y ha experimentado algunos de los aumentos más grandes en años recientes, anotaron los CDC. El estado tiene la tasa más alta de muertes por sobredosis de opioides entre las personas de 12 a 25 años, con casi 13 muertes por cada 100,000 personas, según Bates y sus colaboradores.

"Es simplemente triste", lamentó Bates.

Su estudio ilustra que la epidemia también es costosa en términos de la atención de la salud. Los 66 pacientes tratados en el hospital tan solo en 2015 acumularon casi 4.6 millones de dólares en gastos hospitalarios.

Pero la mayoría de pacientes carecían de seguro o tenían un seguro a través de programas del gobierno. Así que al hospital le reembolsaron una fracción de los gastos. A lo largo de todo el periodo del estudio, señalan los investigadores, el hospital facturó más de 17 millones de dólares, y apenas 3.8 millones de dólares fueron reembolsados.

Bates apuntó que, anecdóticamente, los pacientes en el estudio siguieron un camino típico. Comenzaron a abusar opioides recetados, y cuando se hizo más difícil conseguir esos medicamentos, pasaron a drogas ilegales baratas y fácilmente disponibles, como la heroína.

Se trata de un escenario común, afirmó el Dr. Arthur Williams, profesor asistente de psiquiatría en la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York.

"Muchos pacientes que comenzaron al principio a usar pastillas pasan a drogas más potentes que se pueden esnifar o inyectar, como la heroína", dijo Williams, que no participó en el estudio.

Si su adicción no se trata, apuntó, las consecuencias pueden incluir infecciones bacterianas potencialmente letales, y enfermedades como el VIH y la hepatitis C.

Aun así, dijo Williams, las personas solo obtienen los medicamentos recomendados para tratar la dependencia a los opioides, como la buprenorfina y la naltrexona, "raras veces".

Un problema es que muchos no viven cerca de un proveedor que ofrezca esos fármacos. Esto es particularmente así en un estado muy rural, como Virginia Occidental, anotó Bates.

La falta de acceso es un problema importante, concurrió John Auerbach, presidente de Trust for America's Health, una organización sin fines de lucro con sede en Washington, D.C., que se enfoca en las políticas de salud y en la prevención de las enfermedades.

Auerbach dijo que el país necesita ofrecer tratamiento a las personas que ya son adictas, y también prevenir que la "próxima generación" siga el mismo camino.

Esto incluye estudiar los problemas subyacentes que fomentan el abuso generalizado de opioides en áreas específicas del país, anotó.

Según Auerbach, "en lugares como Virginia Occidental, es probable que algunos de los factores incluyan el desempleo y la pobreza. Cuando la gente abandona la esperanza sobre el futuro, es terreno fértil para la adicción".

Se han tomado medidas para controlar las recetas inadecuadas de opioides por parte de los médicos. Y eso era necesario, afirmó Auerbach.

"Pero (la epidemia) no tiene una sola causa", añadió. "Así que no hay una sola solución".

Bates presentó los hallazgos el jueves en la reunión anual de la Sociedad de Angiografía e Intervenciones Cardiovasculares (Society for Cardiovascular Angiography and Interventions), en San Diego. Los hallazgos presentados en reuniones por lo general se consideran preliminares hasta que se publican en una revista revisada por profesionales.

Más información

El Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de EE. UU. ofrece un resumen sobre los opioides.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2018, HealthDay

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