Un investigador encuentra que, si se les anima, la mayoría de las personas le infligiría dolor a otras

Hallazgos hacen eco de un tristemente famoso estudio de obediencia psicológica de los 60

LUNES, 5 de enero (HealthDay News/Dr. Tango) -- Un estudio reciente encuentra que la gente de hoy en día podría estar tan dispuesta a seguir órdenes para hacer daño a los demás que hace casi medio siglo.

En una réplica de uno de los más famosos y controvertidos experimentos de psicología conductual, se pidió a los participantes de un estudio que administraran lo que creían que consistían en choques eléctricos cada vez más dolorosos a otras personas, en nombre de la ciencia. Al igual que ocurrió en el experimento original, la gran mayoría de los que administraban los choques continuaron aumentando la potencia aunque parecía que la gente que los recibía sentía dolor.

El estudio reciente, realizado por el profesor de la Universidad de Santa Clara Jerry M. Burger, intenta reproducir los experimentos de obediencia del fallecido Stanley Milgram. Los hallazgos fueron publicados en la edición de enero de la revista American Psychologist, que incluyó una sección especial sobre el trabajo de Milgram, 24 años después de su muerte.

"Cuando la gente conoce los resultados del trabajo de Milgram, con frecuencia se pregunta si los resultados serían distintos hoy en día", apuntó Burger en un comunicado de prensa publicado por la revista. "Muchos señalan las lecciones del Holocausto y aducen que hay una mayor concienciación social sobre los peligros de la obediencia ciega. Pero lo que encontré es que los mismos factores situacionales que afectaron la obediencia en los experimentos de Milgram siguen operando hoy en día".

Al igual que en los experimentos de Milgram en la Universidad de Yale en 1961, a los sujetos de Burger se les dijo que estaban ayudando a evaluar el efecto del castigo sobre el aprendizaje. Ante la orden de una figura de autoridad, el sujeto administraría lo que se le dijo que eran potentes choques eléctricos cada vez mayores a otra persona en una habitación separada. En realidad, la máquina que administraba los choques era falsa, y la figura de autoridad y la persona que recibía los supuestos choques eran parte del montaje.

En los experimentos de Milgram, 82.5 por ciento de los participantes continuaba administrando choques incluso tras escuchar los primeros gritos de dolor a un nivel de supuestamente 150 voltios.

En la réplica de Burger, el 70 por ciento también deseó continuar al llegar al mismo nivel. La diferencia entre ambas cifras no fue estadísticamente significativa.

En ambos experimentos, los hombres y mujeres obedecieron las órdenes de administrar los choques con índices similares.

Los experimentos no fueron completamente idénticos, debido a inquietudes y códigos éticos que han surgido desde la época de Milgram. Por ejemplo, Burger redujo el nivel máximo de "choques" de 450 a 150 voltios. También descartó a cualquier participante potencial si había tomado más de dos clases de psicología en la universidad, si estaba familiarizado con la investigación de Milgram o, en base a la evaluación de un psicólogo clínico, podría tener una reacción negativa al procedimiento del estudio. A los sujetos del estudio de Burger se les dijo al menos tres veces que podían abandonarlo en cualquier momento y recibir de cualquier manera $50 por participar en el experimento.

Varios psicólogos que comentaron en la misma edición de la American Psychologist cuestionaron si los dos estudios realmente son del mismo nivel, aunque señalaron que el nuevo estudio sigue siendo valioso.

"Aunque no se pueden hacer comparaciones directas de los niveles absolutos de obediencia entre el máximo de 150 voltios de la investigación de Burger y el máximo de 450 voltios de la de Milgram, los procedimientos de 'obediencia ligera' de Burger pueden ser usados para explorar más algunas de las mismas variables situacionales estudiadas por Milgram, además de evaluar variables adicionales", escribió Alan C. Elms de la Universidad de California en Davis, una de las personas que ayudó a Milgram en 1961.

Más información

La nueva versión del experimento ofrece más información sobre el experimento original de Stanley Milgram.


Artículo por HealthDay, traducido por Dr. Tango

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