Nuevos medicamentos contra el cáncer de mama ofrecen alternativas al tamoxifén

Estudios sugieren que los inhibidores de la aromatasa podrían ser más seguros y efectivos

DOMINGO 10 de abril (HealthDay News/HispaniCare) -- El largo reino del tamoxifén como el rey de los tratamientos del cáncer de mama podría ser desafiado por tres príncipes herederos, unos medicamentos conocidos como inhibidores de la aromatasa.

Durante las tres últimas décadas, el uso del tamoxifén ha sido una de las decisiones relativamente fáciles para las mujeres posmenopáusicas tras cirugía u otro tratamiento por cáncer de mama. El tamoxifén, un medicamento contra el estrógeno, ha ayudado a prevenir tanto la recurrencia del cáncer original, la enfermedad en el otro seno, o ambas cosas, en mujeres cuyos tumores son positivos en receptores de estrógenos.

El medicamento bloquea los efectos del estrógeno del tejido del seno, por lo que detiene o previene el crecimiento del cáncer. Se usa para tratar mujeres con cáncer de mama metastático (aquel en que la enfermedad se ha diseminado) o para reducir el riesgo de recurrencia luego de un tratamiento para cáncer de mama en etapa temprana.

La decisión de tomar tamoxifén era usualmente fácil porque no había otro tratamiento. Era tamoxifén o nada y, para la mayoría de las mujeres, nada era inaceptable. El tamoxifén tenían un sorprendente beneficio por cinco años, pero luego el beneficio declinaba marcadamente. Se demostró que diez años de tamoxifén no eran mejores que cinco años de tamoxifén. Sin embargo, el tamoxifén tenía sus desventajas aún durante sus largos años de beneficios, tales como una tasa adicional de cáncer endometrial, estadísticamente hablando, en las mujeres que lo tomaban.

Aún así, de acuerdo con el Dr. Neil Love de la Universidad de Miami, "se puede argumentar muy bien que esta pequeña pastilla ha prevenido más sufrimiento por cáncer que tal vez ningún otro agente sistémico en la historia de la terapia oncológica".

Ahora, con la introducción de los inhibidores de la aromatasa, una nueva clase de antiestrógenos, la situación ha cambiado dramáticamente y las mujeres, y sus oncólogos, tienen opciones. Para el tratamiento precoz antes de la cirugía (conocido como terapia adyuvante) el tamoxifén es sólo una de las opciones y no necesariamente la principal.

Es seguro que 30 años de experiencia con tamoxifén resultan atractivos y muchas mujeres se quedan con lo que ha sido comprobado. Después de todo, la terapia con tamoxifén ha reducido la enfermedad nueva en el otro seno en 47 por ciento, por ejemplo. El riesgo de cáncer endometrial en las mujeres que toman tamoxifén era pequeño pero real. Hubo cerca de la mitad de casos adicionales de cáncer endometrial en comparación con los casos de cáncer en el otro seno prevenidos.

"La decisión racional en este momento es seguir considerando al tamoxifén como el estándar dorado", de acuerdo con el Dr. Michael Baum, oncólogo británico y principal investigador de un estudio clave del inhibidor de la aromatasa conocido como anastrozole, que fue publicado al principio del año en The Lancet.

Sin embargo, Baum y otros consideran que el estudio sugiere que la hora del cambio está llegando. Éste y otros estudios se acumulan y demuestran que los inhibidores de la aromatasa son más seguros que el tamoxifén y que lo superan en la prevención de la recurrencia de la enfermedad en el otro seno. Lo que es más, se ha demostrado que uno de los inhibidores de la aromatasa, un medicamento llamado Femara, o letrozole, puede sustituir al tamoxifén luego de los cinco años y mantener el beneficio. Los otros dos podrían hacer lo mismo.

Algunos médicos iniciarían ahora con Arimidex o los otros en lugar de tamoxifén. Otros muestran datos que sugieren que un método prudente sería cambiar a un inhibidor de la aromatasa, tal vez el Aromasin, también conocido como exemestane, luego de dos o tres años de tamoxifén. Los resultados de los estudios muestran que las ventajas respectivas de los tres medicamentos aparecen en boletines con regularidad.

Lo que se hace cada vez más evidente, de acuerdo con el informe de la American Society of Clinical Oncology (ASCO), un importante grupo de oncólogos de los EE.UU., es que los inhibidores de la aromatasa deberían estar en algún punto de los cinco primeros años luego de la terapia primaria del cáncer de mama. Lo que sigue siendo un problema es el momento en que se deben usar los inhibidores de la aromatasa. Algo que tampoco se sabe es si los tres inhibidores de la aromatasa son intercambiables.

"La terapia adyuvante hormonal óptima para una mujer posmenopáusica con cáncer de receptores positivos incluye un inhibidor de la aromatasa como terapia inicial o luego del tratamiento con tamoxifén", decía el reporte de ASCO, el cual fue publicado en diciembre, justo antes de que los datos de cinco años del importante estudio de Arimidex (anastrozole) fueran publicados en The Lancet. "Las mujeres con cáncer de mama y sus médicos deben sopesar los riesgos y beneficios de todas las opciones terapéuticas".

Los proponentes del Arimidex consideran que el estudio de 9,366 mujeres con cáncer de mama localizado equivalía a una sólida evidencia de que la mejor idea para muchas es comenzar con un inhibidor de la aromatasa, y prescindir del tamoxifén por completo. "Ahora nos arriesgamos a decir que el anastrozole es nuestro tratamiento inicial preferido para mujeres posmenopáusicas con tumores con receptores positivos al estrógeno", de acuerdo con Baum. El estudio fue el primero en informar sobre los resultados de cinco años.

Las mujeres que tomaban anastrozole en el estudio tenían significativas mejoras en la supervivencia libre de la enfermedad y en el tiempo a la recurrencia, en comparación con las que tomaban tamoxifén. Sin embargo, en general, las mujeres que tomaban anastrozole no vivían más tiempo que las que tomaban tamoxifén.

El inhibidor de la aromatasa también previno algunos efectos secundarios que aparecen raramente con el tamoxifén. Éstos incluyen cáncer del cuello uterino, embolia pulmonar y trombosis de vena profunda.

En el estudio de Arimidex, las mujeres que tomaban el inhibidor de aromatasa tuvieron significativamente menos casos de cáncer endometrial que las mujeres que tomaban tamoxifén. Lo mismo fue verdad para otros importantes efectos secundarios del tamoxifén. Por otro lado, las mujeres que tomaban tamoxifén tuvieron menos fracturas óseas.

Más información

Visite la American Society of Clinical Oncology para ver la evaluación sobre los inhibidores de la aromatasa.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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