El cáncer desciende en la escala social

Lo que era en una vez la enfermedad de los ricos, ahora es más probable que ataque a los pobres

Miércoles, 19 de junio (HealthDayNews) -- El cáncer fue en un entonces el fallecimiento de los ricos. Pero la muerte por dicha enfermedad es ahora más el destino de los pobres de la nación, han encontrado científicos, gracias mayormente a cambios en los hábitos de fumar que han hecho el uso del tabaco cada vez menos popular entre los pudientes, pero algo relativamente cotidiano para sus contrapartes.

Un nuevo estudio realizado por investigadores gubernamentales han encontrado un marcado revés repentino en la mortandad por cáncer entre hombres estadounidenses durante el pasado medio siglo. Aunque en 1950 las muertes por cáncer eran casi 50 por ciento más común entre los ricos que en los pobres, para 1998 eran 19 por ciento más comunes en los grupos de ingresos más bajos. La mayor parte, pero no toda, del cambio se debe a una transferencia de las muertes de cáncer pulmonar de los ricos a los pobres, manifestaron los investigadores.

Las tendencias para la mortandad de cáncer total y el cáncer pulmonar suelen ser similares, y guarda constancia con el curso del tiempo en el fumar, expresó el autor del estudio Gopal Singh, un estadístico del Instituto Nacional para el Cáncer.

El dato positivo es que las muertes por tumores pulmonares y por el cáncer en general, han estado declinando últimamente. Este año, el cáncer pulmonar reclamará unas 150,000 vidas aproximadas, de acuerdo con la Sociedad Americana del Cáncer. Esto es menos de las 154,000 del pasado año.

Los hallazgos de Singh aparecen en la edición de hoy de la "Journal of the National Cancer Institute". Tanto él como sus colegas trazaron un diseño de las tasas de mortandad de cáncer y las compararon en cuanto a los estatus económicos y sociales de países, divididas en cinco categorías desde los más pobres hasta los más ricos. El estatus socioeconómico de un área fue un reflejo del ingreso promedio de sus residentes, el nivel de educación, la ocupación y varios otros factores.

En un segundo estudio, también publicado en la revista del instituto para el cáncer, el grupo de Singh buscó los efectos de la clase en los índices de mortandad de cáncer pulmonar y colorrectal los dos principales asesinos del cáncer de EE.UU. tanto en hombres como en mujeres.

En 1950, los hombres de clases más altas tenían índices mayores de mortandad de cáncer pulmonar que aquellos en sectores más pobres de la sociedad. No obstante se intercambió los papeles en los 1970 y más allá, y para 1998 las muertes por cáncer pulmonar fueron 56 por ciento más común entre jóvenes en la clase más pobre que aquellos en la más rica. Fueron 38 por ciento mayores en hombres mayores de 65 años en el escalón inferior en comparación con el superior.

Las muertes por cáncer pulmonar en mujeres mayores de 65 años ascendió casi ocho veces entre 1950 y 1998, encontró el grupo de Singh. Las tazas más altas se vieron en los grupos más ricos. Singh planteó que esto refleja probablemente un retraso en el impacto de índices de fumar mayores en mujeres más pudientes hace 20 ó 30 años.

Aunque cambios en los hábitos de fumar representan la mayor parte del cambio en los índices de mortandad por cáncer pulmonar, no son la historia completa. Incluso entre no fumadores, la mortandad por cáncer pulmonar tiende a ser más alta en hombres y mujeres en grupos con una mala situación económica, expuso Singh, de manera que otros factores pueden estar en juego.

El cuadro era menos claro para el cáncer colorrectal. Las muertes por la enfermedad incrementó entre hombres pobres al pasar las décadas pero disminuyó en hombres ricos y en mujeres de todos los grupos sociales y económicos.

Los investigadores dijeron que es poco probable que el acceso al cuidado haga mucha diferencia en la supervivencia del cáncer pulmonar, que tiene una prognosis generalmente sombría. Pero podría tener mayor influencia en el cáncer colorrectal, para el cual un diagnóstico temprano es de vital importancia. La prueba es parte del campo de servicios a la salud, comentó Singh.

La personas en comunidades más acaudaladas, quienes presumiblemente tienen mejor acceso a pruebas de cáncer colorrectal, son más probables que sobrevivan a la enfermedad. Dicha tendencia se mantiene incluso luego de dar cuenta de la etapa de los tumores en el diagnóstico, lo que sugiere que el pobre podría tener un cuidado médico inferior o general de cáncer.

Estas brechas probablemente persistirán e incluso se ampliarán, manifestó Singh, si siguen siendo fuertes las diferencias actuales de pobres y ricos en cuanto al fumar y los hábitos de ejercicio, la dieta, el acceso a pruebas de cáncer, y los patrones de la enfermedad como la diabetes.

Norman Anderson, un profesor de la Escuela de Salud Pública de Harvard, expresó que los nuevos hallazgos no son sorprendentes.

"Hemos sabido desde hace algún tiempo que un estatus socioeconómico más bajo, si se mide en un nivel individual o en un nivel de área, se relaciona con una amplia serie de resultados de salud adversos". Sin embargo, señaló, es uno de los pocos estudios que examina cómo estas relaciones cambian con el tiempo.

Anderson, un anterior director asociado de los Institutos Nacionales de la Salud, sostuvo que los resultados debe impulsar a los científicos y a los fabricantes de política a evaluar más allá de la difícil situación de la persona pobre hasta la salud de la comunidad en la cual él o ella vive. Resulta ser que los lugares tienen un efecto real y poderoso en la salud.

Los científicos han encontrado que, por ejemplo, las personas con recursos quienes eligen vivir en vecindarios con limitación económica tienen porcentajes mayores de muerte temprana que sus pares de la misma clase que viven en áreas acaudaladas.

"Tenemos que pensar acerca de qué está sucediendo en estos vecindarios socioeconómicos diferentes", aseveró Anderson. "Tenemos que dirigirnos a las causas más fundamentales de cosas como el fumar y el cáncer".

El doctor Alvin Tarlov, director ejecutivo del Instituto de Texas para la Salud de la Población y la Sociedad en Rice University en Houston, llamó a los nuevos hallazgos "asombrosos". Y concordó con Anderson con que el comportamiento individual puede explicar sólo una fracción de los efectos en la salud de la comunidad.

"Las excesivas estructuras sociales jerárquicas que son características de la vida americana son un serio factor de riesgo para la enfermedad", abundó Tarlov. "El castigo no es sólo para las personas de abajo, también se penaliza las personas de arriba. Es algo penetrante en cuanto a las implicaciones", señaló.

Qué hacer

Para más sobre el cáncer en los Estados Unidos, visita el Instituto Nacional para el Cáncer o la Sociedad Americana del Cáncer.

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