Terapia hormonal protege a pacientes de cáncer prostático

Medicamento de supresión hormonal junto con la radiación pueden aumentar los índices de supervivencia

Jueves, 11 de julio (HealthDayNews) -- Añadir tratamientos para suprimir la testosterona a la terapia radioactiva puede mantener a los hombres con problemas prostáticos vivos y libres de cáncer por más tiempo que con la radiación por sí sola, encontró un estudio.

Combinar las dos terapias al comienzo del tratamiento condujo a una taza de supervivencia 16 por ciento mayor sobre ligeramente más de un periodo de cinco años, de acuerdo con el estudio. Eso significa que 16 hombres más de cada 100 con la enfermedad vivieron si recibieron la dos terapias en comparación con la radiación sola.

Una versión anterior de los hallazgos, que se reportaron esta semana en "The Lancet" por un equipo internacional de investigadores, ayudó a establecer los patrones de cuidado para hombres, con cáncer prostático localmente avanzado. En estos hombres, el tumor principal ha abandonado la glándula pero no ha emigrado lejos del cuerpo.

"Lo que estamos evaluando es un beneficio de supervivencia admirable", expresó el doctor Padraig Warde, un oncólogo de radiación del Hospital Princess Margaret de la Universidad de Toronto, y coautor del estudio. Considerando los porcentajes de éxito más modestos de los tratamientos para otros cánceres, el efecto de añadir la terapia hormonal a la radiación, es "enorme", opinó.

Cada año se diagnostica con cáncer de la próstata a unos 180,000 hombres estadounidenses. De éstos, aproximadamente 15 por ciento son candidatos para medicamentos de supresión hormonal con radiación añadida, comentó Warde.

Los tan llamados tratamientos antiandrógenos suprimen la testosterona, la hormona sexual masculina que estimula el crecimiento celular de la próstata. Aunque eficaz, la terapia conduce a un serie de efectos secundarios desagradables, incluyendo impotencia, sofocones, letargo y osteoporosis, que complica la decisión de tomarla.

Warde y sus colegas dieron seguimiento a 412 hombres con cáncer prostático agresivo que no se había difundido ampliamente a través del cuerpo pero había dejado la glándula.

Todos los hombres, cuya edad promedio era 71 años, fueron medicados con rayos de terapia de radiación para matar las células cancerosas y también se suministró a la mitad inyecciones regulares del medicamento antiandrógeno goserelin.

Goserelin es un agonista luteinizante hormonal (LHRH, por sus siglas en inglés) que evita que los testículos produzcan testosterona. AstraZeneca, que mercadea el medicamento como Zoladex, lo proveyó para los investigadores.

Las inyecciones comenzaron al mismo tiempo que la radiación, pero duraron tres años en lugar de siete semanas para la terapia radioactiva.

Los investigadores estuvieron siguiendo a los hombres por un periodo de 5.5 años. Durante ese tiempo, tres cuartas partes de aquellos quienes recibieron los tratamientos de hormona y la radiación no dieron señales de cáncer recurrente, en comparación con 40 por ciento de los hombres quienes recibieron la radiación por sí sola. El número con metástasis distante fue también considerablemente menor en el grupo de la combinación; 10 vs. 29 por ciento.

El índice de supervivencia general fue más alto en el grupo de terapia de la combinación 78 vs. 62 por ciento. Y hubo muchas menos muertes atribuidas al cáncer prostático 42 vs. 12, indicaron los investigadores.

Los investigadores notaron que el método de radiación que utilizaron no fue la forma más moderna del tratamiento, que ahora permite a los doctores dirigir altas dosis a un área más concentrada del tejido del tumor.

El doctor Ralph de Vere White, director del centro de cáncer en la Universidad de California, Davis, señaló que el estudio apoya la recomendación de que los hombres con tumores prostáticos avanzados pero localizados reciban tratamiento de bloqueo hormonal mientras se les suministra radiación.

Sin embargo, añadió, que lo que permanece sin contestar es por cuánto tiempo deben tomar los medicamentos y cómo, exactamente, está ayudando la medicación; es posible, por ejemplo, que la supresión hormonal simplemente aumente la radiación mientras se experimenta ese tratamiento. Si ese es el caso, quizás ambas terapias puedan detenerse al mismo tiempo.

Pero si, según sugiere el más reciente estudio, suprimir la testosterona previene que el cáncer prostático se esparza, será mucho mejor para los pacientes tomarla mucho después de terminar la radiación. Hasta este momento, "es muy difícil separarlas", expuso de Vere White.

Warde lleva a cabo ahora un estudio que compara la radiación junto a la terapia de supresión hormonal con los tratamientos hormonales por sí solos para abordar esa misma cuestión. El estudio incluirá más de 650 hombres con cáncer prostático localmente avanzado.

Qué hacer

Para conocer más acerca del cáncer prostático, visita MEDLINEplus o la Sociedad Americana del Cáncer.

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