El miedo provocado por mala información podría alejar a los pacientes de las estatinas, que son saludables para el corazón

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MIÉRCOLES, 27 de marzo de 2019 (HealthDay News) -- Más de una cuarta parte de las personas que podrían beneficiarse al tomar estatinas no lo hacen, y una nueva encuesta sugiere que aunque no hay suficientes médicos que estén recetando los medicamentos para reducir el colesterol, los temores sobre los efectos secundarios también podrían tener algo que ver.

"Hay tanta información errónea sobre las estatinas en los medios que claramente se ha extendido, y ahora está afectando la capacidad de las personas de tomar estos medicamentos y mejorar su salud cardiovascular", señaló la autora principal, la Dra. Corey Bradley, investigadora en el Instituto de Investigación Clínica Duke, en Durham, Carolina del Norte.

La nueva encuesta se enfocó en casi 5,700 adultos mayores a quienes se había recomendado la terapia con estatinas, basándose en datos guardados en un registro nacional que monitoriza la gestión del colesterol y el tratamiento de la enfermedad cardiaca.

Entre las estatinas populares recetadas se encuentran la atorvastatina (Lipitor), la rosuvastatina (Crestor), la pravastatina (Pravachol) y la simvastatina (Zocor).

Más de un 26 por ciento de los pacientes (1,511) no tomaban estatinas aunque se beneficiarían de las mismas, reveló la encuesta.

Alrededor de un 31 por ciento de los que no tomaban estatinas dijeron que habían iniciado los medicamentos pero habían parado, y un 10 por ciento adicional dijeron que habían rechazado los medicamentos rotundamente cuando un médico los recomendó, encontraron los investigadores.

Los efectos secundarios fueron el motivo más común que esas personas citaron, y era menos probable que creyeran que las estatinas eran seguras que las personas que las usaban.

Pero también hay evidencias firmes de que los médicos no están haciendo todo lo posible por recetar esos fármacos a quienes los necesitan.

Un 59 por ciento de los adultos que no tomaban estatinas dijeron que no lo hacían porque un médico nunca les había ofrecido una receta.

Es posible que a algunas de esas personas les ofrecieran estatinas y que lo olvidaran, pero eso en sí es incriminatorio, lamentó Bradley.

"Si un paciente no recordaba la conversación, es probable que no fuera efectiva", dijo. "Debemos mejorar la forma en que abordamos esas conversaciones, y seguir teniéndolas".

Los hallazgos aparecen en la edición del 27 de marzo de la revista Journal of the American Heart Association.

La información mala o errónea que circula sobre las estatinas está superando a los esfuerzos de los médicos por lograr que los pacientes tomen los medicamentos para combatir el colesterol, comentó la Dra. Nieca Goldberg, que no participó en el estudio. Goldberg es cardióloga y directora médica en el Centro de Salud de las Mujeres Joan H. Tisch Langone de la NYU, en la ciudad de Nueva York.

Se estima que hasta 1 de cada 10 pacientes tiene un efecto secundario por las estatinas, señaló Goldberg. El efecto secundario que se reporta con la mayor frecuencia son los dolores musculares.

A pesar de esto, los ensayos clínicos han mostrado que la diferencia en los síntomas de dolor muscular entre las personas que toman estatinas y las que toman placebos es de menos de un 1 por ciento, y de alrededor de un 0.1 por ciento entre las personas que dejaron de tomar estatinas debido al dolor muscular, según una revisión publicada en diciembre en la revista Arteriosclerosis, Thrombosis, and Vascular Biology.

"Cuando los pacientes reciben un nuevo fármaco, lo hablan con sus amigos o lo investigan en internet, y reciben mucha información", dijo Goldberg. "Algunos de los pacientes que están realmente preocupados sobre tomar el fármaco en verdad solo se enfocan en los efectos secundarios. Entran en internet y leen los efectos secundarios del fármaco, y nadie les pone esos datos en perspectiva".

Era más probable que los pacientes reportaran que nunca les habían ofrecido una estatina si eran mujeres (unas probabilidades un 22 por ciento más altas), negros (un 48 por ciento más altas), o carecían de seguro (un 38 por ciento más altas). Los que iban al cardiólogo tenían más probabilidades de que les ofrecieran una estatina que los que acudían a atención primaria.

Bradley y Goldberg dijeron que los médicos deben encontrar mejores formas de hablar con los pacientes sobre las estatinas y los efectos secundarios percibidos de los fármacos, sobre todo si la persona ha dejado de tomarlas.

A pesar de sus preocupaciones, alrededor de un 60 por ciento de los pacientes que dejaron de tomar una estatina considerarían volver a intentarlo, mostró la encuesta.

"Tenemos una tendencia a creer que si un paciente deja de tomar un medicamento que tomaba antes, la puerta se ha cerrado", apuntó Bradley. "Este estudio sugiere que debemos volver a conectar con el paciente y hablar sobre sus inquietudes".

Goldberg dijo que anima a sus pacientes a plantear sus preguntas e inquietudes a través de un portal de internet seguro, "para que haya un diálogo continuo".

"No siempre queremos recetar un medicamento a todo el mundo, pero sí queremos reducir el riesgo de una persona, y a veces reducir el riesgo de una enfermedad cardiaca implica no solo dieta y ejercicio, sino que se necesita un medicamento", añadió Goldberg.

Más información

La Clínica Mayo tiene más información sobre los efectos secundarios de las estatinas.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2019, HealthDay

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