AHA: Hispanos en algunos condados tienden más a morir por enfermedad del corazón, ataque cerebral

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MIERCOLES, 19 de septiembre de 2018 (American Heart Association) -- Según un nuevo estudio, hispanos que viven en condados con concentraciones altas de sus pares étnicos tienen una probabilidad de más del 60 % de morir por enfermedad del corazón y por ataque cerebral.

Como grupo, los hispanos tienen tasas de mortalidad más bajas de enfermedad del corazón y de ataque cerebral a pesar de tener tasas altas de presión arterial alta sin controlar, diabetes, y otras condiciones de salud crónicas que conllevan a cardiopatía y a ataque cerebral. Investigadores han llamado a esto la "paradoja hispana".

Pero nuevos hallazgos publicados el miércoles en la revista científica Journal of the American Heart Association, muestran que algo más puede afectar a comunidades con una población alta de hispanos. El estudio también pone en duda estudios anteriores que concluyeron que las personas en zonas con poblaciones numerosas de sus pares étnicos y raciales se benefician de vivir en esos enclaves porque recalca que los hábitos culturales más salubres y proporciona apoyo social.

"Hay algo en estos condados que no entendemos en su totalidad", dijo la doctora Fatima Rodriguez, la autora principal del informe y una cardióloga especializada en prevención de la Universidad de Stanford en California.

El estudio analizó estadísticas de mortalidad de una década de 715 condados en Estados Unidos. Los investigadores seleccionaron condados en los que por lo menos 20 adultos hispanos murieron anualmente entre 2003 y 2012. La mayoría de los lugares con las tasas más altas de mortalidad por enfermedad del corazón y por ataque cerebral se encontraron en Texas, un estado que tiene una de las poblaciones hispanas más grandes del país.

Las estadísticas federales muestran que los adultos hispanos tienen tasas altas de problemas de salud crónicos similares a las de sus pares de raza negra, quienes tienen una probabilidad más alta de morir por enfermedad de corazón y por ataque cerebral, la primera y la quinta causa de muerte en estadounidenses.

Según estadísticas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, aproximadamente 17 % de adultos hispanos tiene diabetes, a comparación con 18 % de adultos de raza negra y 9,6 % de adultos de raza blanca. Las cifras también muestran que los adultos hispanos tienden a tener tasas similares de obesidad y de presión arterial alta sin controlar que sus coetáneos de raza negra.

Sin embargo, el estudio de Rodriguez ofrece información sobre las características sociales que pueden ser indicadores de calidad de salud.

Por ejemplo, las tasas de personas cuyos ingresos por debajo del índice federal de pobreza eran más altas en los condados en los que los habitantes hispanos representaron más del 54 % de la población. También tenían una tasa más alta de personas sin seguro médico y una proporción menor de doctores de cabecera, lo que indica que esas personas tenían opciones limitadas para cuidados preventivos de salud.

Por más de dos décadas, investigadores de enfermedad del corazón y de ataque cerebral han estudiado la relación entre la salud cardiovascular y la densidad poblacional de grupos minoritarios en Estados Unidos, dijo el doctor Gbenga Ogedegbe, director de la división de salud y de comportamiento del Departamento de Salud Poblacional NYU Langone en Nueva York. Pero Ogedegbe dijo que este estudio sobresale porque analizó la tasa de mortalidad.

La mayoría de los estudios que han investigado la salud cardiovascular en concentraciones de grupos étnicos y raciales se han concentrado en la presión arterial alta, la diabetes, y otras condiciones crónicas que pueden conllevar a cardiopatía y ataque cerebral, dijo Ogedegbe, un médico por más de dos décadas que no participó en este estudio.
Mientras el estudio de Rodriguez sugiere que la gente que vive rodeada de sus pares culturales no es muy saludable, Ogedegbe advirtió que ese resultado no se debe aplicar a todos los subgrupos hispanos.

Dijo que el acceso a cuidados preventivos, la disponibilidad de frutas y verduras y otros factores ambientales podrían explicar por qué las tasas de mortalidad son más altas en zonas con proporciones mayores de esos habitantes.

"Su vecino no es el problema", comentó. "La enfermedad cardiovascular no es una enfermedad infecciosa, ¿verdad? Es una condición crónica que tiene que ver con los comportamientos de estilo de vida del individuo".

Rodriguez y Ogedegbe dijeron que una limitación del estudio es que no provee información sobre la calidad de vida y otras características relevantes de las personas que viven en los condados que observaron los científicos.

Pero las medidas sociales que recopilaron sugieren que las autoridad federales, estatales y locales de salud pública deben redoblar sus esfuerzos de educación en la prevención de enfermedad del corazón y de ataque cerebral, y las condiciones que pueden conllevar a ellos.

"Nos estamos dando cuenta que donde uno vive tiene la misma importancia en cuanto [al control de] los factores de riesgo", dijo Rodriguez.

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