La grasa en sí, y no su ubicación, podría ser la clave de los problemas cardiacos

Un estudio contradice la antigua creencia de que las personas con cuerpos en forma de manzana se enfrentan al mayor riesgo
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JUEVES, 10 de marzo (HealthDay News/HolaDoctor) -- En un hallazgo que contradice a investigaciones anteriores, un estudio internacional sugiere que ser obeso aumenta las probabilidades de ataque cardiaco o accidente cerebrovascular independientemente de dónde se almacene la grasa excesiva en el cuerpo.

Eso cuestiona la ampliamente adoptada idea de que no toda la obesidad es igual, y de que las personas con forma de manzana, que tienen la grasa sobre todo en el tronco, se enfrentan a un mayor riesgo de problemas cardiacos que aquellas que tienen la grasa excesiva en las caderas u otras partes.

Los investigadores responsables del nuevo estudio dicen que no es así. Cuando se trata de la obesidad y la enfermedad cardiaca, ninguna grasa adicional es buena grasa, independientemente de dónde termine, según encontró su análisis.

"La sociedad ha aceptado la idea de que si uno tiene más peso alrededor del tronco, el riesgo de enfermedad cardiaca es superior", apuntó el Dr. Emanuele Di Angelantonio, coautor del estudio y profesor de evaluación médica de la Universidad de Cambridge, Inglaterra. "Pero en realidad, este estudio muestra que la ubicación de la grasa no importa. Si tiene sobrepeso, está en riesgo. Punto".

Sin embargo, el asunto se complica por el hallazgo adicional del estudio de que las medidas diagnósticas estándares de la grasa, como el índice de masa corporal (IMC), la circunferencia de la cintura y la proporción entre la cintura y la cadera, no son métodos confiables para evaluar el riesgo de enfermedad cardiaca.

Afirma que las medidas del colesterol en sangre y de la presión arterial son mejores indicadores.

"Aunque un nivel excesivo de grasa sigue siendo un factor de riesgo muy importante, para los [médicos] que realmente deseen predecir el riesgo cardiovascular en los pacientes, es suficiente observar el colesterol, la presión arterial, la diabetes y el tabaquismo, independientemente del estado de obesidad del paciente", aseguró Di Angelantonio.

Los hallazgos del estudio, desarrollado por un equipo global de doscientos científicos de 17 países, y con sede en la Universidad de Cambridge en Reino Unido, aparecen en la edición en línea del 11 de marzo de la revista The Lancet.

Para explorar el poder de predicción de varios factores de riesgo de la enfermedad cardiaca, los investigadores examinaron los datos de 58 estudios que incluyeron a más de 222,000 hombres y mujeres de 17 países.

Ninguno de los participantes de los estudios tenía un historial de enfermedad cardiaca. Los datos de la mayoría de personas incluían lecturas del IMC, medidas de la circunferencia de la cintura, las proporciones entre cintura y cadera, la edad, el sexo, los antecedentes de tabaquismo, lecturas de la presión arterial, antecedentes de diabetes y medidas de colesterol. En casi 64,000 personas, se llevaron a cabo evaluaciones periódicas de los depósitos de grasa durante varios años.

Durante una década, más de 14,000 participantes sufrieron de un ataque cardiaco o accidente cerebrovascular.

El estudio concluyó que ser obeso ciertamente aumenta el riesgo general de enfermedad cardiaca, pero que los que tienen gran parte de su grasa en exceso en la región del estómago no parecen enfrentar un riesgo particularmente más alto, en comparación con aquellos cuyos depósitos de grasa están distribuidos de forma distinta.

También encontraron que controlar los niveles de presión arterial y colesterol de una persona, además de monitorizar sus antecedentes de diabetes, parecía ser la mejor manera de evaluar el riesgo de enfermedad cardiaca. Anotaron que cuando esos indicadores estaban disponibles, añadir la información sobre el IMC y la medida de la cintura no mejoró el diagnóstico de riesgo.

Sin embargo, el equipo enfatizó rápidamente que ser obeso no se debería considerar menos problemático cuando se trata de la enfermedad cardiaca. Apuntaron que el peso excesivo sigue siendo el culpable clave del inicio de afecciones médicas que aumentan el riesgo de enfermedad cardiovascular.

Sugieren que, debido a esto, los cálculos del peso, la circunferencia de la cintura y el IMC podrían seguir siendo valiosos porque los perfiles que crean de los pacientes pueden ayudar a los proveedores de atención de salud a promover mejores dietas y opciones de estilo de vida que lleven a reducir el riesgo. Un editorial que acompañó al estudio en The Lancet estuvo de acuerdo, al anotar que las medidas de IMC pueden seguir sirviendo como una señal de advertencia temprana, sobre todo en adolescentes, adultos jóvenes y personas de mediana edad que no presentan muchas de las otras señales obvias de riesgos de enfermedad cardiaca.

El Dr. Walter Willett, profesor de nutrición de la Facultad de medicina de la Harvard y presidente del departamento de nutrición de la Facultad de salud pública de la Harvard, indicó que las conclusiones del estudio tienen sentido.

"No me sorprendió que las medidas de distribución de la grasa, como la circunferencia de la cintura, no fueran sustancialmente mejores" en la predicción de la enfermedad cardiaca, señaló.

Pero apuntó que la obesidad como un todo sigue siendo una consideración clave, dado que los factores que resultaron más útiles en la evaluación de los riesgos cardiacos, como la hipertensión y el colesterol, son en sí producto de los "efectos adversos del sobrepeso".

Lona Sandon, dietista registrada y profesora asistente de nutrición clínica de la Universidad de Texas Southwestern, estuvo de acuerdo en que los hallazgos "son razonables en el panorama general". Pero también enfatizó que los hallazgos no deben ser interpretados como un permiso para engordar.

"En primer lugar, ciertamente las personas que son obesas, sin importar en qué lugar del cuerpo ocurre la obesidad, no deben descartar su riesgo de enfermedad cardiaca", comentó. "Tener peso de más conlleva un mayor riesgo de enfermedad cardiaca que alguien que tenga un peso normal, punto".

"Así que aunque no me sorprende necesariamente que las evaluaciones metabólicas que miden, por ejemplo, los niveles de colesterol, sea un mejor indicador del riesgo que el IMC, la gente debería seguir preocupada con lo que ocurre alrededor de su cintura", aconsejó Sandon. "Al final, la gente debe pensar que el peso adicional es un factor de riesgo que lleva a otros factores de riesgo que llevan a la enfermedad cardiaca".

Más información

La American Heart Association tiene más información sobre obesidad y enfermedad cardiaca.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor

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