Cuando los transeúntes usan un desfibrilador, duplican las probabilidades de sobrevivir a un paro cardiaco

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LUNES, 26 de febrero de 2018 (HealthDay News) -- Una nueva investigación muestra que sobrevivir a un paro cardiaco podría depender de que un transeúnte logre hacer que su corazón regrese a su ritmo normal, y es más probable que eso ocurra si hay a mano un desfibrilador externo automático.

En el estudio, los que recibieron un choque eléctrico por parte de un transeúnte mediante el uso de un desfibrilador externo automático (DEA) tenían más del doble de probabilidades de sobrevivir y abandonar el hospital que los que no. Además, tenían más de doble de probabilidades de dejar el hospital teniendo intactas sus habilidades mentales.

"Es importante tener un DEA y saber cómo usarlo, porque uno realmente puede mejorar las probabilidades de que una persona sobreviva con una capacidad neurológica excelente", dijo el investigador principal, el Dr. Myron Weisfeldt, director de cardiología en la Universidad de Johns Hopkins, en Baltimore.

Cuanto más tiempo pase para que un paciente reciba un choque que le salve la vida, peor será el resultado, dijo Weisfeldt. "Cada minuto que pasa sin tratamiento se pierde más o menos un 10 por ciento de las probabilidades de sobrevivir", señaló.

La Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) dijo que de los más de 350,000 paros cardiacos que se producen fuera de los hospitales de EE. UU. cada año, más de 100,000 se producen fuera de casa. Menos de la mitad de las víctimas reciben ayuda entre los 4 y los 10 minutos antes de que lleguen los primeros respondientes.

Un paro cardiaco no es lo mismo que un ataque cardiaco. Durante un paro cardiaco, el corazón deja de latir de forma repentina. Durante un ataque cardiaco, el flujo sanguíneo queda bloqueado en alguna parte del corazón, lo que produce daños en esa área del órgano, pero no lo detiene del todo.

Un DEA evalúa automáticamente el ritmo cardiaco y decido si se debe aplicar un choque o no. Si va a administrar un choque, la máquina avisa a la persona que lo usa que se aparte y entonces produce el choque eléctrico. El dispositivo vuelve a evaluar el ritmo cardiaco, y si es necesario administra más choques.

Hay DEA en muchos aeropuertos y otros lugares públicos, indicó Weisfeldt. "La pregunta es: ¿no deberían estar en todos los edificios públicos?", comentó.

Un transeúnte que use un DEA está haciendo exactamente lo que un paramédico o un médico haría, dijo Peter Fromm, ex presidente inmediato del subcomité de sistemas de atención de la Atención Cardiovascular de Emergencia de la Asociación Americana del Corazón.

"Usted puede hacer ahí mismo, en la acera o en su trabajo, todo lo que haría un médico en una sala de emergencias", dijo Fromm.

Para este estudio, Weisfeldt y sus colaboradores recopilaron datos de casi 50,000 paros cardiacos producidos fuera del hospital que se produjeron en grandes ciudades estadounidenses y canadienses. Como parte de su análisis, los investigadores observaron los casos de paro cardiaco que se produjeron en público, que fueron observados y en los que se podían aplicar choques eléctricos.

Los DEA se usaron en casi un 19 por ciento de estos casos, mostraron los hallazgos.

Después de que un transeúnte administrara un choque, casi un 66 por ciento de los pacientes sobrevivieron y recibieron el alta hospitalaria.

El 57 por ciento de los que recibieron un choque con un DEA de un transeúnte presentaron una función cerebral normal y unos resultados mejores, en comparación con el 33 por ciento de los que tuvieron que esperar a que un primer respondiente (por ejemplo, los servicios médicos de emergencia) les administrara un choque.

Además, el 70 por ciento de las víctimas que no recibieron un choque eléctrico de un transeúnte fallecieron o sobrevivieron con daños cerebrales, encontraron los investigadores.

"Los DEA deberían ser accesibles en todos los edificios públicos y todos lugares públicos", planteó Fromm.

En una encuesta reciente, la Asociación Americana del Corazón encontró que la mayoría de los empleados en EE. UU. no están preparados para manejar emergencias cardiacas, porque carecen de una capacitación en la RCP y en primeros auxilios.

La mitad de los trabajadores de EE. UU. no pueden ubicar dónde está el DEA en su lugar de trabajo. En el sector de la hospitalidad, esa cifra aumenta hasta el 66 por ciento, según la encuesta.

Para ser efectivo, un DEA debe estar igual de accesible que un extintor, dijo Fromm.

"Un paro cardiaco no solo es algo que ocurre a algunas personas de 99 años de edad en un hogar de ancianos", enfatizó. "Cualquier persona puede sufrir un paro cardiaco, y las personas con edades comprendidas entre los 50 y los 70 años tienen un riesgo más alto. Así que esto es algo que acaba con la vida de las personas mientras todavía están en edad de trabajar".

El informe aparece en la edición del 26 de febrero de la revista Circulation.

Más información

Para más información sobre los DEA, visita la Asociación Americana del Corazón.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2018, HealthDay

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