Mutación genética podría ayudar a causar Alzheimer

Este es sólo el segundo gen con una relación probada con esta enfermedad de aparición tardía

MIÉRCOLES 2 de marzo (HealthDay News/HispaniCare) -- Otra pieza del rompecabezas del Alzheimer ha caído en su sitio. Investigadores informan sobre la identificación de un gen asociado con la enfermedad destructora de la mente.

Las mutaciones del gen, llamado UBQNL1, podrían aumentar los riesgos de la forma común de inicio tardío de la enfermedad, que conforma más del 90 por ciento de los casos de Alzheimer. El gen, localizado en la cromosoma 9, es solamente el segundo en ser asociado con la enfermedad de inicio tardío, según los investigadores.

Aunque los tratamientos contra el Alzheimer realmente efectivos siguen siendo elusivos, identificar los factores genéticos de la enfermedad podría resultar crucial en un futuro no muy distante, tanto para el diagnóstico como para el tratamiento de la enfermedad.

"Es realmente un ataque por dos frentes, primero, encontramos todos los agentes involucrados para ayudar a identificar a las personas en riesgo y, luego, desde el otro lado, aprendemos de los genes qué está sucediendo incorrectamente", explicó el líder de la investigación, Rudolph Tanzi, profesor de neurología de la Facultad de Medicina de Harvard y director de la Unidad de Investigación de Genética y Envejecimiento del Hospital General de Massachusetts.

Los hallazgos aparecen en la edición del 3 de marzo del New England Journal of Medicine.

El Alzheimer es la principal causa de demencia relacionada con la edad en los Estados Unidos y afecta a más de 4.5 millones de estadounidenses, de acuerdo con la Alzheimer's Association. A medida que la población envejece, los expertos esperan que esta cifra alcance los 16 millones para 2050.

El Alzheimer, duro para los pacientes y quienes los cuidan, ha sido igual de duro con los investigadores empeñados en descubrir su causa exacta y su cura. Sin embargo, un curso de investigación que está comenzando a dar frutos lentamente es la genética. Durante los últimos 10 años, los investigadores han ubicado con exactitud tres genes cuyas mutaciones están involucradas con la forma familiar de inicio precoz de la enfermedad (una forma rara de la enfermedad que afecta a alrededor del 10 por ciento de los pacientes), y sólo un gen, llamado APOE4, que está relacionado con la forma mucho más común, la de aparición tardía, de la enfermedad.

Tanzi, quien identifico en 1996 uno de los genes del inicio precoz, el Presenilin 2, considera ahora que su equipo en Harvard ha aislado un segundo gen asociado con la enfermedad de inicio tardío.

Trabajando primero con un grupo de 437 familias, cada una con familiares de primer grado afectados por el Alzheimer, los investigadores buscaron específicamente genes en la cromosoma 9. Con el tiempo lograron identificar los genes que producen una proteína llamada ubiquitina.

"La razón por la que vimos la ubiquitina específicamente es que se une e interactúa con el gen del inicio precoz, el Presenilin 2", explicó Tanzi.

Los investigadores encontraron lo que andaban buscando, variantes en un gen relacionado a la ubiquitina, el UBQLN1, se asociaron significativamente con la incidencia del Alzheimer de inicio tardío en las familias afectadas.

Un análisis separado, esta vez en 217 pares de hermanos (en los cuales uno tenía Alzheimer y el otro no) fortaleció aún más la asociación, al igual que evidencia de autopsias de los cerebros de los afectados por Alzheimer, según encontraron los investigadores.

"Lo que el grupo de Tanzi ha hecho es identificar otro gen que, al igual que el APOE4, probablemente causa un aumento en el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer", apuntó William J. Netzer, investigador asociado de la Universidad Rockefeller de la ciudad de Nueva York, y enlace científico del Fisher Center de la Alzheimer's Research Foundation.

Tanto Tanzi como Netzer concuerdan en que el UBQLN1 es probablemente la mitad de potente que el APOE4 para desencadenar el Alzheimer. Pero dicen que la meta no es la identificación de uno o dos genes, sino una colección mucho mayor de mutaciones que, conjuntamente, podrían predecir el riesgo general de una persona.

"La única manera confiable para predecir quién tiene el mayor riesgo es tener todos los genes en un chip [de computadora], de manera que se pueda tener una evaluación completa y decir a alguien con confianza 'este es su riesgo en relación con el resto de la población'", apuntó Tanzi.

Por supuesto, esa información no sirve de mucho si no hay tratamientos disponibles para prevenir o tratar el Alzheimer. Pero la genética también tiene un papel importante que desempeñar ahí.

"Hay que recordar que cada uno de estos genes representa la posibilidad de un objetivo farmacológico", apuntó Netzer. "Cada descubrimiento como este hace que sea cada vez más probable que se hagan terapias efectivas. Entonces, cuando se hagan, tal vez se desee intervenir en una etapa más temprana, antes de que la persona presente los síntomas. Ahí es donde podría entrar la evaluación genética".

En el caso del UBQLN1, Tanzi dijo que su equipo ya sabe que la ubiquitina podría tener relación con la lenta acumulación de los depósitos de placas de beta amiloide, característicos de la enfermedad (y, posiblemente, una de las causas), en el tejido cerebral. También hay indicaciones de que el gen podría interactuar con la presenilina para impedir la eliminación natural de las proteínas beta amiloides, las cuales se acumulan, entonces, y forman esas placas.

"Me gusta usar la metáfora del lavaplatos de la cocina: o fabrica demasiado de esta sustancia, o no la puede eliminar suficientemente rápido", dijo Tanzi, anotando que el UBQLN1 podría estar involucrado en ambos procesos.

En un segundo estudio relacionado publicado en la edición del 3 de marzo de Neuron, investigadores de la Universidad de California en Irvine, afirmaron haber identificado qué provoca a nivel molecular el tipo de deterioro de la memoria que caracteriza al Alzheimer precoz.

Trabajando con ratones genéticamente modificados para que desarrollaran la enfermedad de Alzheimer, los investigadores encontraron que la acumulación de la proteína beta amiloide en y alrededor de las células cerebrales del hipocampo, amígdala y corteza cerebral coincide con fallos notables en la capacidad de los ratones para navegar en un laberinto que habían navegado exitosamente en el pasado.

Netzer apuntó que ambos estudios ofrecen nuevas esperanzas.

"Vivimos en una época muy emocionante", afirmó. "Ya hemos identificado varios objetivos importantes [para medicamentos], y estamos a punto de poder producir medicamentos que realmente disminuyan la beta amiloide de manera significativa.

Más información

Aprenda más sobre la investigación actual sobre el Alzheimer en la Fisher Center for Alzheimer's Research Foundation.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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