Los medicamentos para el Parkinson pueden dañar las válvulas del corazón

Estudios hallan que pergolida y cabergolina tienen algunos efectos similares al Fen-phen, que ya fue prohibido

MIÉRCOLES 3 de enero (HealthDay News/HispaniCare) -- Dos medicamentos usados comúnmente para tratar la enfermedad de Parkinson pueden causar daños a las válvulas del corazón, según dos estudios que aparecen en la edición del 4 de enero del New England Journal of Medicine.

Los medicamentos, pergolida y cabergolina, pertenecen a una clase de medicamentos conocida como "agonistas de los receptores dopaminérgicos derivados del ergot". El ergot (cornezuelo del centeno) es un hongo, y los medicamentos que se derivan de él son usados no sólo en el tratamiento del Parkinson, sino también del síndrome de las piernas inquietas y de las migrañas.

Los agonistas de los receptores dopaminérgicos derivados del ergot también se encuentran en el medicamento dietético Fen-phen, que ya fue retirado del mercado por estar asociado a la enfermedad de las válvulas del corazón.

"Descubrimos la razón biomédica por la que el Fen-phen tenía efectos secundarios específicos sobre el corazón", señaló el Dr. Bryan L. Roth, del Departamento de farmacología de la Universidad de Carolina del Norte y autor de un editorial acompañante en la publicación.

"Evaluamos otros medicamentos y pronosticamos que iban a tener el mismo efecto secundario sobre el corazón", apuntó. "Nuestra predicciones fueron corroboradas en estos dos estudios".

Tomando como base esos nuevos hallazgos, Roth desea que la U.S. Food and Drug Administration estudie todos los medicamentos que tengan este efecto secundario con miras a prohibir la pergolida (nombre de marca Permax) y cabergolina (Dostinex). "Este efecto secundario es muy peligroso", apuntó. "Puede resultar en la muerte de un individuo o en una cirugía para reemplazar la válvula", agregó.

Estos tipos de medicamentos interactúan con un receptor en la válvula del corazón, lo que hace que la válvula crezca de manera excesiva y se vuelva blanda y permeable, explicó Roth.

En el primer informe, el Dr. Edeltraut Garbe, del Instituto de farmacología clínica de Charite en la Universidad de medicina de Berlín, y colegas recopilaron datos de más de 11, 000 personas de 40 a 80 años de edad que estaban tomando un medicamento para el Parkinson entre 1988 y 2005.

Los investigadores hallaron que, entre 31 pacientes recién diagnosticados con problemas en la válvula cardiaca, seis tomaron pergolida, seis cabergolina, y 19 no habían tomado ningún agonista dopaminérgico en el año anterior.

Casi el 30 por ciento de los pacientes que tomaban pergolida o cabergolina estaban en mayor riesgo de problemas en las válvulas del corazón.

"En este estudio, el uso de agonistas dopaminérgicos como pergolida y cabergolina estaba asociado con un mayor riesgo de tener un diagnóstico reciente de regurgitación de la válvula cardiaca", concluyeron los autores.

En el segundo estudio, un equipo de investigadores italianos dirigido por el Dr. Renzo Zanettini, del Istituti Clinici di Perfezionamento, Milán, estudió a 155 pacientes que tomaban agonistas dopaminérgicos para la enfermedad de Parkinson. Entre estos pacientes, 64 tomaban pergolida, 48 cabergolina, y 42 tomaban agonistas dopaminérgicos no derivados del ergot. Además, hubo 90 controles.

El grupo de Zanettini halló que cerca del 23 por ciento de los pacientes que tomaban pergolida tenían problemas en la válvula del corazón, al igual que el 29 por ciento de los pacientes que tomaban cabergolina.

Por el contrario, ninguno de los pacientes que tomaron agonistas dopaminérgicos no derivados del ergot tuvo un problema cardiaco, mientras que el 5.6 por ciento del control sí lo tuvo.

Además, los pacientes que tomaban dosis más altas de pergolida o cabergolina tenían una enfermedad de las válvulas cardiacas más avanzada, informaron los investigadores.

"La frecuencia de regurgitación de la válvula con importancia clínica fue significativamente mayor en pacientes que tomaban pergolida o cabergolina, pero no en los pacientes que tomaban agonistas dopaminérgicos no derivados del ergot, en comparación con los sujetos del grupo de control", escribieron los autores. "Estos hallazgos deberían ser considerados en la evaluación de la proporción entre riesgos y beneficios del tratamiento con derivados del ergot", concluyeron.

"Si tiene Parkinson, necesita determinar con su médico si toma un medicamento que puede causar este grave riesgo de daño cardiaco", aconsejó Roth. "Mi recomendación es no recetar estos medicamentos en lo absoluto. Nuestra esperanza es que ambos estudios hagan que la FDA prohíba el uso de estos medicamentos".

Roth también anotó que la droga Éxtasis tiene también el potencial para dañar el corazón de la misma forma. "Las personas que toman Éxtasis regularmente podrían estar en riesgo para este efecto secundario en particular", señaló.

En un artículo relacionado, un nuevo medicamento para tratar el Parkinson en etapas iniciales, llamado rotigotina transdérmica, ha demostrado que es seguro y efectivo en un ensayo clínico de fase 3, de acuerdo con un informe de Neurology.

La rotigotina es un agonista de los receptores dopaminérgicos no derivado del ergot que se administra vía un parche diseñado para aplicar una vez al día. Actualmente, el medicamento está siendo revisado por la FDA. En la actualidad se comercializa en Europa como terapia para las etapas iniciales del Parkinson y ha recibido una revisión favorable para tratar la etapa avanzada de la enfermedad, de acuerdo con la compañía farmacológica alemana Schwarz Pharma, que fabrica la rotigotina.

Más información

Para más información sobre la enfermedad de Parkinson, visite el U.S. National Institute of Neurological Disorders and Stroke.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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