Los retardantes del fuego en los muebles y en las alfombras podrían afectar al desarrollo de los niños

Un estudio de California halló que unas mayores exposiciones se relacionaban con déficits en el CI y en la atención
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JUEVES, 15 de noviembre (HealthDay News) -- Las exposiciones fetales o en la niñez a las sustancias químicas retardantes del fuego que se ocultan en los muebles, las alfombras y otros artículos del hogar podrían afectar adversamente al desarrollo de un niño, sugiere un estudio reciente.

La exposición a las sustancias, conocidas como difenil éteres polibromados (PBDE, por su sigla en inglés), se asoció con un mayor riesgo de discapacidad física y mental cuando los niños llegan a la edad escolar.

"Observamos asociaciones entre la exposición en el útero y/o en la niñez a esos retardantes del fuego y la coordinación motora fina y el coeficiente intelectual (CI) en los niños en edad escolar", señaló la autora líder del estudio Brenda Eskenazi, profesora de salud materna e infantil y epidemiología, y directora del Centro de Investigación Ambiental y Salud Infantil de la Universidad de California, en Berkeley.

Hace tiempo que se reconoce que los PBDE son "disruptores hormonales" potencialmente nocivos, que se pueden inhalar o ingerir (a través del polvo) e instalarse en las células grasas. El equipo de Eskenazi dijo que el nuevo estudio es la investigación de mayor tamaño sobre el impacto de los PBDE en el desarrollo neural hasta la fecha.

Según la información de respaldo provista por los autores, los PBDE se añadieron por primera vez a los muebles, alfombras, aparatos electrónicos y otros artículos del consumidor en los años 70 en un esfuerzo por hacer que los productos fueran más resistentes al fuego. Sin embargo, cuando se comprendieron mejor sus potenciales efectos sobre la salud, muchos estados los prohibieron. Sin embargo, los PBDE todavía se pueden hallar en muchos artículos fabricados antes de 2004, y las exposiciones en las dos últimas décadas hacen que el 97 por ciento de los residentes de EE. UU. tengan niveles de estas sustancias en la sangre.

Para explorar el impacto potencial de la exposición a los PBDE en los niños, entre 1999 y 2000 los autores recolectaron muestras de sangre de casi 280 mujeres mayores de 18 años, durante su embarazo o en el momento del nacimiento de sus hijos. Luego, también se recolectaron muestras de 272 de los hijos de las mujeres cuando cumplieron los 7 años de edad.

La gran mayoría de madres e hijos eran residentes de origen mexicano del Condado de Monterey en California, que participaban en el estudio en curso del Centro para la Evaluación de la Salud de Madres e Hijos de Salinas.

Eskenazi dijo que su equipo se enfocó en este grupo por motivos prácticos de acceso, y por un interés particular en explorar la situación actual respecto a los PBDE en California. A partir de los 70, el uso de PBDE en ese estado fue particularmente alto.

Las muestras de sangre fueron analizadas por los Centros de Control y Prevención de las Enfermedades (CDC) de EE. UU. Al mismo tiempo, los niños (de 5 a 7 años de edad) se sometieron a rigurosas pruebas de capacidad mental (que abarcaban las habilidades verbales y de razonamiento, la atención, la conducta y la memoria), además de evaluaciones de la coordinación. Las madres también reportaron sus observaciones sobre la conducta de sus hijos.

El equipo de Eskenazi halló que aunque las madres que evaluaron tenían niveles relativamente bajos de PBDE en la sangre (en comparación con la población general de EE. UU.), sus hijos tenían niveles elevados. Esto sugiere que los niños han continuado absorbiendo PBDE tras nacer como resultado de exposiciones ambientales dentro de sus hogares.

"Estas sustancias químicas permanecen en el cuerpo y en el ambiente durante mucho tiempo", anotó Eskenazi.

Los niños con los niveles sanguíneos más altos de PBDE tendían a tener déficits en la atención, el CI y las habilidades motoras finas, en comparación con los niños sin niveles altos, reportó el equipo. Aunque el estudio notó una asociación entre unas mayores exposiciones a los PBDE y el desarrollo neural infantil, no pudo probar causalidad.

Sin embargo, según los autores del estudio, los hallazgos sí sugieren que un artículo tan inocuo como un sofá viejo en venta en California (que hace apenas diez años se habría considerado que cumplía perfectamente con los códigos) probablemente esté lleno de PBDE y podría seguir planteando un riesgo para los niños.

Los hallazgos aparecen en la edición en línea del 5 de noviembre de la revista Environmental Health Perspectives.

Estudios anteriores con el mismo grupo de madres e hijos hallaron que la exposición a los PBDE durante el embarazo se relacionaba con un menor peso al nacer y con problemas de la tiroides, anotaron los autores.

Eskenazi enfatizó que aunque los niveles de PBDE hallados entre los niños del estudio eran más altos que los generalmente hallados en la población de EE. UU., son similares a los de otros niños que viven en California.

¿Qué deben hacer los padres para reducir el riesgo? Eskenazi y colegas aconsejaron tomar medidas como sellar rápidamente cualquier rasguño en los muebles o en el tapizado, y limpiar el suelo y pasar la aspiradora meticulosamente para mantener los niveles de polvo al mínimo. También se recomienda lavarse las manos rutinariamente.

La Dra. Maida Gálvez, profesora asociada del departamento de medicina preventiva y pediatría de la Escuela de Medicina Mount Sinai en la ciudad de Nueva York, se mostró de acuerdo con esas medidas preventivas.

También sugirió que cuando las familias compren muebles "elijan los que se sabe que son alternativas más seguras, como productos rellenos de algodón, lana o poliéster, en lugar de espuma químicamente tratada. Las familias también pueden buscar productos que estén libres de retardantes del fuego".

Más información

Para más información sobre los PBDE, visite los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades de EE. UU.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2011, HealthDay

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