Región del cerebro podría controlar capacidad de resistencia a los traumas

Estudio podría explicar por qué algunas personas reaccionan violentamente al estrés emocional

MARTES 12 de julio (HealthDay News/HispaniCare) -- Puede que no sea una piel gruesa lo que proteja del dolor emocional, sino un cerebro grueso.

Científicos han descubierto que las variaciones en el tamaño de un área del cerebro llamada corteza prefrontal ventromedial podría explicar por qué algunas personas se recuperan mejor de los traumas que otras. Específicamente, las personas con una corteza prefrontal ventromedial (CPFvm) más gruesa presentaron una mejor capacidad para inhibir el miedo.

La investigación, que aparece en la edición de esta semana de Proceedings of the National Academy of Sciences, podría constituirse en una pista importante al antiguo misterio de por qué algunas personas reaccionan severa y continuamente al trauma emocional y otras no.

Según los autores del estudio, podría haber varias implicaciones clínicas para esta investigación.

"Una podría ser la idea de que quizás quienes tienen una corteza más delgada en esta zona podrían tener mayor vulnerabilidad al desarrollo de trastornos de ansiedad, pero eso no deja de ser una especulación por el momento", aseguró el Dr. Scott Rauch, autor principal del estudio y director de la División de Neurociencia Psiquiátrica del Hospital General de Massachusetts de Boston. "Esto también podría convertirse en un pronosticador potencial de respuestas a [ciertos tipos de] terapia del comportamiento".

Algunas personas relacionan ciertas situaciones o eventos con memorias traumáticas, de manera que cuando resultan nuevamente expuestos a éstos, los recuerdos regresan con gran fuerza. En otras palabras, ciertos sonidos o imágenes desencadenan el recuerdo de una experiencia traumática anterior. El ejemplo más obvio es el trastorno por estrés postraumático (TEP).

Para la mayoría de las personas, esta sensibilidad se reduce con el tiempo y la respuesta temerosa desaparece en lo que se conoce como "extinción de la memoria".

Para otros, sin embargo, el miedo permanece.

Estudios anteriores han indicado que la CPFvm, en la superficie inferior del cerebro, podría estar relacionada con este proceso.

Para determinar si las diferencias individuales en la extinción del miedo se correlacionaban con el tamaño de la CPFvm, los autores del estudio reclutaron a 14 voluntarios sanos. El primer día, cada persona recibió unas fotos y luego una descarga eléctrica. Luego volvieron a ver las fotos, esta vez sin la descarga.

Al día siguiente, los voluntarios volvieron a mirar las fotos mientras los investigadores vigilaban los cambios en la actividad eléctrica de la piel, una indicación del nivel de ansiedad. Los participantes luego se sometieron a escanografía cerebral con imagen por resonancia magnética estructural.

Quienes presentaron las menores respuestas cutáneas, en otras palabras menos ansiedad, también tenían una CPFvm más gruesa, aseguraron los investigadores.

"Ésta fue la única zona del cerebro que mostró una relación significativa con la extinción de la memoria", aseguró Mohammed Milad, autor del estudio y becario de investigación del departamento de psiquiatría del Hospital General de Massachusetts.

Aunque el hallazgo es importante, todavía quedan muchas preguntas sin responder, sostuvo Paul Sanberg, directo de Centro para el Envejecimiento y la Recuperación Cerebral de la Universidad del Sur de Florida en Tampa.

Por ejemplo, ¿tendrán algunas personas una CPFvm más gruesa y, por consiguiente, una mejor capacidad para recuperarse de los traumas o será que la capacidad para sobrellevar el estrés es adquirida? Algunos estudios han indicado que los cerebros de las personas y los animales tienden a agrandarse en un ambiente estimulante para la mente, aseguró Sanberg.

Tampoco está claro qué mecanismos intervienen en esa zona cerebral, advirtió Sanberg. "¿Serán más neuronas o más células gliales, serán conexiones o será neuroquímica?", se preguntó.

Rauch declaró que "la conexión más obvia [de la investigación] sería probablemente con el TEP, pero consideramos que ciertamente tiene implicaciones en el trastorno del pánico y potencialmente en otros trastornos de la ansiedad como las fobias".

La investigación podría tener implicaciones más amplias para el tratamiento, agregó. "Todos esos trastornos de la ansiedad responden a la terapia del comportamiento basada en la extinción", sostuvo Rauch.

El Dr. Rodrigo Kuljis es profesor de neurología y psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Miami. Dijo que la nueva investigación "es interesante. Tiende a corroborar la idea de que ciertos aspectos de la memoria están mediados por ciertas partes del cerebro. Podría llegar a ser utilizada como una medida para determinar si alguien es más susceptible a ciertas condiciones y también a predecir el tratamiento".

La verdadera cuestión, según Kuljis, es si los nuevos hallazgos pueden ser corroborados. "Se trata de imaginología muy sofisticada, pero el punto es que es la medida de algo [la CPFvm] que en el mejor de los casos tiene un centímetro de espesor, quizá menos", advirtió. "La resolución del instrumento es marginal, pero es lo mejor con lo que contamos. El margen de error es enorme".

Más información

Para saber más acerca del trastorno por estrés postraumático, visite el National Center for PTSD.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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