Culpan a las sustancias químicas tóxicas de la enfermedad de la Guerra del Golfo

El informe también cita medicamentos administrados a las tropas estadounidenses para protegerlas del gas nervioso

LUNES 17 de noviembre (HealthDay News/Dr. Tango) -- La enfermedad de la Guerra del Golfo, considerada por algunos simplemente como un trastorno psicosomático, es una enfermedad muy real que afecta al menos al 25 por ciento de los 700,000 veteranos estadounidenses que participaron en la Guerra del Golfo de 1991.

La causa probable fue la exposición a sustancias químicas tóxicas, como los pesticidas de los que con frecuencia se abusó durante la guerra, así como un medicamento que se administró a las tropas para protegerlas del gas nervioso, un arma que posiblemente prefería el caído líder iraquí Saddam Hussein.

Aún no se han desarrollado tratamientos efectivos para el trastorno.

Esas son las tres conclusiones claves de un informe determinante ordenado por el Congreso dado a conocer el lunes por un panel federal de expertos científicos y veteranos.

"Está muy claro que la enfermedad de la Guerra del Golfo es una afección que no fue causada por el estrés del combate ni por otros factores psicológicos", señaló Lea Steele, directora científica del Comité asesor de investigación de las enfermedades de los veteranos de la Guerra del Golfo, que publicó el informe, y profesora asociada de la Universidad Estatal de Kansas.

"Es algo que necesitamos tomar en serio", aseguró Steele. "Estos soldados resultaron lesionados en servicio durante la guerra, igual que los que recibieron disparos o fueron víctimas de bombazos.

El comité presentó el informe de 450 páginas al secretario de asuntos de veteranos, James Peake.

La enfermedad de la Guerra del Golfo con frecuencia se describe como un conjunto de síntomas, entre los que se encuentran problemas de memoria y de concentración, cefalea crónica, fatiga y dolor generalizado. Entre otros síntomas pueden estar problemas digestivos persistentes, problemas respiratorios y erupciones cutáneas.

El panel también aseguró que los veteranos de la Guerra del Golfo tienen índices mucho más altos de esclerosis lateral amiotrófica (ELA o enfermedad de Lou Gehrig) que otros veteranos. Además, los soldados que estaban en la dirección del viento durante las demoliciones a gran escala de munición en 1991 han muerto a causa de cáncer cerebral a un índice del doble que el de otros veteranos de la Guerra del Golfo.

Para llegar a sus conclusiones, el panel revisó evidencia sobre una gran variedad de posibles exposiciones ambientales que podrían causar la enfermedad de la Guerra del Golfo. En dicha reseña se incluyeron cientos de estudios sobre los veteranos de la Guerra del Golfo, investigaciones con otros grupos de poblaciones, estudios con animales sobre exposición a sustancias tóxicas e investigaciones gubernamentales sobre eventos y exposiciones durante la guerra del Golfo, que comenzó luego de que Hussein invadiera Kuwait.

La especulación sobre las causas de la enfermedad de la Guerra del Golfo ha incluido la exposición a munición fabricada con uranio empobrecido, agentes nerviosos e incendios de pozos petrolíferos.

El nuevo informe dice que la enfermedad fue causada por la exposición de los soldados a ciertas sustancias químicas, según Steele.

"Cuando se reúne toda la evidencia, surgen dos sustancias químicas como las causas principales", dijo. Una es un medicamento llamado bromuro de piridostigmina, un inhibidor de la colinesterasa que se administró a las tropas para protegerlas del gas nervioso.

"Resulta que la gente que tomó esas píldoras tiene un mayor índice de enfermedad de la Guerra del Golfo"; aseguró Steele. "Además, la gente que tomó más pastillas presenta índices aún mayores de enfermedad de la Guerra del Golfo".

Además, los soldados resultaron expuestos a pesticidas que también eran inhibidores de la colinesterasa", aseguró Steele. "La evidencia más contundente señala el bromuro de piridostigmina y los pesticidas como factores causales", dijo. "Este tipo de enfermedad no se había visto luego de otras guerras".

Aunque aún se usa el bromuro de piridostigmina, su uso es más limitado que el de la primera Guerra del Golfo. Actualmente se usa contra un tipo de agente nervioso, pero no se administra de manera extensiva, puntualizó Steele.

"La Guerra del Golfo fue el único momento en el que mucha gente usó ese fármaco", dijo.

Steele agregó que las fuerzas militares estadounidenses también han reducido su uso de pesticidas desde la guerra de 1991.

Hay otros factores que, aunque no son causas probables de la enfermedad de la Guerra del Golfo, no se pueden descartar, aseguró Steele. Entre estos se encuentran la exposición a los gases nerviosos, al humo de los incendios de los pozos petrolíferos y las vacunas que se administran a las tropas. El panel descartó el uranio empobrecido y la vacuna contra el ántrax como causas.

El panel también halló una deficiencia de investigaciones del gobierno y de financiación para la enfermedad. "No se le ha dado suficiente atención a la enfermedad de la Guerra del Golfo. Es un problema real", afirmó Steele.

"En años recientes, tanto el ministerio de defensa como el departamento de asuntos de veteranos han informado sobre muchos estudios que no eran sobre la enfermedad como investigación sobre la Guerra del Golfo. "Parte del dinero se malgastó".

El panel anotó que la financiación federal general para la investigación sobre la Guerra del Golfo se ha reducido sustancialmente en años recientes. El grupo instó a los legisladores a dedicar $60 millones al año para ese tipo de programas.

Cuando los veteranos que padecen la enfermedad acuden a los hospitales de la Veteran Administration para recibir tratamiento, con frecuencia sus problemas no se toman en serio, aseguró Steele. "Los médicos de VA con frecuencia no saben nada al respecto y no les pueden ayudar. A veces los tratan como casos mentales o como si fingieran estar enfermos", dijo.

Más información

Para más información sobre la enfermedad de la guerra del Golfo, visite el Centro médico de la Universidad de Chicago.


Artículo por HealthDay, traducido por Dr. Tango

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