La ciencia avanza contra el síndrome de las piernas inquietas

El hierro y los medicamentos para el Parkinson podrían aliviar el trastorno nervioso

DOMINGO 17 de abril (HealthDay News/HispaniCare) -- Para el Dr. David Rye, los profesional y lo personal realmente se mezclan.

Rye es profesor de neurología y director del Programa de Atención Sanitaria en Medicina del Sueño de la Universidad Emory en Atlanta.

También él sufre de síndrome de piernas inquietas (SPI).

El SPI, un trastorno del sistema nervioso central, produce incómodas sensaciones en las piernas que generalmente alcanzan su punto máximo en la noche. Sin embargo, las personas como Rye también se quejan a menudo de síntomas diurnos.

"Se me presentan malos momentos cuando he estado inactivo y sentado por demasiado tiempo", afirmó Rye. "En un avión, por ejemplo, ahí es donde realmente me ataca".

Como muchos con el trastorno, durante años Rye no comprendió que su problema no era simplemente que tenía "piernas intranquilas". "En realidad no sabía nada de ello", dijo.

Ahora, como presidente de la junta de asesoría médica de la Restless Legs Syndrome Foundation, gran parte del trabajo de Rye en la Emory se enfoca en las causas y tratamiento del SPI, especialmente en su relación con el sueño.

La Dra. Cheryl Waters, profesora de neurología de la Universidad de Columbia en la Universidad de Nueva York, señaló que "muchos pacientes que tienen este trastorno también tienen un trastorno asociado en que sus piernas se mueven espontáneamente mientras duermen".

Además de despertarse frecuentemente a sí mismos, "pueden también patear a su compañero de cama, haciendo que también despierte", apuntó. "Por supuesto, durante todo el día siguiente se sienten exhaustos".

Waters estimó que cerca de uno de cada 10 adultos tiene alguna forma de SPI, aunque para la mayoría, los síntomas son manejables. "Ese porcentaje podría incluir al tipo que patea sus piernas bajo la mesa en una reunión de negocios", explicó. "No significa necesariamente que todo el mundo tenga que se tratado".

Cerca del 10 por ciento de las personas con SPI severo requieren tratamiento, aclaró Rye. Debido a que algunos casos de SPI son desencadenados por otra aflicción, tal como una deficiencia de hierro, enfermedad hepática o hasta el embarazo, a veces cuando esa condición pasa o se alivia, lo mismo sucede con el SPI de la persona.

En otros casos, la terapia con medicamentos puede ayudar. "Algunos de los medicamentos más favorecidos ahora son los que ya están aprobados para le enfermedad de Parkinson", apuntó Rye. Por ejemplo, el pasado agosto, un estudio de la Universidad Johns Hopkins encontró que el medicamento contra el Parkinson ropinirole (Requip) reducía los movimientos involuntarios de las piernas de 49 por hora a sólo 12 por hora en personas con SPI.

El ropinirole pertenece a una familia de medicamentos llamados agonistas de la dopamina, que alteran niveles de la dopamina, una importante sustancia química del cerebro.

"Usamos dosis muy bajas de estos medicamentos de dopamina, mucho más bajas de las que usaríamos para el Parkinson", señaló Rye. "Generalmente, se trata de entre un quinto y un décimo de la dosis".

A pesar de la efectividad de medicamentos como el ropinirole, los investigadores del SPI todavía no están seguros de cómo estas medicinas reducen los síntomas. "Podría desactivar la dopamina por un tiempo", especuló Rye, "pero realmente no lo sabemos por ahora".

Estos medicamentos no son la única opción farmacéutica disponible, añadió. Los narcóticos suaves como el Percocet ayudan a muchas personas, así como los anticonvulsivos.

Una mejor comprensión de las causas de la enfermedad permitirá mejores terapias, afirmó. El SPI se da en familias, así que los genes definitivamente desempeñan algún papel, señaló Rye.

Pero un "ensayo" nocturno neurológico de movimientos diurnos repetitivos también podría tener alguna función, especuló.

"Una teoría emergente es que hay mucho aprendizaje motor que podría ser reproducido mientras se está dormido", dijo Rye. Ese fenómeno podría explicar por qué las piernas de las personas con SPI son más propensos a movimientos involuntarios que sus brazos, por ejemplo.

"Si fuéramos cuadrúpedos, podríamos tener tanto brazos como piernas inquietas", explicó Rye. "Pero tal vez porque somos bípedos, sólo afecta a nuestras piernas. Se soporta más peso en las piernas, y se realiza más trabajo con las piernas todos los días que con los brazos".

Señaló que "uno de los peores casos" de SPI que su clínica ha visto se presentó en un maratonista Olímpico. "Uno se pregunta, ¿es tan malo porque es un corredor de maratón? O, ¿tiene que caminar mucho porque tiene SPI? No sabemos la respuesta", apuntó Rye.

Mientras tanto, Rye anima a las personas a quienes las piernas intranquilas e inquietas les molesten a buscar ayuda, y a no detenerse hasta que alguien diagnostique su problema adecuadamente.

"Frecuentemente, el SPI no se enseña en la facultad de medicina y he tenido pacientes que son casos clásicos que han estado viendo a un psiquiatra durante años, sin ser diagnosticados", afirmó. De hecho, un estudio encontró que cuando las personas iban a sus médicos y describían los síntomas típicos de este problema, los médicos lo diagnosticaban correctamente sólo el 25 por ciento de las veces.

"Obviamente, se necesita mucha educación tanto para el médico como para el paciente", agregó Rye.

Más información

Para aprender más sobre los síntomas y el tratamiento del SPI, visite la Restless Legs Syndrome Foundation.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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