Un ataque cardiaco a los 44 años la ayudó a darse cuenta de los peligros de la diabetes

Christina Herrera
Christina HerreraChristina Herrera Photo: AHA/ADA

LUNES, 2 de diciembre de 2019 (HealthDay News) -- Christina Herrera tenía 44 años cuando sintió los síntomas de un ataque cardiaco.

"Sudaba, tenía palpitaciones en el corazón y me faltaba el aire", comentó la maestra de secundaria. "La enfermera escolar me dijo llamaría a una ambulancia, y yo le contesté que iría luego. Que tenía que volver a mi clase. Me dijo que tenía que irme ahora".

Por suerte, Herrera la escuchó.

Al principio, los médicos no podían encontrar nada malo con su corazón, pero sugirieron un cateterismo cardiaco. Es un procedimiento en que se inserta un tubo fino a través de los vasos sanguíneos que van al corazón. Permite a los médicos ver, y a veces tratar, los vasos sanguíneos estrechos.

En el caso de Herrera, los médicos descubrieron tres bloqueos. La maestra que solo quería volver a su clase al final recibió una triple cirugía de baipás.

La conexión entre la diabetes y la enfermedad cardiaca

Los problemas cardiacos de Herrera no salieron de la nada. Su madre y su padre murieron de afecciones cardiacas relacionadas con la diabetes, y su hermana Jessica tenía apenas 35 años cuando falleció de complicaciones cardiacas relacionadas con la diabetes.

Herrera había sido diagnosticada con prediabetes, pero todavía no tenía diabetes tipo 2 en toda regla antes de su cirugía cardiaca. También le habían dicho que su colesterol estaba más alto de lo que debería estar. Y dijo que haría un esfuerzo por cuidarse mejor. "Pensé que no tomaría refrescos y que comería ensaladas. Pensé que podía gestionarlo sola", señaló.

"Incluso con mis antecedentes familiares, no entendía la conexión entre la diabetes y la enfermedad del corazón. Estaba en completa negación", explicó Herrera.

Y tiene mucha compañía. Las personas con diabetes tipo 2 tienen el doble de probabilidades de fallecer de una enfermedad cardiaca o accidente cerebrovascular (ACV), en comparación con las personas sin diabetes.

Pero apenas alrededor de la mitad de las personas con diabetes tipo 2 de a partir de 45 años comprenden ese aumento en el riesgo, o han hablado del tema con el médico, según una encuesta de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) y la Asociación Americana de la Diabetes (American Diabetes Association). Las personas con diabetes tipo 2 podrían estar más preocupadas sobre otras complicaciones de la diabetes, como la pérdida de la vista o de una extremidad.

La gestión de la diabetes es compleja

Gestionar la diabetes tipo 2 no es tan simple como perder algo de peso o tomar insulina. No es una tarea fácil, aseguró Felicia Hill-Briggs, profesora de medicina de Johns Hopkins Medicine y expresidenta de atención y educación de la salud de la Asociación Americana de la Diabetes.

"La diabetes es una afección muy compleja. El tratamiento y la gestión de la enfermedad están entre los más complejos de las enfermedades, y la atención está literalmente en mano de la persona con la enfermedad y sus familiares. Tienen unos regímenes multifacéticos y complejos que cambian cada día", explicó.

Hill-Briggs dijo que las personas con diabetes necesitan una educación continua de forma que sepan cómo modificar y adaptar la gestión de su diabetes día a día. Apuntó que los proveedores de atención de la salud deben pasar por una educación médica continua, pero que con frecuencia las aseguradoras limitan los pagos de la educación para los pacientes.

"Si las personas no comprenden la enfermedad con claridad, quizá piensen que si no sienten nada, todo está bien", señaló Hill-Briggs. O las personas que han visto cómo la enfermedad asola a familiares o amigos tal vez crean que las complicaciones son inevitables.

"Es importante que los proveedores de atención de la salud intervengan con esperanza. Deben ayudar a las personas a ver que hay cosas en sus vidas que son modificables. Las complicaciones no son automáticas", enfatizó.

Haga un cambio

Hill-Briggs recomendó comenzar pidiendo a las personas que registren los niveles de azúcar en la sangre a lo largo del día cuando no toman sus medicamentos para la diabetes, y de nuevo cuando los toman. "Cuando las personas en realidad pueden ver la diferencia, esto puede cambiar su conducta un 100 por ciento. Les da una oportunidad para la esperanza", aseguró.

La cirugía cardiaca fue el toque de atención que Herrera necesitaba.

"Ahora veo a la comida de forma distinta. Intento que todo sea intencional. Si quiero un refresco, pienso en si vale la pena. Si vale la pena que mi nivel de azúcar suba. No es un proceso de aprendizaje de un día para otro. Es una oportunidad para volver a aprender cómo nos vemos a nosotros mismos y a los alimentos que comemos, y para asegurarme que estoy en contacto con mi médico", aseguró Herrera.

También comenzó a correr. Corrió en una carrera de 5k, y ahora planifica conquistar una de 10k con un amigo que la anima.

Herrera dijo que su progreso ha sido lento y constante. "Pero no tengo que ver resultados rápidos", añadió. "Simplemente estoy aprendiendo a comer mejor y a sentirme mejor tras el ejercicio, y a enseñar esas habilidades a mi hijo".

El hijo de Herrera tiene 12 años, y espera que su ejemplo de positividad y de priorizar la salud evitará que herede el legado familiar de diabetes y enfermedad cardiaca.

"Eso se acabará conmigo", enfatizó Herrera.

Más información

Para más información sobre el vínculo entre la diabetes y la enfermedad cardiaca, visite KnowDiabetesbyHeart.org.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2019, HealthDay

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