Médicos utilizan transplantes de donantes vivos para tratar la diabetes

Investigadores informan sobre la primera operación exitosa con células insulares

LUNES 18 de abril (HealthDayNews/HispaniCare) -- De acuerdo con un estudio dirigido por investigadores japoneses, la primera operación exitosa de transplante de las células que fabrican la insulina, llamadas insulares, de un donante vivo ha permitido a una mujer dejar de usar insulina a diario para tratar su diabetes.

"El éxito de nuestro primer caso es sorprendente", aseguró el coautor del estudio, Dr. James Shapiro, director del programa clínico de transplante insular de la Universidad de Alberta en Canadá. "Podría abrir las puertas a muchos más pacientes para que sean tratados con transplantes insulares".

La cirugía de transplante insular fue realizada por primera vez en 2000 con islotes de pacientes fallecidos. Sin embargo, la demanda de transplantes insulares ha aumentado tan vertiginosamente que hay peligro de que muy pronto el suministro de donantes sea insuficiente. Según los científicos, usar donantes vivos es una manera de aumentar la cantidad de donantes disponibles.

Ya había habido dos intentos anteriores en los EE. UU. de transplantar islotes de donantes vivos, los cuales fracasaron.

Algunos científicos sostienen que los hallazgos del nuevo estudio son preliminares y que hace falta mucha más investigación.

En el transplante insular, los islotes son tomados del páncreas del paciente y transferidos a otra persona. Una vez implantados, los islotes comienzan a producir y a liberar insulina. La esperanza es que el transplante insular le permita a las personas con diabetes tipo 1 vivir sin inyecciones diarias de insulina.

En la diabetes tipo 1, el organismo no produce insulina, sino una hormona. La insulina es necesaria para que el cuerpo utilice azúcar, el combustible principal de todas las células.

En su estudio, una japonesa de 56 años donó sus islotes a su hija de 27 años, quien había desarrollado diabetes a los quince por pancreatitis, una inflamación del órgano. Shapiro considera que el transplante de un donante vivo también funcionará con los nacidos con diabetes tipo 1.

La madre fue un donante aceptable porque tenía un tipo de sangre compatible, así como niveles de azúcar e insulina saludables, según el informe que aparece en la edición en línea de 19 de abril de The Lancet.

Los transplantes funcionaron de forma inmediata y la receptora logró independencia de la insulina 22 días después de la operación. Durante los 40 días de seguimiento, el transplante continuó funcionando con normalidad. Desde entonces, "el transplante funciona perfectamente", aseguró Shapiro. Hasta ahora, la mujer ha permanecido libre de la necesidad de inyecciones de insulina durante dos meses.

Shapiro enfatizó que el procedimiento tiene sus riesgos, pues el donante puede desarrollar diabetes por la pérdida de la mitad del páncreas. Además, existe el riesgo de que el receptor rechace el transplante.

En cuanto a la operación en sí "no es particularmente peligrosa", dijo Shapiro. "No es tan arriesgada como extirpar la mitad del hígado para un transplante de un donante vivo, o medio pulmón".

Shapiro considera que este procedimiento algún día se convertirá en una terapia estándar. "No hay suficientes islotes para poder tratar a todos los pacientes con diabetes tipo 1 que podrían beneficiarse", aseguró Shapiro. "El éxito de este primer esfuerzo demuestra que el transplante de un donante vivo puede funcionar".

En un editorial acompañante en la publicación, los expertos británicos Stephanie Amiel, profesora de medicina del King's College, y el Dr. Mohamed Rela, del Hospital del mismo Colegio, ambos de Londres, anotan que, "hasta ahora, los programas de transplante insular provienen de donantes fallecidos. En Japón, por razones culturales, está estrictamente prohibido usar donantes fallecidos. Para un paciente con hipoglucemia incapacitante en sociedades como esa, el único donante posible es uno vivo".

Sin embargo, advirtieron que "el transplante insular todavía no es una técnica perfecta. La independencia de la insulina no es segura de ninguna manera y únicamente es probable en los que son muy sensibles a la insulina".

Otra experta, la Dra. Jennifer Larsen, directora del centro de investigación clínica del Centro Médico de la Universidad de Nebraska, cuestionó el valor del procedimiento cuando la vida útil de los islotes transplantados se desconoce y puede que sólo sea de dos años. Aseguró que también se desconoce el riesgo a largo plazo de que el donante desarrolle su propio caso de diabetes.

"Aunque los resultados de este estudio son provocativos, hacen falta estudios a largo plazo tanto en el donante como en el receptor antes de que pueda recomendarse esta técnica", sostuvo. "Se debe considerar el riesgo a largo plazo de diabetes para el donante aún si hay un beneficio con límite de tiempo para el receptor".

Los comentarios de Larsen fueron repetidos por el Dr. Craig Smith, codirector del Centro de Recursos Insulares del Sur de California y profesor asociado de diabetes del Centro Médico Nacional City of Hope de Duarte, California.

"Los hallazgos son interesantes, pero no me sorprenden", declaró Smith. "Usar un donante vivo para este tipo de cosa genera varias cuestiones".

Smith también cuestionó sobre si el riesgo para el donante merece el beneficio desconocido para el receptor. Para el donante, la cirugía es más arriesgada que la de riñón, aseguró Smith. "Se parece más a un transplante de hígado, en el que se han presentado muertes. Con eso en cuneta, hay que observar cuál es el beneficio para el receptor comparado con el riesgo para el donante".

Smith no cree que la mayoría de los diabéticos tipo 1 necesiten transplante insular si su afección está siendo controlada por insulina. Asimismo, considera que los transplantes insulares de donantes fallecidos funcionan también.

"Además, si sólo va a ofrecer un beneficio a corto plazo, puede que no valga la pena", opinó. Smith anotó que los pacientes que han recibido transplantes de donantes fallecidos comienzan a usar insulina de nuevo luego de un par de años, y sospecha que su afección regresará al estado en el que estaba antes del transplante con el tiempo.

"El transplante insular en sí no debería recomendarse para todos los diabéticos tipo 1", sostuvo Smith. "Usar islotes de donantes fallecidos es igualmente bueno. En este momento, no existe un beneficio claro con respecto al uso de un donante vivo".

Más información

La National Diabetes Information Clearinghouse tiene más información sobre el transplante de islote pancreático.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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