La diabetes tipo II se puede prevenir, demuestra un importante estudio

La dieta y el ejercicio pueden ser la clave

Miércoles, 6 de febrero (HealthDayNews) -- Prevenir la diabetes tipo II es posible, y la dieta y el ejercicio podrían ser la mejor defensa. Esa es la conclusión de un estudio esperado durante mucho tiempo y recién publicado.

"Nuestra meta era descubrir si podíamos prevenir de manera efectiva o retrasar el comienzo de la diabetes tipo II para aquellos en alto riesgo, y , de ser así, cuál sería la mejor forma de hacerlo", indicó el doctor William Knowler, un investigador coordinador del mayor experimento nacional de múltiples centros dirigido por los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés).

Esa meta se alcanzó mediante el más extenso estudio de su clase uno que tomó lugar en 27 puntos en los Estados Unidos.

Conducidos bajo los auspicios del Grupo de Investigación del Programa de Prevención de Diabetes, investigadores examinaron la eficacia de dos importantes tratamientos de diabetes. El primero es modificaciones en el estilo de vida, principalmente cambios en la dieta y el ejercicio, con la pérdida de peso como meta. El segundo tratamiento es el medicamento metformin, una droga comúnmente utilizada para tratar diabetes tipo II. La idea era ver si alguno podría trabajar para prevenir la diabetes en pacientes de alto riesgo, y de ser así, cuál trabajaría mejor.

"Estuvimos complacidos y felices de ver que ambas intervenciones resultaron exitosas , aunque las modificaciones en el estilo de vida produjo mejores resultados", indicó Knowler.

De acuerdo con la experta en diabetes doctora Loren Wissner-Greene, éste es un poderosos estudio con efectos de largo alcance.

"Nos mostró que una enfermedad mayor una principal asesina se puede prevenir, y las estrategias son algo que están accesibles a casi todo el mundo. Todos podemos tomar medidas para protegernos de desarrollar diabetes tipo II, incluso aquellos que comienzan a mostrar síntomas de la inminente enfermedad. Son noticias estupendas", comentó Wissner-Greene, profesora de endocrinología en el Centro Médico de New York University.

El estudio, publicado en New England Journal of Medicine de mañana, incluyó 3,234 no diabéticos quienes tenían una edad promedio de 51 años. Sesenta y ocho por ciento de los participantes eran mujeres; 45 por ciento eran de grupos minoritarios.

Cada uno era considerado en alto riesgo de diabetes, con un índice de masa corporal de al menos 24 una indicación que marca el estar en sobrepeso. Y todos tenían niveles de azúcar sanguíneo significativamente elevados tanto luego de ayunar como dos horas después de ingerir una solución alta en azúcar. Los niveles de azúcar en la sangre se considera altamente como un precursor para la diabetes.

Se asignó al azar a las personas a uno de tres grupos. Al primer grupo se suministró un programa de modificación de estilo de vida centrado alrededor de la pérdida de peso. El segundo grupo tomó el medicamento y se aconsejó tener un estilo de vida más saludable. Al tercer grupo se suministró un medicamento placebo y también se indicó que tuviera un estilo de vida más saludable.

El programa de modificación de estilos de vida conllevaba una meta de pérdida de peso al menos 7 por ciento del peso corporal total, junto con 150 minutos de ejercicio a la semana, que consistía principalmente de caminatas rápidas. El programa fue implementado con un currículo de 16 lecciones enseñadas en contacto directo durante las primeras 24 semanas del estudio. Durante ese tiempo, la mayoría de los participantes su peso meta una pérdida promedio de 15 libras.

La sección del medicamento del estudio incluyó una dosis de dos veces al día de 850 miligramos de metformin, cuya nombre comercial des Glucophage, un medicamento que ayuda a que el cuerpo utilice mejor la insulina y es un tratamiento estándar para la diabetes tipo II.

El progreso de los participantes fue seguido por un promedio de 2.8 años.

El resultado final: Tanto el programa de modificación de estilo de vida como la medicación funcionaron para retrasar el comienzo de la diabetes, aunque el programa de estilo de vida fue casi el doble de eficaz.

Cuando se comparó con el grupo de placebo, 58 por ciento de los asignados al grupo de pérdida de peso y dieta evitaron desarrollar diabetes, en comparación con 31 por ciento en el grupo que tomaba el medicamento.

Sin embargo, en al menos dos áreas del estudio el nivel de azúcar sanguíneo en ayuno y el nivel de hemoglobina (un tipo de indicador que señala daño potencial en los vasos sanguíneos) los resultados eran similares tanto en la intervención de estilos de vida como en los grupos de medicamento, apuntó Wissner-Greene.

Estudios previos en China y Finlandia habían encontrado que la modificación de estilo de vida y la medicación podía reducir el riesgo de diabetes. Pero este es el primer estudio de mayor importancia para demostrar que la dieta y el ejercicio pueden retrasar la diabetes en diversas poblaciones estadounidenses que se están tornando cada vez más en sobrepeso y corren un riego mayor de diabetes.

En marcado contraste, estudios publicados el pasado año encontraron que tomar insulina como una forma de prevenir el comienzo de la diabetes tipo I no era eficaz.

La diabetes tipo II también conocida como diabetes de comienzo en la adultez ocurre cuando el cuerpo es incapaz de utilizar adecuadamente su suministro de insulina para hacer uso apropiado de azúcares y carbohidratos. Aunque se diferencia de la diabetes tipo I, que afecta la capacidad del cuerpo de producir su insulina, ambas formas de la enfermedad resultan en complicaciones similares. Estas incluyen riesgos dramáticamente incrementados de cardiopatía, ceguera y amputación de los miembros. De acuerdo con los Institutos Nacionales de Salud, hasta 10 millones de adultos padecen de diabetes tipo II.

Knowler señaló que el estudio inicialmente incluyó un segundo medicamento conocido como troglitazone (nombre comercial, Rezulin). Pero un vínculo con toxicidad hepática forzó a retirar este medicamento del mercado poco antes de comenzar el estudio. Aunque otros medicamentos similares todavía estaban disponibles, era demasiado tarde para incluirlos en el estudio.

En adición a no saber si los resultados habrían cambiado con la adición d este segundo medicamento, Wissner-Greene también indicó que tampoco se sabe si los resultados podrían haber sido más poderosos de haber un tercer grupo utilizando la combinación de modificaciones en el estilo de vida y el medicamento.

Aún así expresó que el mensaje principal es claro: "La diabetes tipo II se puede prevenir, y las herramientas están disponibles para todos".

Y añadió, "Hay muy pocas enfermedades asesinas de las que ese puede decir eso".

Qué hacer: Para aprender más acerca de la diabetes tipo II, visita la Asociación Americana de Diabetes.

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