A los niños más pobres podría irles peor tras una cirugía cardiaca

a child on a bed in a hospital
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VIERNES, 23 de febrero de 2018 (HealthDay News) -- Los niños que se han sometido a cirugía para reparar defectos en el corazón son más propensos a fallecer o a necesitar unas hospitalizaciones más largas si viven en barrios más pobres, sugiere un estudio reciente.

Las disparidades entre los niños ricos y pobres persistieron aunque todos fueron tratados en los mismos hospitales importantes, dijeron los investigadores. Y las diferencias raciales o en la cobertura de seguro solo explicaron parte de esas diferencias.

"El hecho de que haya disparidades en la atención de salud no es nada nuevo, pero fue particularmente chocante ver este efecto grande en esta población", comentó la autora del estudio, la Dra. Brett Anderson, profesora asistente de pediatría en el Centro Médico de la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York.

"Todos los niños incluidos en el estudio [estaban siendo] tratados en centros altamente especializados", añadió Anderson. "Nuestro estudio de verdad indicó que el vecindario era un factor de predicción significativo más allá de los efectos de los ingresos. Esto nos dice que nos falta un largo camino por recorrer".

Los defectos cardiacos congénitos, que se desarrollan a principios del embarazo, están presentes en los bebés al nacer. Implican la presencia de anomalías de las cámaras, las válvulas o los vasos sanguíneos del corazón, y afecta a al menos 8 de cada 1,000 bebés, según la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association).

Los defectos cardiacos congénitos pueden ser desde leves hasta graves, y pueden perturbar la capacidad del corazón de bombear de forma eficiente y también aumentar el riesgo de desarrollar varias afecciones. Se trata de los defectos congénitos más comunes en Estados Unidos, y se asocian tanto con las tasas más altas de mortalidad como con las tasas más altas de hospitalización en los niños, según el estudio.

Anderson y sus colaboradores analizaron datos de más de 100,000 hospitalizaciones por cirugía cardiaca, y de casi 858,000 hospitalizaciones en total, en niños y adolescentes de menos de 19 años edad en 46 instituciones de EE. UU.

Los jóvenes de los vecindarios con los ingresos más bajos que se sometieron a una cirugía por defectos cardiacos congénitos tenían un 18 por ciento más de probabilidades de fallecer y unas estadías hospitalarias un 7 por ciento más largas que los niños y adolescentes de los vecindarios con los ingresos más altos, encontraron los investigadores.

Los menores de los vecindarios más pobres también tenían unos costos de tratamiento un 7 por ciento más alto que sus pares de los vecindarios con los ingresos más altos.

Los resultados se sostuvieron independientemente de si las cirugías de los niños y adolescentes se consideraban de alto riesgo o de bajo riesgo. Los hallazgos también fueron similares cuando los investigadores ampliaron su análisis a jóvenes que recibían atención para cualquier afección crónica importante.

En el análisis general de todas las hospitalizaciones, los niños y adolescentes de los vecindarios con los ingresos más bajos tenían unas probabilidades de fallecer un 22 por ciento más altas, unas probabilidades de hospitalizaciones más largas un 3 por ciento más altas, y unos costos hospitalarios un 3 por ciento más elevados que los que provenían de vecindarios más ricos.

No está claro por qué algunos resultados son tan distintos para los pacientes jóvenes de cirugía cardiaca según sus códigos postales, comentó Anderson, pero ofreció algunos posibles motivos.

"Creo que una de las posibilidades reales es que los padres que provienen de distintos vecindarios defienden a sus hijos de forma diferente, y como profesionales clínicos nosotros alteramos la atención que ofrecemos en consecuencia", planteó. "A una gran cantidad de estos niños los operan justo al nacer, así que no están en sus vecindarios acumulando esos efectos".

"Es algo que hacemos, algo distinto que el paciente aporta [a la situación] o algo que influye en la dinámica entre padres y proveedores", añadió Anderson.

"El próximo paso es averiguar qué fomenta esas diferencias y cómo lo cambiamos. Mientras tanto, los proveedores deben reflexionar para ver qué podemos hacer mientras esperamos las respuestas que afecten a la atención médica que se provee", dijo.

La Dra. Shaine Morris es cardióloga pediátrica en el Hospital Pediátrico de Texas, en Houston, y no participó en la nueva investigación. Concurrió con la recomendación de Anderson de que los profesionales clínicos presten más atención a los factores que podrían influir en la forma en que tratan a los pacientes.

Morris dijo que es posible que los proveedores de atención de la salud no se den cuenta de que tratan de forma distinta a los distintos grupos de pacientes. Las limitaciones del transporte y la vivienda también podrían contribuir a que los pacientes permanezcan más tiempo en el hospital, anotó.

"Debemos seguir trabajando para ver cuáles son las posibles explicaciones", dijo Morris. "Todos reconocemos que sucede, pero no sabemos por qué. Algunas [personas creen] que es un prejuicio, pero eso solo es una parte. Creo que debemos seguir investigando, que se trata de un trabajo en constante elaboración".

El estudio aparece en la edición en línea del 23 de febrero de la revista Pediatrics.

Más información

La Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU. tiene más información sobre los defectos cardiacos congénitos.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2018, HealthDay

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