Algunos males de la infancia se resisten a irse

Por ejemplo, el virus de la varicela puede llevar al herpes

DOMINGO 21 de noviembre (HealthDayNews/HispaniCare) -- Así como nunca segundas partes fueron buenas, algunas afecciones médicas pueden aparecer varios años después de la infección o lesión iniciales. Muchas de ellas son igual de malas, o peores, la segunda vez.

Pensemos en la varicela, por ejemplo.

Lo que alguna vez fue una enfermedad común de la infancia y ahora se puede prevenir con una vacuna, se caracteriza por una erupción rojiza que pica y dura entre 10 y 12 días, a veces acompañada de fiebre no muy alta. Pero incluso después de que ya no pique y la erupción se haya desvanecido, el virus de la varicela, llamado varicella-zoster, simplemente anda por ahí clandestinamente.

Según el Dr. Bob Sears, pediatra de San Clemente, California y coautor de The Baby Book (el libro del bebé), el virus de la varicela es muy persistente. "Nunca abandona el cuerpo completamente", explicó. "El varicella-zoster permanece latente en los nervios. De hecho, para la mayoría de las personas, permanecerá así para siempre".

Sin embargo, "latente para siempre en la mayoría de las personas" no significa en todas las personas.

El virus varicella-zoster puede despertar con bríos y aparecer como herpes, también llamado herpes zoster. Según los U.S. Centers for Disease Control and Prevention, cerca de 300,000 casos de herpes tienen lugar en los Estados Unidos cada año. Y esta afección no es nada agradable.

El herpes es más común después de los 50 y el riesgo aumenta con los años. La afección causa entumecimiento, picor o dolor grave seguido por un racimo de lesiones parecidas a ampollas que aparecen una junto a la otra formando una tira en un solo lado del cuerpo. El dolor del herpes, que puede permanecer por semanas, meses o años después de que la erupción sana se conoce como neuralgia postherpética.

El herpes de por sí no es contagioso, pero se puede contraer varicela si no se ha tenido. Según los U.S. Centers for Disease Control and Prevention, "Las personas que no han sufrido de varicela pueden contraerla si están en contacto directo con una persona que tenga herpes. Entonces, uno se contagia de herpes de su propio virus de la varicela, no de alguien más". Teóricamente, es posible que se pueda contraer herpes después de haber tenido varicela.

La varicela no es la única enfermedad que tiene la fea costumbre de volver a acosar. La mononucleosis es otra.

La mononucleosis es una enfermedad grave bastante común en niños y adultos jóvenes causada por el virus Epstein-Barr (VEB), explicó Sears.L La infección del VEB causa inicialmente fiebre, erupción y dolor de garganta, seguidos de fatiga, que puede durar varios meses.

"La mayoría de las personas la superan", explicó el pediatra, "pero algunos sufrirán después síndrome de fatiga crónica, en el que el virus de la mononucleosis se reactiva y causa fatiga, dolor de cabeza y otros síntomas generales".

Pero también está la parálisis de Bell, una afección generalmente temporal que se caracteriza por la inflamación de uno de los nervios faciales, lo que resulta en músculos faciales debilitados o paralizados en un lado de la cara, lo que también puede ser causado por una infección de VEB.

Otros efectos menos comunes retrasados del VEB también incluyen hernia del bazo, inflamación del músculo cardiaco (miocarditis), efectos sobre el sistema nervioso central (meningitis aséptica y encefalitis) y una afección del sistema nervioso llamada síndrome de Guillain-Barr, que puede paralizar los músculos.

Y no crea que que los virus son los únicos responsables por las afecciones médicas de los adultos. Incluso las lesiones en la infancia menos escandalosas pueden tener consecuencias significativas posteriores para la salud.

El Dr. Andrew Iwach, oftalmólogo del profesorado clínico de la Universidad de California en San Francisco, asegura que las lesiones oculares que tuvieron lugar décadas atrás se pueden manifestar en la adultez como perturbaciones visuales serias.

"Las lesiones traumáticas contundentes son los peores culpables", aseguró Iwach. "Todo el mundo espera que haya un daño cuando un objeto afilado se le clava en el ojo a un niño. Pero lo que no se reconoce de igual manera son las consecuencias a largo plazo de un golpe en el ojo por algo relativamente inocuo como una pelota de tenis".

Un impacto como ese puede desencadenar una onda expansiva en el ojo que puede causar hifema, una hemorragia en la cámara anterior, la zona entre la córnea y el iris. Los hifemas son suficientemente malos la primera vez pero, según Iwach, son particularmente irritantes cuando el daño causado en la infancia reaparece más adelante en la vida y afecta la agudeza visual.

"Siempre que veo a un paciente que tiene un ojo con una presión intraocular muy alta, estoy atento a la posibilidad de que haya una historia de trauma contundente en el ojo", aseguró. "A veces, la lesión tuvo lugar muchos años atrás. Y muchas veces, la persona no reconoció la gravedad del trauma contundente original al interior del ojo porque la lesión pareció sanar. Pero en realidad, estas afecciones pueden permanecer silentes por un tiempo y luego volver a aparecer".

Iwach aseguró que la clave para evitar daños permanentes es asegurarse de que haya diagnóstico y tratamiento inmediatos. "Ese tipo de lesiones no se pueden pasar por alto", recomendó. "Si no se les presta atención, van a encontrar la manera de volverse a aparecer más adelante y afectarán la capacidad de una persona para ver".

Más información

Los U.S. Centers for Disease Control and Prevention tienen más información acerca del síndrome de fatiga crónica.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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