Las inundaciones del Katrina son menos tóxicas de lo que se temía

Estudios muestran que el huracán contaminó poco el suelo de Nueva Orleáns

LUNES 11 de septiembre (HealthDay News/HispaniCare) -- Aunque la aún devastada Nueva Orleáns lucha por recuperarse del huracán Katrina, la ciudad aparentemente ha evitado una de las consecuencias más temidas de la tormenta, la contaminación de su suelo con una "sopa tóxica".

Esa es la conclusión de docenas de trabajos científicos que muestran que la inundación relacionada con el huracán no incrementó los niveles de metales pesados en el suelo como el plomo y el arsénico; pesticidas; o petroquímicos como el benceno, tolueno, etilbenceno y xilenos, conocidos de manera colectiva como BTEX.

Los artículos fueron presentados el lunes en el comienzo de la reunión anual de cuatro días la American Chemical Society en San Francisco.

"En términos generales, no había una amenaza grave de salud", aseguró la Dra. Maureen Lichtveld, presidenta de ciencias de salud medioambiental de la facultad de salud pública y medicina tropical de la Universidad de Tulane en Nueva Orleáns.

Al menos desde una perspectiva medioambiental de salud, eso significa que es probablemente seguro que la mayoría de sus residentes regresen y reparen sus deteriorados hogares, apuntó Lichtveld.

Michael T. Abel, de la Universidad Tecnológica de Texas, y sus colegas presentaron una investigación que mostraba que Katrina, que impactó en la costa del Golfo el 29 de agosto de 2005, no hizo una gran diferencia en los niveles del suelo y del sedimento de metales pesados.

"Es una 'buena noticia' que el escenario de la ciudad no empeorara y que las concentraciones de metales están acorde con las de otras ciudades de tamaño y antigüedad similar", apuntó Abel. "Sin embargo, es importante destacar que muchos de los suelos y de los sedimentos tenían concentraciones de plomo y arsénico que excedían los niveles de evaluación del suelo para la salud humana establecidos por la U.S. Environmental Protection Agency".

De los 77 sitios que Abel y su equipo examinaron, 14 (principalmente en el distrito del sur) tenían niveles potencialmente peligrosos de plomo y 12 (sobre todo en el distrito oriental) de arsénico.

"Al igual que muchas ciudades antiguas, Nueva Orleáns tiene niveles de plomo en la capa superficial del suelo debido al uso de pintura con plomo", explicó Lichtveld. "Pero eso era antes de Katrina".

La exposición al plomo puede tener efectos adversos sobre el cerebro, sangre, riñones y sistema endocrino, sobre todo en los niños que juegan en suelos contaminados y que no se lavan las manos. Así que en las áreas donde se han detectado altos niveles de plomo, podría ser necesario eliminar la capa superficial del suelo o cubrirla con tierra no contaminada, aseguró Abel.

A Abel le sorprendió descubrir que la contaminación después del Katrina no fuera peor. "Con las innumerables fuentes de compuestos tóxicos que fueron cubiertas por las aguas, tales como instalaciones industriales, estaciones de gasolina, vehículos, entre otros, esperaba ver al menos una dispersión de altas concentraciones de contaminantes a bajas concentraciones en toda Nueva Orleáns", apuntó.

Aunque Abel no sabe con certeza por qué no se extendió más la contaminación, sugirió que podría deberse a que las aguas salobres de la inundación eran altamente alcalinas. "Esto podría explicar la incapacidad de las inundaciones para mover y dispersar los metales", aseguró.

Jianmin Wang, profesor asistente en la facultad de ingeniería de la Universidad de Missouri-Rolla, y sus colegas presentaron una investigación que mostraba que los niveles de pesticidas y BTEX del suelo y sedimentos de Nueva Orleáns eran por lo general bastante bajos y que no eran de gran preocupación.

"Esta investigación se centra en agentes contaminantes que pueden ser extraídos o filtrados, algo que es más significativo al evaluar el impacto práctico para la salud ambiental", dijo Wang en una declaración.

A Lichtveld no le sorprendió que la contaminación química no fuera más significativa tras el Katrina. "Tenemos que analizar el lugar donde se originó la inundación", señaló. "Se tomaron muestras del pescado, langostinos y ostras del Lago Pontchartrain y no se encontraron niveles que representaran una preocupación de salud inmediata".

"Las áreas que fueron cubiertas por las aguas no se encontraban en zonas en las que hubieran desperdicios peligrosos", agregó.

Ruth A. Hathaway, organizadora del simposio "Recuperación y Prevención de Desastres Naturales" en la conferencia, dijo en una declaración, "los datos muestran que no existe una necesidad real de prohibir el consumo de pescado".

Más información

Para más información sobre el impacto causado por las inundaciones del huracán Katrina, visite la American Chemical Society.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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