Según una encuesta, a pesar de la radiación en Japón, la opinión de los estadounidenses sobre la energía nuclear ha variado poco

Muchos de los encuestados reconocieron preocupaciones sobre la salud, pero consideran que se podrían hacer centrales más seguras

JUEVES, 31 de marzo (HealthDay News/HolaDoctor) -- Casi tres semanas después del masivo terremoto y el maremoto que inutilizaron a cuatro reactores nucleares en Japón, la opinión pública estadounidense sobre los riesgos y beneficios de la energía nuclear no ha cambiado mucho, en comparación con tres años antes, encuentra una encuesta reciente de Harris Interactive/HealthDay.

El público estadounidense se divide casi por igual en si se deben construir o no más centrales nucleares en territorio de EE. UU. 41 por ciento favorecen la idea, y 39 por ciento se oponen. Esto representa apenas un cambio ligero frente a hace tres años, cuando 49 por ciento respaldaban las centrales nucleares y 32 por ciento se oponían a ellas.

"Los problemas con la central nuclear de Fukushima Daiichi claramente han influido sobre las actitudes estadounidenses hacia la energía nuclear, pero no tanto como esperaba", señaló Humphrey Taylor, presidente de Harris Poll, un servicio de Harris Interactive. "El respaldo para construir más centrales nucleares en EE. UU. se ha reducido", señaló, pero "aún así queda una división en el público, de 41 frente a 39 por ciento, y 20 por ciento que no están seguros. La mayoría de las personas reconoce los peligros potenciales de los accidentes nucleares, pero sigue pensando que las centrales nucleares son al menos 'algo seguras'".

Esta no es la primera vez que un accidente nuclear ha influido sobre la opinión pública. Según encuestas anteriores de Harris Interactive, a mediados de los 70 casi dos tercios de los estadounidenses favorecían la energía nuclear. Sin embargo, tras el accidente de Three Mile Island, apenas 47 por ciento estaban a favor, y 45 por ciento en contra.

En esta nueva encuesta en línea de unos 2,100 adultos de EE. UU., llevada a cabo del 23 al 25 de marzo, el 73 por ciento de los encuestados creía que la eliminación de desperdicios nucleares seguía siendo un "problema importante", mientras que 55 por ciento pensaba que el posible escape de radiactividad a la atmósfera era igual de peligroso.

Estas cifras fueron también apenas un poco más elevadas que las de una encuesta Harris similar de hace tres años, cuando la proporción fue de 72 y 51 por ciento, respectivamente.

Casi un tercio de todos los adultos (29 por ciento) sigue considerando las centrales nucleares como "muy seguras" y otro 34 por ciento afirma que son "algo seguras". En 2008, dichas cifras eran bastante similares, con 34 y 33 por ciento, respectivamente.

Aún así, en la nueva encuesta, casi la mitad de todos los adultos (46 por ciento) concurrió en que "el riesgo de accidentes y exposición a la radiación por las centrales nucleares es demasiado alto para ser aceptable".

De todos modos, la mayoría de personas parecía capaz de ver ambos lados del debate.

Más de la mitad (55 por ciento) concurrió en que "necesitamos construir centrales nucleares porque no producen gases de invernadero que contribuyan al calentamiento global y al cambio climático, a diferencia de las que usan petróleo, gas o carbón", mientras que 59 por ciento se mostró de acuerdo en que "construir centrales nucleares es aceptable si las construimos a suficiente distancia de las líneas de falla de los terremotos y áreas con grandes poblaciones".

Pero cuando se les planteó la otra cara del argumento, mayorías concurrieron en que accidentes similares al de Japón también podrían suceder en EE. UU. (74 por ciento), y que las personas que viven cerca de las centrales nucleares tienen más probabilidades de desarrollar cáncer que las que viven más lejos (54 por ciento).

Sin embargo, la ecuanimidad relativa del público estadounidense podría no ser tan sorprendente, sobre todo dada la gran distancia que separa a Japón de EE. UU., señalaron varios expertos.

"Existe la idea de que un desastre enloquece a todo el mundo", planteó George Bonanno, profesor de psicología clínica del Colegio de Profesores de la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York.

Pero cuando un desastre sucede lejos, "la gente tiende a no verse tan afectada a menos que hayan perdido a alguien en el desastre o sufran de una psicopatología preexistente. No hay un impacto psicológico duradero real", dijo.

"Somos observadores remotos", añadió Bonanno, autor de The Other Side of Sadness (El otro lado de la tristeza). "Seguimos con nuestras vidas y tendemos a no pensar en esas cosas con mucha frecuencia".

Ellin Bloch, profesora de la Escuela de Psicología Profesional de California en Alhambra, se mostró de acuerdo. "Psicológicamente, prestamos atención a lo que tenemos justo en frente, así que si no se está en proximidad directa con un evento, parece más lejano. No se considera que influya inmediatamente sobre uno", apuntó.

Otros factores que podrían tener que ver con la respuesta de miedo relativamente calmada podrían incluir el hecho de que los riesgos de salud de la radiación no son inmediatos, y que el público estadounidense está ahora abrumado ante otros eventos mundiales, como la situación en Libia y en Egipto.

"Ahora mismo pasan tantas cosas en las noticias que [el desastre nuclear de Japón], para bien o para mal, podría no ser lo más prioritario", anotó Bloch.

Sin embargo, impulsada por la catástrofe de Japón, la Comisión de Regulación Nuclear de EE. UU. ha iniciado una revisión de la seguridad de las centrales nucleares del país. Y otros países también se replantean su uso de la energía nuclear. De hecho, Alemania ha anunciado que tiene la intención de prescindir de la energía nuclear del todo en las próximas décadas.

Más información

El Departamento de Energía de los EE. UU. ofrece más información sobre la energía nuclear.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor

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