Los costos médicos de los bebés nacidos con una adicción a los opiáceos en EE. UU. se disparan

El precio anual de su atención supera ahora los 300 millones de dólares, informan unos investigadores
premature infant
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JUEVES, 15 de junio de 2017 (HealthDay News) -- La cantidad de recién nacidos de EE. UU. hospitalizados por abstinencia de los opiáceos ha aumentado de forma marcada en los últimos años, y lo mismo ha sucedido con el costo de darles tratamiento, muestra un nuevo estudio.

De hecho, la factura nacional por atender a esos frágiles recién nacidos alcanza ahora los cientos de millones de dólares, encontró el estudio.

Los investigadores sabían que la epidemia de abuso de los analgésicos de EE. UU. se está extendiendo a los bebés. Estudios recientes han registrado un aumento marcado en el síndrome de abstinencia neonatal (SAN), dijeron los investigadores.

Lo más frecuente es que los recién nacidos sufran de la afección porque sus madres tomaron analgésicos opiáceos (como OxyContin o Vicodin) durante el embarazo. Los bebés nacen con dependencia a los medicamentos, y desarrollan síntomas de abstinencia rápidamente.

Esto puede significar una variedad de problemas, desde temblores y convulsiones, dificultades respiratorias, diarrea y dificultades con la alimentación.

El año pasado, un estudio federal observó que la cantidad de bebés de EE. UU. nacidos con SAN se triplicó entre 1999 y 2013, al menos en los 28 estados que contaban con esos datos.

El nuevo estudio, publicado el 14 de junio en la revista Addiction, añade otra dimensión: el costo financiero.

En 2012, los investigadores encontraron que el SAN costaba a Estados Unidos más de 300 millones de dólares en atención en el hospital. Esto es en comparación con 61 millones de dólares en 2003.

Y en comparación con otros recién nacidos hospitalizados, las estadías en el hospital de los que tenían SAN duraron el triple y costaron tres veces más.

"El uso de opiáceos durante el embarazo hace que el bebé pague un precio, tanto en los síntomas potenciales de abstinencia como en la duración de la admisión en el hospital", lamentó la investigadora, la Dra. Tammy Corr, especialista en medicina neonatal en el Centro Médico Hershey de la Universidad Estatal de Pensilvania.

La Dra. Nicole Villapiano es pediatra en el Hospital Pediátrico C.S. Mott de la Universidad de Michigan.

En un estudio reciente, encontró que el SAN está afectando en particular a las comunidades rurales. Entre 2003 y 2012, los casos en las áreas rurales aumentaron de 1.2 por cada mil nacimientos a 7.5 por cada mil. En contraste, la tasa en las ciudades de EE. UU. aumentó de 1.4 casos por cada mil a 4.8 por cada mil.

Esa diferencia no es sorprendente, según Villapiano, dado que las comunidades rurales están en el epicentro de la epidemia de opiáceos.

El nuevo estudio podría en realidad subestimar los costos del SAN, dijo Villapiano, porque quizá no tome en cuenta a los recién nacidos en los hospitales comunitarios pequeños que tuvieron que ser transferidos a centros médicos urbanos.

Eso apunta a un mayor problema, según Villapiano. Los hospitales rurales quizá no estén equipados para gestionar los SAN, y las mujeres que viven en esas áreas, embarazadas o no, tal vez no tengan acceso a ayuda para la adicción a los opiáceos.

Dejar los opiáceos de forma abrupta, incluso si es posible, es peligroso, advirtió Villapiano. El tratamiento recomendado para la dependencia es un medicamento, como la metadona o la buprenorfina, junto con consejería conductual.

Pero obtenerlo puede ser difícil en las áreas rurales, añadió.

"Y encontrar un centro que administre esa atención a una mujer embarazada es muy difícil", señaló Villapiano.

Corr concurrió en que las mujeres embarazadas adictas a los opiáceos pueden enfrentarse a unas barreras significativas.

"Las políticas estatales varían en el tratamiento de las mujeres embarazadas que tienen un problema de abuso de sustancias", dijo Corr. Esas políticas, anotó, van desde ofrecer ayuda con el tratamiento a las mujeres hasta la "criminalización".

"En lugar de tratar el abuso de sustancias como un crimen (lo que podría disuadir a las madres embarazadas de buscar ayuda) necesitamos programas de tratamiento de la drogadicción que se dirijan a las mujeres embarazadas de forma específica", planteó Corr.

Los hallazgos se basan en los expedientes de alta hospitalaria pediátricos de más de 4,000 hospitales de EE. UU. Entre 2003 y 2012, el equipo de Corr encontró que las admisiones al hospital por SAN se habían multiplicado por más de cuatro.

Esos bebés al final tuvieron unas estadías más largas en el hospital que los recién nacidos hospitalizados por otros motivos, con un promedio de casi 17 días, frente a cinco días. Y el costo típico se acercó a los 17,000 dólares, frente a 5,600 dólares.

Los bebés con SAN parecen recuperarse bien, dijo Villapiano, aunque no está claro si algunos podrían tener problemas persistentes con la atención y otras conductas más adelante.

Idealmente, dijeron ambas investigadoras, la exposición prenatal a los opiáceos se debería prevenir en primer lugar.

Las mujeres que abusan de los opiáceos (o que toman una receta legítima) deben ser conscientes de los riesgos de usar los medicamentos y drogas durante el embarazo, apuntó Corr.

"Si una mujer queda embarazada mientras usa opiáceos, debe notificarlo a su proveedor de inmediato para buscar la ayuda adecuada, para ofrecer los mejores resultados para ella y su bebé", añadió.

Más información

March of Dimes ofrece más información sobre el síndrome de abstinencia neonatal.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2017, HealthDay

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