Los medicamentos para el cáncer de mama no son iguales para todo el mundo

Estudio halla que sólo ciertas mujeres necesitan inhibidores de la aromatasa para evitar la reincidencia

LUNES 23 de octubre (HealthDay News/HispaniCare) -- Un estudio reciente sugiere que no todas las pacientes de cáncer de mama necesitan acudir a los inhibidores de la aromatasa luego de usar tamoxifén durante cinco años.

Aunque algunas mujeres definitivamente permanecen libres de cáncer por más tiempo cuando toman los medicamentos, a otras les va bien sin ellos, por lo que su uso debe ser sopesado con sumo cuidado, aseguró el Dr. Gary M. Freedman, oncólogo de radiación del Centro contra el cáncer Fox Chase de Filadelfia. Se trata del autor líder del estudio publicado en la edición del 1 de septiembre de Cancer.

En años recientes, los inhibidores de la aromatasa se le han administrado a las mujeres posmenopáusicas después de usar tamoxifén, un medicamento para el cáncer de mama. Este nuevo estudio sugiere que se debe volver a considerar el uso universal de los inhibidores de la aromatasa porque muchas mujeres podrían no necesitarlos.

"Un mensaje del estudio es que la mayoría de las mujeres, para cuando terminen la cirugía, la radiación y los cinco años de tamoxifén, tienen un excelente pronóstico en ese momento", aseguró Freedman. "La inmensa mayoría de estas mujeres han sido curadas después de la marca de los cinco años con tamoxifén".

El tamoxifén, que se ha estado usando por más de 20 años, actúa contra el efecto del estrógeno, una hormona que promueve el desarrollo de las células del cáncer de mama. Los nuevos inhibidores de la aromatasa (como Femara, Aromasin o Arimidex) interfieren con una enzima de la aromatasa y también reducen el estrógeno.

El equipo de Freedman examinó a 471 mujeres, las cuales habían sido tratadas con cirugía para preservar las mamas, dirección de los ganglios linfáticos y radiación después de haber recibido un diagnóstico de cáncer de mama entre 1982 y 1999, "antes de que salieran los inhibidores de la aromatasa", aseguró. Todas recibieron tamoxifén.

Observó los subgrupos de estas mujeres para determinar si la mayoría en realidad se hubiera beneficiado de un tratamiento adicional con un inhibidor de la aromatasa y evaluó factores como la cantidad de ganglios linfáticos involucrados y si eran menopáusicas.

Freedman concluyó que el tratamiento adicional en este grupo de mujeres hubiera proporcionado únicamente un beneficio marginal. "La clave es ser muy selectivo acerca de quién se va a beneficiar más del medicamento", aseguró. Las que eran premenopáusicas antes del momento del diagnóstico y las que tenían cuatro o más ganglios linfáticos positivos para el cáncer hubieran sido las más beneficiadas.

El equipo de Freedman les dio seguimiento a las mujeres durante una media de 8.25 años. Durante ese tiempo, hallaron 10 cánceres de mama en el otro seno y 26 reincidencias.

Al final del periodo de seguimiento, 45 mujeres habían muerto, ocho de cáncer de mama y las otras 37 por otras causas, informó Freedman. De esas 37, 32 eran mujeres mayores de 60.

El estudio de Freedman sigue a otro aleatorio de gran tamaño que fue publicado el año pasado en el Journal of the National Cancer Institute. Los investigadores le dieron seguimiento a más de 5,000 mujeres, la mitad de las cuales recibió Femara y la otra mitad no, y hallaron que el inhibidor de la aromatasa mejoró la supervivencia libre de la enfermedad.

Sin embargo, según Freedman, "el estudio no llegó al nivel de detalle del nuestro al tratar de separar qué subgrupos se benefician y cuáles no".

El nuevo estudio señala otro hecho importante acerca de las decisiones sobre los tratamientos para el cáncer de mama, aseguró el Dr. Len Lichtenfeld, vicedirector médico principal de la American Cancer Society. "Al final, se trata de decisiones individuales", anotó. "Las mujeres deben acudir a su oncólogo para obtener información precisa y honesta acerca de los beneficios y los riesgos de los tratamientos recomendados".

Lichtenfeld y Freedman señalaron que, al igual que todos los medicamentos, los inhibidores de la aromatasa tienen sus desventajas. El costo es una, pues el costo mensual típico supera los $200 en los EE.UU. Los inhibidores de la aromatasa también pueden causar sofocos, pérdida del apetito y aumentan el riesgo de osteoporosis.

Aún así, algunas mujeres todavía podrían decidirse por los medicamentos, aseguró Lichtenfeld. "En cuanto el cáncer de mama reaparece, es difícil de controlarlo de nuevo", advirtió. Debido a esto, dijo, es probable que haya mujeres que, luego de que se les informa acerca de los riesgos y los beneficios, opten por tomar los medicamentos aún si aumentan las probabilidades de supervivencia libre de la enfermedad apenas en pequeñas cantidades.

La misma recomendación de diseñar el tratamiento para cada persona fue repetida por un panel de asesores de la Food and Drug Administration el 18 de octubre. Se recomienda que las pacientes de cáncer de mama reciban información cuando se les receta tamoxifén de que si tienen cierto perfil genético o toman ciertos antidepresivos se podría aumentar el riesgo de reaparición del cáncer.

Algunas personas portan una copia inactiva de una enzima que evita que el organismo descomponga algunos medicamentos, como el tamoxifén, lo que potencialmente aumenta el riesgo de reincidencia. Además, algunas investigaciones han señalado que a las mujeres que toman ciertos antidepresivos les va peor con un tratamiento con tamoxifén.

Más información

Para aprender más sobre la terapia para el cáncer de mama, visite la American Cancer Society.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

Related Stories

No stories found.
logo
Healthday Spanish
spanish.healthday.com