Un nuevo análisis conforma que la terapia hormonal no previene las enfermedades tras la menopausia

Pero la investigación de seguimiento muestra que el uso a largo plazo sigue siendo una opción para los sofocos

MARTES, 1 de octubre (HealthDay News) -- No hay evidencia firme en respaldo del uso de la terapia de reemplazo hormonal (TRH) tras la menopausia para prevenir las enfermedades cardiacas u otros males crónicos, pero el uso a corto plazo para los sofocos podría ser una opción.

Esa es la conclusión del más reciente análisis de la Iniciativa de salud de las mujeres (WHI), un conjunto de importantes ensayos de EE. UU. para evaluar la TRH para la prevención de las enfermedades crónicas en mujeres mayores sanas.

La WHI comenzó en los 90, un momento en que los médicos recetaban la terapia de reemplazo hormonal a las mujeres postmenopáusicas para prevenir las enfermedades cardiacas. Sin embargo, los resultados cambiaron la práctica común.

En 2002, uno de los ensayos se detuvo temprano cuando los investigadores hallaron que las mujeres que tomaban las hormonas (pastillas de estrógeno más progestina) en realidad tenían unos riesgos más elevados de coágulos sanguíneos, ataques cardiacos, accidentes cerebrovasculares (ACV) y cáncer de mama que las usuarias de placebos.

Un segundo ensayo que observaba la terapia solamente con estrógeno se detuvo dos años después. Las mujeres que tomaban la hormona no mostraron un menor riesgo de enfermedades cardiacas, pero sí una tasa ligeramente elevada de coágulos sanguíneos y ACV.

Los hallazgos más recientes, que aparecen en la edición del 2 de octubre de la revista Journal of the American Medical Association, no cambian en nada el consejo general sobre las hormonas, según la investigadora líder, la Dra. JoAnn Manson, jefa de medicina preventiva del Hospital Brigham and Women's, en Boston.

"La terapia hormonal no está indicada para la prevención de las enfermedades a largo plazo", señaló Manson.

Por otro lado, para las mujeres que han pasado recientemente por la menopausia y que sufren de sofocos graves, la terapia hormonal sigue siendo el remedio más efectivo. El uso a corto plazo "podría ser adecuado" para esas mujeres, planteó Manson.

Esa recomendación no es nueva. Hace mucho que los expertos afirman que la terapia hormonal a corto plazo debe ser una opción para los sofocos graves. Pero estos últimos resultados reafirman la idea de que la terapia hormonal es más segura para las mujeres relativamente más jóvenes que las usan durante un periodo finito, apuntó Manson.

Anotó que algunos médicos parecen haber "malentendido" los hallazgos originales de la WHI, y se muestran reacios a usar la terapia hormonal incluso para los sofocos.

"Muchas mujeres tienen problemas para hallar un médico que la recete", apuntó Manson. Añadió que estos hallazgos más recientes crean "una imagen más clara sobre cuál debe ser el mensaje".

Los resultados se basan en unas 16,600 mujeres que se asignaron al azar a tomar pastillas de estrógeno y progestina o un placebo, y más de 10,700 que tomaron estrógeno solo o un placebo. Las mujeres recibieron terapia hormonal durante unos seis a siete años antes de que los ensayos de la WHI se detuvieran, y el equipo de Manson les dio seguimiento durante seis a ocho años tras ese momento.

A un plazo más largo, la mayoría de los riesgos originalmente vinculados con la terapia de reemplazo hormonal declinaron, y lo mismo sucedió con los beneficios, como unos riesgos más bajos de fracturas de cadera y diabetes. La excepción fue el riesgo de cáncer de mama, que permaneció más elevado entre las mujeres que usaron estrógeno y progesterona. En todo el periodo del estudio, hubo 434 casos de cáncer de mama entre esas mujeres, frente a 323 entre las usuarias del placebo.

Los hallazgos fueron "más favorables" entre las mujeres relativamente más jóvenes, entre los 50 y los 59, que usaron solo estrógeno, apuntaron los investigadores. En realidad tuvieron una tasa ligeramente más baja de ataques cardiacos y menos muertes, frente a las mujeres de 50 a 59 que tomaron placebos.

Pero esas diferencias fueron pequeñas, y Manson dijo que existe una preocupación sobre otros riesgos de la terapia hormonal, incluso en las mujeres más jóvenes, como el riesgo de coágulos sanguíneos que pudieran provocar un ACV o desplazarse a los pulmones.

Así que nadie debe tomar las hormonas con la finalidad de reducir los riesgos a largo plazo de enfermedades, enfatizó la Dr. Elizabeth Nabel, quien escribió un editorial publicado junto con el estudio.

"Aunque el uso a corto plazo de esta terapia podría resultar útil para el alivio de los síntomas [de la menopausia], este nuevo estudio de seguimiento de trece años claramente no respalda el uso a largo plazo de la terapia hormonal para la prevención de las enfermedades crónicas", comentó Nabel, presidenta del Hospital Brigham and Women's.

Para que un fármaco se utilice para prevenir una enfermedad, en lugar de tratarla, los beneficios tienen que ser muy claros, anotó Manson. "El estándar tiene que ser muy alto", dijo.

Los estudios siguen buscando si la terapia hormonal podría reducir los riesgos de enfermedades de las mujeres relativamente más jóvenes, lo que incluye si unas dosis más bajas o unas "rutas de administración" distintas podrían funcionar mejor.

Manson apuntó que se cree que los parches hormonales podrían ser más seguros que las pastillas, porque no conllevan el mismo riesgo de coágulos sanguíneos. Pero tampoco hay evidencia concluyente de que los parches se deban usar para la prevención de enfermedades, enfatizó.

Más información

El Departamento de Salud de EE. UU. ofrece más información sobre la terapia de reemplazo hormonal.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2013, HealthDay

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