Al trato de cabecera de los oncólogos con frecuencia le falta la empatía

Un estudio de conversaciones entre médicos y pacientes muestra que podrían hacerlo mejor
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MIÉRCOLES 19 de diciembre (HealthDay News/Dr. Tango) -- La mayoría de especialistas en cáncer no responden a las inquietudes emocionales de sus pacientes con expresiones verbales de empatía y apoyo, según revela un estudio reciente.

El hallazgo sugiere que la calidad de vida de los pacientes de cáncer podría mejorar de forma significativa si los médicos estuvieran mejor capacitados para reconocer y abordar las inquietudes emocionales de los pacientes mientras combaten la enfermedad.

"Grabamos en audio las interacciones entre médicos y pacientes, las analizamos, y lo que encontramos es que cuando los pacientes expresaban emociones negativas, los médicos no siempre respondían con empatía", afirmó la autora del estudio, Kathryn L. Pollak, profesora asociada del Departamento de medicina comunitaria y familiar del Centro médico de la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte.

El equipo de Pollak publicó sus hallazgos en la edición del 20 de diciembre del Journal of Clinical Oncology.

Para evaluar al frecuencia de las interacciones empáticas en un ambiente de oncología, los autores primero encuestaron a 51 oncólogos que atendían a un total de 270 pacientes de cáncer en el Duke, el Centro médico de Asuntos de Veteranos de Durham o la Universidad de Pittsburgh.

A los médicos, la mayoría hombres blancos, se les preguntó sobre su nivel de confianza al abordar las inquietudes de los pacientes; su opinión sobre cómo varios métodos de comunicación podrían afectar al paciente; y su nivel general de comodidad con las conversaciones de tipo psicosocial.

Además, se preguntó a los médicos si se sentían más inclinados hacia los aspectos tecnológicos y científicos de la atención del paciente o más dispuestos a enfocarse en el lado social y emocional del tratamiento.

Los investigadores también grabaron casi cuatrocientas cintas de audio de conversaciones que habían tenido lugar entre médicos y pacientes.

Los pacientes tenían cáncer en etapa avanzada y sus médicos indicaron que no les sorprendería si morían de su enfermedad antes de un año. Casi las tres cuartas partes de los pacientes eran blancos y tenían en promedio poco más de sesenta años de edad.

La mayoría de los pacientes había establecido una relación con su oncólogo, pues el noventa por ciento afirmó que había conocido a su médico al menos seis meses antes del estudio.

Según los investigadores, más de dos tercios de los médicos afirmó estar orientado hacia los aspectos técnicos de la atención del paciente, aunque también mostraban una alta confianza en su capacidad de manejar las inquietudes de los pacientes. La mayoría de los médicos también consideraba que se sentía cómodo con las conversaciones que tenían carga emocional.

Pero tras revisar todas las cintas, Pollak y sus colegas determinaron que los casos en que los médicos respondían a las inquietudes de los pacientes con empatía eran poco comunes.

Durante las casi cuatrocientas conversaciones, hubo menos de 300 de las llamadas "oportunidades empáticas". Tales oportunidades se definieron como puntos en que un paciente había expresado de manera verbal emociones negativas, como miedo o preocupación, a las cuales los médicos podían responder según su consideración.

Los investigadores observaron que fue más probable que las pacientes de sexo femenino expresaran tales sentimientos, sobre todo si su médico era también mujer.

Cuando se expresaron tales emociones, casi las tres cuartas partes de las veces, los médicos eligieron "terminar" la conversación ofreciendo, por ejemplo, un consuelo general de que el tiempo resolvería el problema.

Las ocasiones en que los médicos promoverían una "continuación" de la conversación con empatía, exhortando a la elaboración y/o expresando alguna forma de comprensión o apoyo, fueron mucho menos frecuentes, pues ocurrían en poco menos de la cuarta parte de las ocasiones.

Los oncólogos que ofrecían declaraciones más empáticas eran más jóvenes que los que no, mientras que los que se quedaban más tiempo conversando con un paciente preocupado eran más propensos a describirse a sí mismos como altamente enfocados en la dimensión emocional de la atención del paciente.

El equipo de investigación concluyó que los oncólogos necesitan una mejor educación para reconocer y responder apropiadamente a las emociones de los pacientes.

"Claramente, a los oncólogos les importan sus pacientes", señaló Pollak. "Si no fuera así, no se dedicaran a la oncología. Pero la oncología es un campo realmente desafiante y, en general, a los oncólogos no se les ha enseñado cómo comunicarse con los pacientes. Entonces, se trata de una situación bastante difícil para ellos".

"La buena noticia es que la capacidad de comunicación es algo que puede enseñarse", añadió. "Yo no diría que es una habilidad innata. Muchos médicos que afirman que se sienten menos cómodos expresándole sus emociones a los pacientes sufren de una falta de capacitación. Lo que necesitan es que se les enseñe cómo verbalizar lo que sienten. Hay varios programas por todo el mundo que han demostrado que este tipo de capacitación en comunicación puede producir buenos comunicadores".

Pollak señaló que ella y su equipo están actualmente conduciendo un estudio de seguimiento para ver cómo podría mejorar la habilidad de comunicación si a los oncólogos se les suministraran CD-ROM personalizados para que estudiaran secuencias de video de sus propias interacciones con los pacientes. Todavía hay que analizar los datos del estudio.

Otro experto estuvo de acuerdo en que la capacitación sólo podría ayudar.

"El énfasis en la facultad de medicina por lo general no se enfoca en el lado emocional de las cosas", anotó Kevin Ochsner, profesor asistente de psicología de la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York. "Se trata de acertar en el diagnóstico. Pero, de hecho, es igual de importante comunicar que los sentimientos del paciente importan y que son una parte importante de la ecuación que comunicar la probabilidad de que un cierto procedimiento tendrá o no un resultado positivo".

"La empatía", añadió Ochsner, "es el pegamento social que une a la gente porque la capacidad para conectarse entre sí emocionalmente y comprender los sentimientos del otro promueve el entendimiento mutuo y la creación de lazos. Entonces, lograr que los pacientes se sientan escuchados ayudará a que se sientan seguros y menos ansiosos. Ayuda a regular sus emociones, y eso tiene todo tipo de efectos importantes sobre la salud mental y física".

Más información

Para más información sobre la empatía y los médicos, visite la American Medical Association.


Artículo por HealthDay, traducido por Dr. Tango

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