Esperanzas para el primer medicamento contra el linfedema, una complicación del cáncer

Un estudio con ratones ofrece pistas para el alivio de la dolorosa afección en que las extremidades se inflaman
doctor with a patient in a hospital
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MIÉRCOLES, 10 de mayo de 2017 (HealthDay News) -- Muchos pacientes de cáncer, sobre todo las mujeres que se han sometido a tratamiento para el cáncer de mama, experimentan una dolorosa inflamación de las extremidades, una afección conocida como linfedema.

Ahora, unos investigadores afirman haber encontrado un mecanismo subyacente que podría algún día conducir a la primera terapia farmacológica para tratar la debilitadora afección.

Los hallazgos provienen de la investigación con ratones y con células humanas. Pero ya se está realizando un ensayo clínico para ver si esos descubrimientos de laboratorio se traducirán en un nuevo tratamiento para el linfedema.

Se estima que 10 millones de estadounidenses tienen linfedema, dijo el Dr. Stanley Rockson, uno de los investigadores principales del estudio.

"Aunque muchas personas quizá no reconozcan el término, es una afección muy común", dijo Rockson, profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, en Stanford, California.

Las personas con linfedema tienen una acumulación de fluidos excesivos en partes del cuerpo, por lo general los brazos o las piernas. Lo más frecuente es que la afección surja después de que ciertos tratamientos para el cáncer dañen al sistema linfático, lo que previene que los fluidos linfáticos se drenen de forma adecuada.

Ahora mismo, no hay cura ni terapia farmacológica para el linfedema, apuntó Rockson. En lugar de ello, lo típico es que se gestione con medidas como el masaje, ropa de comprensión y dispositivos neumáticos de compresión.

El linfedema no es solo un problema cosmético. Puede ser incómodo, afectar el rango de movimiento y hacer a la gente vulnerable a las infecciones, según la Sociedad Americana Contra El Cáncer (American Cancer Society).

"Puede limitar gravemente el funcionamiento físico y social", dijo Rockson.

En el nuevo estudio, él y sus colaboradores buscaban comprender con claridad los mecanismos moleculares que subyacen al linfedema. Recurrieron a un medicamento llamado ketoprofeno.

El fármaco, un analgésico, en realidad se ha estudiado como un tratamiento para el linfedema. Según Rockson, el problema es que el ketoprofeno puede tener efectos secundarios en el corazón, el tracto gastrointestinal y los riñones.

Se necesitaban unas alternativas más seguras, comentó.

Para enfocarse en el lado bueno del ketoprofeno, su acción contra el linfedema, los investigadores utilizaron ratones de laboratorio en los cuales se había inducido una afección parecida al linfedema. Los científicos encontraron que el fármaco evitaba las lesiones en los tejidos y la acumulación de fluidos al bloquear una proteína llamada leucotrieno B4 (LTB4).

Resulta que había un nivel elevado de la misma proteína en las muestras celulares de los pacientes de linfedema.

Y no solo el ketoprofeno combatió el linfedema en los ratones. Otro fármaco llamado bestatina funcionó igual de bien.

La bestatina no está aprobada en Estados Unidos, pero se ha usado durante años en Japón como tratamiento para el cáncer.

La ventaja de este fármaco, según Rockson, es que ofrece una acción más "selectiva" contra la LTB4, y menos efectos secundarios, que el ketoprofeno.

Según los hallazgos en el laboratorio, ya se está realizando un ensayo que evalúa a la bestatina contra el linfedema, dijo Rockson.

Eiger BioPharmaceuticals, con sede en Palo Alto, California, está financiando el ensayo, y adquiriendo el fármaco de su fabricante japonés. Rockson y un colaborador del estudio son asesores de la compañía.

"Creo que los pacientes deben sentirse muy animados con el trabajo que se está realizando", afirmó la Dra. Theresa Gillis, jefa del servicio de rehabilitación del Centro Oncológico Conmemorativo Sloan Kettering, en la ciudad de Nueva York.

Pero el rol de la bestatina, si lo tiene, no estará claro hasta que se obtengan los resultados del ensayo clínico, según Gillis, que no participó en la investigación.

El "modelo ratonil" del linfedema, anotó, no replica con exactitud lo que sucede en los pacientes con cáncer que se someten a radioterapia o a la extirpación quirúrgica de los ganglios linfáticos. Y los tratamientos que funcionan bien en animales no siempre dan resultados en las personas.

Gillis concurrió en que hay una gran necesidad de nuevos tratamientos para el linfedema.

"Cada año, en EE. UU. se gastan millones de dólares en el tratamiento del linfedema", dijo. "Y con frecuencia esos millones son costos que los propios pacientes asumen".

Más allá de los costos, añadió Gillis, las terapias actuales son molestas.

"Los pacientes con linfedema grave usan ropa de compresión especializada a diario, y podrían tener que usar bandas de compresión cada noche, o una segunda prenda de compresión especializada", dijo. "Incluso con los esfuerzos óptimos del paciente, el edema puede empeorar progresivamente con el tiempo".

Los nuevos hallazgos ofrecen una comprensión más clara del proceso subyacente del linfedema, según Gillis. Con algo de suerte, la nueva comprensión "nos conducirá algún día a prevenir la afección por completo", planteó.

Faltan años para que salgan los resultados del ensayo sobre la bestatina. Pero Rockson dijo que cree que los pacientes pueden consolarse con el hecho de que se está realizando el trabajo.

"Históricamente", comentó, "los pacientes de linfedema han sido dejados de lado en gran medida, y eso ha conducido a cierta desesperanza. Pero ahora creo que podemos decir que hay respuestas en el horizonte".

El estudio aparece en la edición del 10 de mayo de la revista Science Translational Medicine.

Más información

La Sociedad Americana Contra El Cáncer ofrece una guía sobre el linfedema.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2017, HealthDay

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