'Esperar y observar' resulta adecuado para muchos tumores de próstata de bajo grado, según un estudio

La agresividad no pareció cambiar con el tiempo, apuntaron los investigadores

MIÉRCOLES, 14 de agosto (HealthDay News) -- La agresividad del cáncer de próstata no parece cambiar con el tiempo, según un nuevo estudio que respalda el argumento a favor de "observar y esperar" en los casos de tumores de bajo grado.

Cuando se diagnostica el cáncer de próstata, una medida conocida como la puntuación de Gleason ayuda a predecir la agresividad de la enfermedad. Pero no estaba claro si un cáncer de bajo riesgo se convertía en un cáncer de alto riesgo con el tiempo, apuntaron los investigadores. El nuevo estudio, que aparece en la edición del 15 de agosto de la revista Cancer Research, sugiere que no es así.

En los últimos 22 años, una evaluación generalizada del antígeno prostático específico (APE) ha llevado a más diagnósticos de cáncer de próstata, pero "la proporción de enfermedad con una puntuación de Gleason alta no cambió drásticamente", apuntó la investigadora líder, Kathryn Penney, profesora de medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, en Boston. "Esto sugiere que la Gleason no avanza a un grado más alto con el tiempo", dijo.

Por tanto, los hombres cuyos cánceres presentan una puntuación de Gleason baja quizás quieran optar por una vigilancia activa en lugar de cirugía en la que se extirpe la próstata o de radioterapia, planteó Penney.

La puntuación de Gleason se basa en un análisis microscópico de tejido obtenido durante una biopsia. Determinar el grado de gravedad, la agresividad y la etapa de un tumor de próstata ayuda a los médicos a determinar el pronóstico de un paciente.

"El hallazgo de que el avance de la puntuación de Gleason es poco común podría ayudar a los hombres a sentirse más cómodos al elegir la vigilancia activa", apuntó Penney.

Un experto apuntó que el estudio tiene el potencial de influir sobre la práctica actual.

"Este estudio debe tener un impacto importante sobre la forma en que tratamos el cáncer de próstata", planteó el Dr. Louis Kavoussi, presidente de urología del Instituto de Urología Arthur Smith del Hospital North Shore-LIJ en New Hyde Park, Nueva York.

"Sabemos que el cáncer de próstata se trata en exceso", planteó Kavoussi. Muchos pacientes desean un tratamiento y muchos médicos tienen un interés financiero en tratarlos, dijo. Por ejemplo, los cirujanos desean operar, y otros podrían recomendar radioterapia, anotó.

"Pero en realidad, un gran número de pacientes se pueden gestionar mediante la vigilancia, y pueden tener un cáncer de próstata que nunca les provocará ningún síntoma ni acortará sus vidas", explicó Kavoussi.

"Lo que se necesita es una forma de identificar a esos pacientes", apuntó Kavoussi, añadiendo que este estudio podría ayudar con ese tema.

Para el estudio, el equipo de Penney recolectó los datos de 420 hombres que participaron en el bien conocido Estudio de la salud de los médicos, y de 787 hombres que participaron en el Estudio de seguimiento de profesionales de la salud. Todos fueron diagnosticados con cáncer de próstata entre 1982 y 2004, y se les extirpó la próstata.

Los investigadores dividieron los datos en cuatro grupos según el momento del tratamiento, buscando diferencias antes y después de que las pruebas del APE se convirtieran en una práctica común.

El porcentaje de hombres que se sometieron a una prueba del APE casi se duplicó entre 1994 y 2000, hallaron. Y el número de cánceres en etapas tardías descendió un 85 por ciento entre 1982-1983 y 2000-2004, de alrededor del 20 a apenas el 3 por ciento. La etapa se refiere a hasta qué punto se ha propagado el cáncer.

Sin embargo, las puntuaciones de Gleason se redujeron en apenas el 30 por ciento en el mismo periodo.

Un análisis posterior mostró que el descenso moderado en las puntuaciones de Gleason no se debió a que las pruebas previnieran el avance del cáncer, sino a que la prueba del APE halló muchos cánceres de grado bajo, apuntaron los investigadores.

Otro experto, el Dr. David Samadi, presidente de urología y jefe de cirugía robótica del Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York, dijo que la decisión de tratar o no un cáncer de próstata de bajo riesgo debe decidirse según el caso individual.

"Es peligroso afirmar que todo cáncer de próstata de bajo riesgo debe ser tratado igual", apuntó Samadi.

Las puntuaciones de Gleason van de 2 a 10. Mientas más alta es la puntuación, más probabilidades hay de que el cáncer se propague con rapidez. Pero las puntuaciones de Gleason pueden ser subjetivas, advirtió Samadi. "Un patólogo puede leer la muestra y puntuarla con 6 en la Gleason. Otra persona puede verla y darle un 7 en la Gleason", explicó.

Si las muestras de una biopsia presentan una puntuación de Gleason baja y el paciente también tiene un APE bajo que no ha cambiado en varios meses, entonces la vigilancia activa es una buena opción, sugirió Samadi.

Pero alguien que esté a inicios de la cincuentena y que tenga muchas muestras con una puntuación de Gleason de 6 probablemente tenga un tumor agresivo, comentó.

"No deseamos enviar el mensaje de que todo cáncer de próstata aparentemente de bajo riesgo debe ser tratado mediante la vigilancia activa", señaló Samadi.

Además, la vigilancia activa no significa no hacer nada, apuntó. Conlleva biopsias anuales y pruebas regulares del APE para buscar cambios en el cáncer.

Además, la cirugía y la radioterapia han mejorado, y los riesgos de efectos secundarios como la incontinencia y la impotencia se han reducido en gran medida. "Si se elimina la próstata y se les cura, eso es tan bueno como cualquier tipo de vigilancia activa", aseguró Samadi.

Más información

Para más información sobre el cáncer de próstata, visite la Sociedad Americana del Cáncer (American Cancer Society).


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2013, HealthDay

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