Medicamentos para el VIH podrían aumentar el riesgo de ataque cardiaco

Aún así, según los expertos, el peligro de los inhibidores de la proteasa sigue siendo mínimo

MIÉRCOLES 25 de abril (HealthDay News/HispaniCare) -- Un estudio reciente halla que los medicamentos que muchos pacientes infectados con VIH utilizan para mantener el SIDA a raya también podrían aumentar su riesgo de ataque cardiaco con el tiempo.

Sin embargo, los expertos recalcaron que el peligro es mínimo, comparado con los efectos de prolongación de la vida de los medicamentos, conocidos como inhibidores de la proteasa.

"Hasta ahora, los beneficios del tratamiento claramente superan cualquier posible efecto adverso", declaró el Dr. Jens Lundgren, investigador líder y jefe del programa de VIH de Copenhague del Hospital Universitario Hvidovre de Dinamarca. "Aún así, una exposición más prolongada en una población envejeciente podría demostrar que los efectos adversos podrían ser un problema importante a lo largo de décadas de terapia".

Los hallazgos, publicados en la edición del 26 de abril del New England Journal of Medicine, llegan poco después de un estudio relacionado publicado el martes en el Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism. La investigación, realizada por un equipo de la Facultad de medicina de la Harvard, halló que la infección por VIH y, posiblemente el tratamiento, aumentó en casi el doble los índices de ataque cardiaco.

Sin embargo, ha sido duro para los científicos determinar la causa del aumento en el riesgo cardiovascular notado en los pacientes de VIH.

Los expertos notaron por primera vez un aumento en los problemas cardiacos entre las personas infectadas por VIH en los ochentas y el comienzo de los noventas, antes del advenimiento de la "terapia antirretroviral altamente activa" (TARAA). Eso sugirió que la infección por VIH, por sí misma, podría aumentar los riesgos cardiovasculares.

Según Lundgren, un estudio publicado en el New England Journal of Medicine en noviembre pasado encontró una relación entre la infección por VIH no tratada y la enfermedad cardiaca acelerada.

"Este efecto se explica probablemente por un proceso complejo en el que el VIH no tratado agota el colesterol 'bueno' (HDL)", dijo.

El Dr. Steven Grinspoon, el investigador que dirigió el estudio de esta semana de la Harvard, también tiene la hipótesis de que la infección por VIH incita un estado de inflamación crónica que podría empeorar la salud cardiovascular.

¿Y qué hay con la función de los medicamentos poderosos de la TARAA? En general, estos medicamentos son de diversas clases, como los inhibidores de la proteasa, que son agentes dirigidos a las enzimas.

En un nuevo estudio prospectivo, un grupo de investigadores de Europa y los EE.UU. analizaron datos de más de 23,000 pacientes infectados con VIH que recibieron tratamiento durante un promedio de 4.5 años en 108 clínicas de 21 países.

Casi todos (el 93.6 por ciento) de los pacientes recibieron algún tipo de terapia antirretroviral.

Según los investigadores, 345 de los pacientes experimentaron un ataque cardiaco mortal o no mortal durante el transcurso del estudio.

Al clasificarlos según el tipo de tratamiento, el grupo de Lundgren halló que el uso de inhibidores de la proteasa aumentaba el riesgo de ataque cardiaco en 16 por ciento por cada año de uso de los medicamentos.

"Esta relación se explicó parcialmente por la manera como afectan adversamente estos medicamentos los niveles de colesterol", anotó Lundgren.

Con menos investigación, el aumento pequeño pero significativo en el riesgo sigue siendo difícil de explicar, comentó Lundgren. Sin embargo, anotó que "hay evidencia emergente que sugiere que los inhibidores de la proteasa afectan negativamente la actividad de las células (llamadas macrófagos) que tienen que ver con el proceso ateroesclerótico en las paredes arteriales".

El estudio halló que otra clase importante de medicamentos supresores del VIH, conocidos como inhibidores de la transcriptasa inversa no nucleósidos (ITINN), no tuvieron ningún efecto sobre el riesgo de ataque cardiaco.

Nada de esto significa que los individuos VIH positivos deberían evitar la TARAA, que ha mantenido a miles de personas infectadas vivas y relativamente saludables desde la aparición de los medicamentos hace más de una década.

"Lo que están diciendo aquí es que el aumento en el riesgo (de ataque cardiaco) existe y que los médicos harían bien en buscarlo"; aseguró Rowena Johnston, vicepresidenta de investigación de la Foundation for AIDS Research (amfAR), con sede en la ciudad de Nueva York. "Los médicos deben mantenerse vigilantes, esto le añade un nuevo nivel de complicación a la atención del paciente", señaló.

Johnston considera que el estudio reciente confirma algo que los especialistas del SIDA han sospechado por mucho tiempo. La gente se ha estado concentrando por bastante tiempo en este riesgo proveniente de los inhibidores de la proteasa, más que en cualquier cosa", aseguró Johnston. "Esto tiene sentido para mí".

Otro experto asegura que los pacientes VIH positivos que reciben TARAA no tienen nada que temer.

En un editorial acompañante en la publicación, el Dr. James Stein, de la Facultad de salud pública de la Universidad de Wisconsin aseguró que el incremento real en el riesgo de ataque cardiaco de los inhibidores de la proteasa "no es alto". De hecho, sigue siendo bastante inferior al peligro que implican factores de riesgo más típicos, como el envejecimiento el tabaquismo y la diabetes.

"No parece avecinarse una epidemia (de ataques cardiacos), esto no es más que un riesgo que hay que controlar", escribió Stein. Entonces, en lugar de concentrarse en el riesgo relativamente menor de la TARAA, "quizá debería hacerse un mayor esfuerzo por ayudar a nuestros pacientes (infectados por el VIH) con la cesación del tabaquismo y la prevención de la diabetes", concluyó.

Lundgren estuvo de acuerdo. "Es sumamente importante que los pacientes infectados con el VIH sean evaluados por el riesgo absoluto total de enfermedad cardiovascular, que se deriva de la edad, el sexo, antecedentes de hipertensión, diabetes y enfermedad cardiovascular en el paciente mismo, así como en la familia", puntualizó.

En cuanto al uso de los inhibidores de la proteasa, Lundgren aseguró que los expertos de los EE.UU. y Europa están preparando nuevas guías para ayudar a los médicos a gestionar mejor los riesgos cardiacos relacionados con los medicamentos.

Los nuevos hallazgos también podrían impulsar el desarrollo de medicamentos aún más seguros contra el VIH, agregó Johnston.

"Los médicos tratantes están contemplado cada inhibidor de la proteasa y se están preguntando si es más o menos probable que esos medicamentos aumenten el colesterol, aumenten el colesterol LDL (el 'malo'), para conducir a una pérdida en la densidad ósea?", aseguró. "Todos estos efectos secundarios se han relacionado con la terapia antirretroviral en general".

Más información

Para más información sobre el VIH/SIDA, vaya al National Institute of Allergy and Infectious Diseases.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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