La dieta sureña podría explicar el 'cinturón del ACV'

Un estudio halló que los que comían comida frita y salada y carnes procesadas eran más propensos a sufrir ACV

JUEVES, 7 de febrero (HealthDay News) -- El pollo frito en aceite abundante y otras deliciosas comidas del sur quizás tengan un sabor increíble, pero no son tan buenas para el corazón, halla un estudio reciente.

Los investigadores señalan que las dietas ricas en comidas fritas y saladas podrían ser las más peligrosas en términos del riesgo de accidente cerebrovascular (ACV).

El equipo llevó a cabo una encuesta nacional de más de 20,000 adultos blancos y negros a partir de los 45 años de edad, e identificó cinco patrones dietéticos comunes. Se mantuvieron en contacto con los participantes durante los siguientes seis a diez años para averiguar cuáles habían sufrido un ACV.

Las personas que dijeron que comían alimentos como el pollo frito y las papas fritas, las carnes procesadas y verduras de hojas verdes saladas casi todos los días tenían alrededor de un 30 por ciento más probabilidades de sufrir un ACV que las personas que raras veces consumían esas comidas.

Además, los negros y las personas de los estados del sur cenaban este tipo de menú con más frecuencia, lo que podría ayudar a explicar por qué los negros tienen un riego más alto de ACV que los blancos y por qué esa región de EE. UU. se conoce como "el cinturón del accidente cerebrovascular".

"La dieta sureña es probablemente la explicación más comúnmente citada que las personas dan para el riesgo de ACV, pero desafortunadamente, hasta que se realizó este estudio, no había forma de observar una muestra suficientemente grande como para verlo", señaló la autora del estudio Suzanne Judd, epidemióloga nutricional de la Universidad de Alabama, en Birmingham.

Los hallazgos fueron presentados el jueves en la reunión anual de la Asociación Americana del Accidente Cerebrovascular (American Stroke Association), en Honolulu.

El accidente cerebrovascular es la cuarta causa principal de muerte en Estados Unidos, y cada año unas 800,000 personas sufren ACV, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.

Las personas negras tienen alrededor del doble de probabilidades que las blancas de sufrir un primer ACV, y son más propensas a morir de ACV.

"Les digo a mis pacientes que si quieren comer comida frita, una o dos veces al mes está bien, pero que eviten comer más", señaló el Dr. George Bakris, director del Centro Integral de la Hipertensión de la Universidad de Medicina de Chicago.

Las comidas fritas, y otras típicas del sur, pueden representar un golpe triple en términos del riesgo de ACV, explicó Bakris.

El alto contenido de grasa y sodio puede aumentar el colesterol y la presión arterial, respectivamente, y las dietas que abundan en comida frita tienden a ser bajas en alimentos ricos en potasio como los tomates, los melones y los aguacates, que pueden contrarrestar los efectos del sodio.

"La dieta sureña probablemente explica más o menos la mitad de la diferencia en el riesgo de ACV entre las personas negras y las blancas", planteó Bakris. Para empeorar las cosas, los negros tienden a ser más sensibles a la sal, así que una pequeña cantidad de sodio puede llevar a grandes aumentos en la presión arterial, añadió.

El estudio actual incluyó a más de 20,000 personas en los 48 estados contiguos de EE. UU. Judd y colegas llevaron a cabo encuetas entre 2003 y 2007, preguntando a los participantes con qué frecuencia y qué cantidad consumían de 108 bebidas y comidas.

Los investigadores hallaron que las personas que comían ciertos artículos eran más propensas a comer otros, y agruparon esos artículos en cinco patrones dietéticos: la dieta sureña, que consistía de carnes fritas y procesadas, verduras de hojas y té helado endulzado; la dieta de conveniencia, conformada por pasta, pizza y comida mexicana y china; la dieta dulce, rica en postres y refrigerios endulzados; la dieta basada en plantas, rica en frutas, verduras y legumbre; y la dieta de ensalada y alcohol.

"La mayor sorpresa es que hubo un patrón sureño", apuntó Judd, y añadió que con la migración y los viajes esperaba que todas las regiones de EE. UU. compartieran ese tipo de dieta de forma similar.

Judd y colegas hallaron que las personas de Arkansas, Luisiana, Mississippi, Alabama, Georgia, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Tennessee, Delaware, Michigan e Illinois eran las mayores consumidoras de la dieta sureña.

También hubo diferencias raciales entre las personas del percentil 25 superior en cuanto al consumo de la dieta sureña, que comían esas comidas a diario o casi a diario, y las del percentil inferior, que las comían más o menos una vez al mes.

Los participantes negros conformaron más o menos un 58 por ciento del cuartil superior de los consumidores de la dieta sureña, aunque solo conformaron alrededor de la mitad de los participantes del estudio, señaló Judd. Por otro lado, apenas alrededor del 9 por ciento de las personas en el cuartil inferior eran participantes negros.

Judd y colegas dieron seguimiento a los participantes dos veces al año después de las encuestas sobre la comida, hasta abril de 2012, para averiguar sobre sus antecedentes de ACV. Los investigadores hallaron que las personas cuyas dietas tenían la cantidad más elevada de comidas sureñas eran las más vulnerables al ACV. Por ejemplo, las personas que cayeron en el cuartil superior en cuanto al consumo de una dieta sureña tenían un 30 por ciento más probabilidades de haber sufrido un ACV que las personas que cayeron en el cuartil inferior, apuntaron los investigadores.

Esas diferencias en el riesgo de ACV se hallaron incluso después de que los investigadores tomaron en cuenta si los participantes fumaban, hacían ejercicio o tenían un historial de enfermedad cardiaca.

Sin embargo, sigue siendo posible que otros aspectos de la salud (como la obesidad, la diabetes y la hipertensión) fueran distintos entre estos grupos, debido a que comieran más comidas de la dieta sureña o debido a otras diferencias en el estilo de vida que pudieran haber contribuido a las variaciones en el riesgo de ACV, planteó Judd.

Los investigadores también hallaron que una dieta basada en las plantas podría proteger de los ACV. Los participantes en los tres cuartiles superiores tenían entre un 15 y un 26 por ciento menos riesgo de ACV que los solo consumían frutas y verduras más o menos una vez por semana, señaló Judd.

No pareció haber una relación entre las otras tres dietas y el riesgo de ACV.

La investigación sugiere que el 80 por ciento de los ACV se pueden prevenir, pero también se deben de tomar en cuenta otros factores del estilo de vida, además de la dieta, comentó Bakris. "No hay duda de que si alguien puede hacer más ejercicio y dejar de fumar, su riesgo de ACV se reduce dramáticamente", dijo.

Las investigaciones presentadas en reuniones médicas se deben considerar como preliminares hasta que se publican en una revista médica revisada por colegas.

Más información

Para más información sobre los ACV, visite la Asociación Nacional del Accidente Cerebrovascular (National Stroke Association).


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2013, HealthDay

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