La muerte de la pareja aumenta el riesgo de ataque cardiaco y ACV, según un estudio

El primer mes es fundamental, y luego la amenaza se reduce, afirman los investigadores
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LUNES, 24 de febrero de 2014 (HealthDay News) -- A menudo se dice que la pérdida del cónyuge o la pareja "rompe el corazón". La idea podría tener cierta validez científica, dado que hay una nueva evidencia que sugiere que el riesgo de ataque cardiaco o de accidente cerebrovascular (ACV) aumentan durante las primeras pocas semanas tras la pérdida de un ser querido.

"Nuestro estudio muestra que la probabilidad de ataque cardiaco o ACV es el doble durante los 30 días cruciales después de la muerte de la pareja para los que sufren la pérdida de un ser querido", indicó el coautor del estudio, Sunil Shah.

Hace mucho que se sabe que la pérdida de un ser querido es un factor de riesgo de muerte. Trabajos anteriores han sugerido que la aflicción tiene un impacto negativo directo en el riesgo de coagulación sanguínea, en la presión sanguínea, en los niveles de la hormona del estrés y en el control de la frecuencia cardiaca, indicó Shah, catedrático de salud pública en la Universidad de St. George de Londres.

Pero, en vista de la carencia de información suficiente acerca del impacto específico de la pérdida de un ser querido sobre las enfermedades cardiacas, Shah y sus colaboradores examinaron miles de expedientes médicos sobre problemas cardiacos incluidos en una gran base de datos de la atención primaria británica.

El equipo se centró en la información concerniente a casi 30,500 hombres y mujeres británicos de entre 60 y 89 años de edad, todos los cuales perdieron a su pareja entre 2005 y 2012. También observaron los expedientes de aproximadamente 83,600 hombres y mujeres de una edad similar y que no habían perdido a su pareja en ese periodo de tiempo.

Los investigadores hallaron que durante el siguiente mes al fallecimiento de su pareja, los casos de ataques cardiacos y ACV mortales y no mortales eran aproximadamente el doble en los hombres y mujeres del grupo de la pérdida del ser querido que en los del grupo sin dicha pérdida. No obstante, las cifras eran relativamente bajas: 50 ataques cardiacos o ACV en el grupo de la pérdida de un ser querido, frente al 67 en el grupo que no sufrió dicha pérdida.

El hallazgo se mantuvo tanto para el riesgo combinado de ataque cardiaco y ACV, como para el riesgo individual de solo uno o el otro, afirmaron los investigadores.

"Pensamos que es importante que los médicos, los amigos y los familiares sean conscientes de este aumento del riesgo de ataque cardiaco y ACV, para que puedan asegurarse de que la atención y el respaldo es lo mejor posible en ese momento de mayor vulnerabilidad antes y después de la pérdida de un ser querido", añadió Shah.

Pero la diferencia observada en los problemas cardiovasculares entre los dos grupos empezó a reducirse significativamente tras los primeros 30 días. Cuando los autores del estudio compararon el estado de salud cardiaca a los 90 días y otra vez un año después, hallaron que los dos grupos tenían más o menos el mismo riesgo.

Los autores del estudio concluyeron que sus hallazgos refuerzan la idea de una dimensión psicológica-fisiológica en el riesgo cardiovascular.

Los hallazgos aparecen en la edición del 24 de febrero de la revista JAMA Internal Medicine.

Una especialista en enfermedades cardiovasculares que no participó en el estudio sugirió que los hallazgos son una prueba más de un "vínculo muy potente" entre la mente y el cuerpo.

"La mayoría de las personas son de alguna manera conscientes de que el estrés puede tener un efecto fisiológico", comentó la Dra. Martha Grogan, asesora en la división de enfermedades cardiovasculares de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota. "Pero lo importante es darse cuenta de que hay un impacto real sobre el cuerpo".

Los investigadores no saben con exactitud qué es lo que hay detrás del vínculo. "Pero creemos que tienen que ver con el modo en que los factores emocionales provocan inestabilidad arterial, al aumentar el riesgo de que la placa que todos tenemos hasta cierto punto empiece a obstruir las arterias", dijo Grogan.

Para la mayoría de las personas, el peso emocional de la pérdida de un ser querido finalmente pasará, señaló. Pero mientras se enfrenta a la aflicción o se experimenta un estrés crónico a largo plazo por otra causa, Grogan sugirió que se busquen maneras de aliviar el dolor.

Podría intentar hacer ejercicio o tener el respaldo emocional de otras personas, comentó.

"La manera en que manejamos nuestro estrés puede tener claramente un impacto sobre nuestra salud", añadió Grogan.

Más información

Para más información sobre el estrés y la salud cardiaca, visite la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association).


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2014, HealthDay

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