Dilatadores recubiertos de fármacos muestran deficiencias

Estudio halla que los resultados en la vida real están por debajo de aquéllos en ensayos controlados

MARTES 3 de mayo (HealthDay News/HispaniCare) -- Los dilatadores recubiertos de fármacos, esos tubos de metal que los cirujanos introducen para mantener las arterias abiertas, no están resultando tan efectivos en la práctica médica de la vida real como lo han sido en los ensayos cuidadosamente controlados necesarios para la aprobación de la regulación, según halla un reciente estudio europeo.

La velocidad con la que los vasos sanguíneos vuelven a cerrarse tras un procedimiento de apertura arterial e implantación de un dilatador fue al menos el doble de lo reportado en ensayos controlados, de acuerdo con un informe publicado en la edición del 4 de mayo de Journal of the American Medical Association. El estudio abarcó a más de 2,000 pacientes tratados en hospitales de Alemania e Italia.

Pero otro informe en la misma edición de la publicación ofrece una luz verde tentativa para el uso de dilatadores recubiertos en una situación excepcional, sólo tras un ataque cardiaco considerable.

El informe de la vida real, realizado por cardiólogos del Centro Cardiaco Columbus de Milán, observó los dilatadores recubiertos con dos fármacos diferentes, sirolimus y paclitaxel, ambos diseñados para prevenir coágulos que puedan bloquear las arterias.

Nueves meses después de la implantación, la tasa de obstrucción arterial fue de 0.8 por ciento para los pacientes que recibieron los dilatadores recubiertos con sirolimus y de 1.7 por ciento para aquéllos que recibieron los dilatadores con paclitaxel. No está mal, pero la tasa en los ensayos controlados fue mucho menor, 0.4 por ciento para sirolimus y 0.6 por ciento para paclitaxel, destacó el informe.

De acuerdo con los investigadores, una posible razón para esta tasa mayor fue que los cardiólogos dependían demasiado de los dilatadores y ponían punto final a tratamientos con otros anticoagulantes de forma prematura. Al veintinueve por ciento de los pacientes a los que se le retiró la terapia con anticoagulantes prematuramente se les volvieron a cerrar las arterias, anotaron.

"Ésta es más o menos la norma aceptada", opinó el Dr. Warren K. Laskey, jefe de cardiología de la Universidad de Nuevo México, sobre los resultados. "Siempre se produce un gran estallido de entusiasmo prematuro que luego aterriza en la cruda realidad".

Los cardiólogos no deben olvidar que los dilatadores recubiertos de fármacos "no son varitas mágicas", aseguró Laskey. "Necesitan usarse con cuidado, exactamente de la forma como lo describe la FDA [U.S. Food and Drug Administration] en la etiqueta del producto. Apartarse de ella constituye un riesgo para médicos y pacientes".

El Dr. Eric Topol, presidente de medicina cardiovascular de la Cleveland Clinic, estuvo de acuerdo con que los resultados de la vida real no fueron sorprendentes. "Cuando observamos el mundo real, los pacientes están en mayor riesgo y hay más obstrucciones", apuntó Topol, agregando que los primeros informes de una nueva tecnología médica son siempre entusiastas.

"El cardiólogo promedio recibe una impresión falsa", explicó Topol. "Puede darse un estado de complacencia de que las cosas son mucho mejores de lo que en realidad son. No se puede bajar la guardia".

Topol otorga un visto bueno con cautela para el segundo estudio, sobre el uso de dilatadores tras un ataque cardiaco.

Ese estudio, conducido por cardiólogos de la Universidad de Ferrara en Italia, comparó los resultados de dos estrategias diferentes. Algunos pacientes de ataque cardiaco recibieron dilatadores convencionales y un costoso medicamento anticoagulante, abcixamab, mientras que otros recibieron dilatadores recubiertos con sirolimus y la administración de un anticoagulante económico, tirofibam. Sólo 14 de 74 pacientes que recibieron el dilatador recubierto tuvieron problemas serios, desde el cierre de la arteria hasta la muerte, en comparación con 37 de los 74 pacientes que recibieron los dilatadores convencionales.

"Los resultados favorecen a los dilatadores recubiertos para los episodios mayores y eso es una buena noticia", puntualizó Topol. "Pero se trata de un pequeño ensayo, con sólo 148 pacientes, así que resulta difícil llegar a conclusiones firmes al respecto".

El hecho de que la asociación de un dilatador más costoso con un medicamento anticoagulante más económico ofreció mejores resultados es "intrigante", afirmó Topol. Se han realizado informes basados en especulaciones y anécdotas sobre el uso de dilatadores recubiertos tras un ataque cardiaco, pero este estudio suministra algunos datos para respaldar su uso, señaló. Aún así, hace falta realizar más ensayos controlados para aprobar o desaprobar este punto, aclaró Topol.

Más información

La American Heart Association ofrece información más detallada sobre el uso de dilatadores.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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