La contaminación podría acelerar el endurecimiento de las arterias

Relacionan una exposición a largo plazo con un desarrollo prematuro de la enfermedad

DOMINGO 7 de noviembre (HealthDayNews) -- Un estudio reciente plantea que una exposición a largo plazo a la contaminación atmosférica contribuye a un endurecimiento prematuro de las arterias.

"Si esto puede confirmarse, supondría grandes implicaciones", afirmó el Dr. Nino Kuenzli, autor principal del estudio que fue presentado el domingo en las sesiones científicas de la American Heart Association en Nueva Orleáns. "La arteriosclerosis es un grave proceso subyacente de la enfermedad responsable de tanta morbilidad y mortalidad en los Estados Unidos. Alrededor del 50 por ciento de las enfermedades y muertes tienen alguna arteriosclerosis subyacente".

Por supuesto, la contaminación atmosférica es algo a lo que todo el mundo ha estado eventualmente expuesto a uno u otro nivel.

"Si se pueden confirmar estos hallazgos, ciertamente se escribiría una nueva página en la historia de los efectos crónicos de la contaminación atmosférica", añadió Kuenzli, profesor asociado de salud ambiental de la Facultad de Medicina Keck de la Universidad de California del Sur.

La confirmación de estos hallazgos, los cuales son observacionales, no es algo seguro. "En cierto modo esto confirma algo que nos parece intuitivamente obvio, que las toxinas inhaladas dentro del cuerpo si producen efectos", indicó el Dr. Stephen Siegel, cardiólogo y profesor asistente clínico de medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York. "Esto respalda nociones previas, pero que aún podrían existir otros factores desconcertantes".

Apuntó que estudios observacionales habían encontrado una reducción significativa de enfermedades cardiacas en mujeres que tomaban hormonas. Aunque, un estudio controlado, auspiciado por la Women's Health Initiative, encontró que lo contrario era cierto,

En el caso de la contaminación atmosférica, los investigadores habían encontrado previamente asociaciones entre ataques cardiacos, muerte cardiovascular y aire contaminado, pero no ha estado claro qué efecto aparece primero en el proceso.

De acuerdo con los autores, estos resultados son la primera evidencia de una asociación entre la arteriosclerosis y la contaminación atmosférica ambiental.

Kuenzli y sus colegas observaron datos de dos ensayos clínicos realizados con 798 personas de 40 años o más que vivían en el área de Los Ángeles. Utilizaron ultrasonidos para medir el grosor del revestimiento interno de las arterias del cuello (conocido como engrosamiento media íntima de la arteria carótida, o CIMT, por sus siglas en inglés).

Los participantes fueron clasificados en base a su ubicación geográfica, a cada código de área se les asignó un valor diferente tomando en cuenta la concentración estimada de partículas PM2.5. Las partículas PM2.5 son contaminantes atmosféricos con un diámetro de 2.5 micrómetros o menos, lo bastante pequeño para invadir incluso las vía respiratorias más diminutas. Estas partículas proceden en general de actividades como la quema de combustibles fósiles, tales como el tráfico, la fundición y el procesamiento de metales.

Las partículas PM2.3 fueron medidas en microgramos por metro cúbico. Por cada incremento de 10 microgramos por metro cúbico de PM2.5, el CIMT aumentó en un 5.9 por ciento. Tras ajustar varios factores, incluyendo el tabaquismo, los investigadores encontraron que el CIMT aumentaba de 3.9 a un 4.3 por ciento por cada incremento de 10 microgramos por metro cúbico en las partículas PM2.5. Hubo incrementos más considerables en personas mayores de 60 años, mujeres y en personas que tomaban medicación para reducir el colesterol. Los incrementos más significativos se observaron en mujeres de 60 años o más: el CIMT creció un 15.7 por ciento por cada 10 microgramos por metro cúbico.

Los cambios observados fueron similares a aquellos que ocurrieron en personas que vivían con fumadores, indicó Kuenzli.

De acuerdo con Kuenzli, la contaminación atmosférica puede causar respuestas inflamatorias en el tracto respiratorio del organismo y en los vasos sanguíneos. En el caso del sistema circulatorio, esto podría conducir eventualmente a un engrosamiento de la pared arterial y sus problemas respectivos.

Los estudios en conejos demostraron que una exposición a las partículas aéreas producía todos los signos de la arteriosclerosis, en tanto que estudios en humanos determinaron que la inhalación de estas partículas resultaba en una inflamación sistemática. "Pensamos que es creíble", señaló Kuenzli.

Aunque los hallazgos necesitan ser confirmados, tal vez esta información sea suficiente para incitar alguna acción. "Esto nos dice realmente que la contaminación atmosférica contribuye de manera crónica en el proceso subyacente de una morbilidad y mortalidad cardiovascular, y no se trata únicamente de la contaminación de ayer o de los últimos dos o tres años de su vida", explicó. "En realidad, es algo que empieza desde el nacimiento".

"No somos politólogos, pero lo que hay que hacer es obvio. Simplemente, apoyar un medioambiente que es claramente perjudicial para una gran mayoría de la población no es correcto", añadió Kuenzli. "Sabemos de dónde procede la contaminación atmosférica, y está muy que claro que debemos limpiar el aire con políticas más estrictas".

"Es bueno que tengamos estas cosas cuantificadas para que puedan ser utilizadas como base para una política pública", explicó Siegel. "Eso es lo que el gobierno necesita algunas veces, información en términos numéricos. Sobre si estamos generando alguna nueva ciencia real, no puedo afirmarlo".

Más información

La Environmental Protection Agency tiene más consejos sobre cómo reducir la contaminación atmosférica.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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