Las sesiones de sauna podrían ser tan buenas para el corazón como el ejercicio

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MARTES, 16 de enero de 2018 (HealthDay News) -- Relajarse en una sauna caliente quizá no solo sea placentero, sino que podría afectar a su corazón y sus vasos sanguíneos de modos que son parecidos al ejercicio moderado.

Ese es el hallazgo de un nuevo estudio que probó los efectos de una sesión de sauna de 30 minutos. Los investigadores afirman que sus resultados podrían ayudar a explicar por qué las personas que regularmente usan saunas tienden a tener un riesgo más bajo de enfermedad cardiaca e incluso de demencia.

En promedio, el estudio encontró que los usuarios de la sauna experimentaron una reducción de la presión arterial y de la "rigidez" arterial inmediatamente después de su baño de calor. También presentaron un aumento en el ritmo cardiaco que fue parecido al efecto del ejercicio moderado.

No está totalmente claro por qué, pero el calor de la sauna es "un factor importante", dijo la investigadora Tanjaniina Laukkanen, de la Universidad del Este de Finlandia, en Kuopio.

Por un lado, el calor genera sudor: "ese es el efecto diurético natural, lo que rebaja la presión arterial y reduce la carga de trabajo del corazón", explicó Laukkanen.

Además, añadieron los investigadores, las saunas simplemente ayudan a que la gente se relaje.

El estudio, que contó con 102 adultos de mediana edad, se realizó en Finlandia, donde los "baños de sauna" se originaron y siguen siendo ubicuos.

En un estudio del año pasado, el equipo de Laukkanen encontró que los hombres que usaban saunas con frecuencia tenían unas tasas más bajas de enfermedad cardiaca y de Alzheimer que los que usaban las saunas con menor frecuencia.

Pero eso no demostró que las sesiones de sauna fueran la causa.

Tanto la enfermedad cardiaca como la demencia comparten algunos factores de riesgo comunes, como una presión arterial alta. "Tanto el corazón como el cerebro necesitan un buen funcionamiento de los vasos sanguíneos", dijo Laukkanen.

Así que el objetivo del estudio actual era ver si una sesión de sauna tenían unos efectos positivos en los vasos sanguíneos y en la función cardiaca.

Los investigadores reclutaron a 102 personas de entre 40 y 59 años que no tenían ninguna enfermedad cardiaca, pero sí tenían factores de riesgo para ello, como hipertensión, el colesterol alto o la obesidad.

Cada participante realizó una sesión individual de sauna al estilo tradicional finlandés: con calor seco que llegó a los 71 ºC (160 ºF).

En promedio, según el estudio, la presión arterial de los usuarios de la sauna se redujo en 7 puntos y sus arterias se volvieron más "elásticas" (basándose en pruebas no invasivas).

Además, su ritmo cardiaco aumentó de un promedio de 65 latidos por minuto antes de la sesión de sauna a 81 latidos después.

Los hallazgos tienen sentido para el Dr. Joshua Liberman, cardiólogo y director de la división de Wisconsin del Colegio Americano de Cardiología (American College of Cardiology).

Puso el ejemplo de aplicar calor a una articulación adolorida. "Sabemos que la aplicación de calor, localmente, hace que los vasos sanguíneos se relajen y que el flujo sanguíneo aumente", explicó.

Es plausible, dijo Liberman, que los efectos a largo plazo observados en este estudio pudieran explicar los riesgos más bajos de enfermedad cardiaca en los usuarios de la sauna.

"Tiene sentido que, a lo largo del tiempo, estos efectos fisiológicos sean beneficiosos", dijo.

Entonces, ¿todo el mundo debería ir a una sauna todos los días? No, según Liberman.

Por un lado, quizá el calor no sea lo único que importe. "Esto podría ser en parte el reflejo del hecho de las personas se alejan de sus teléfonos celulares y se permiten relajarse y entrar en un estado más meditativo", dijo Liberman.

Además, ir con regularidad a la sauna quizá no sea práctico, indicó. Laukkanen también reconoció que las sesiones de sauna son parte de la vida en Finlandia, pero no tanto en otros países.

Y basándose en investigaciones anteriores, dijo Laukkanen, las personas tendrían que ir a la sauna entre 3 y 7 veces a la semana para reducir los riesgos de enfermedades.

En lugar de eso, dijo Liberman, el estudio se suma a una "larga trayectoria" de investigaciones que muestran que las decisiones del estilo de vida son críticas para la salud cardiaca.

"Cuando uno cuida al cuerpo, cuando hace cosas que relajan, eso será beneficioso", explicó Liberman.

Para algunas personas, indicó, eso significa ir al gimnasio. Para otros, implica un paseo al aire libre o sentarse a meditar.

Para las personas que sí desean ir a una sauna, hay algunas precauciones que tener en cuenta.

Para estar seguro, dijo Liberman, las personas que tienen una enfermedad cardiaca, u otras afecciones médicas importantes, deberían hablar primero con su médico.

Por ejemplo, las personas que tomen medicamentos para reducir su presión arterial podrían tener que ir con precaución, dijo. Eso se debe a la reducción extra de la presión sanguínea de la sauna podría provocar mareos o desmayos.

Laukkanen dijo lo mismo. "Los baños de sauna deberían ser una experiencia relajante y agradable, y los usuarios deberían escuchar siempre a su cuerpo e hidratarse".

Los hallazgos se publicaron en la edición de enero de la revista European Journal of Preventive Cardiology y en línea en la revista Journal of Human Hypertension.

Más información

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. ofrecen más información sobre el estilo de vida y la salud cardiaca.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2018, HealthDay

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