Los derechos de los pacientes son demasiado difíciles de leer

Un análisis muestra que la mayoría de los documentos requieren capacidades de lectura superiores a las de la población general

LUNES, 23 de marzo (HealthDay News/Dr. Tango) -- Esto no debería sorprender a la mayoría de los consumidores: la declaración de derechos del paciente, ese documento que delinea las expectativas respecto a la atención médica, por lo general está escrita en un lenguaje tan denso y lleno de términos legales que se necesitan capacidades de lectura de grado universitario para comprenderla.

Esa es la conclusión central de un nuevo análisis, que también señala que el estadounidense promedio lee a un nivel de octavo grado.

El problema se resalta en un informe, recién publicado en la revista Journal of General Internal Medicine, con dos llamativos ejemplos:

En el documento Derecho a conocer los nombres de los proveedores, está lo siguiente: "Cuando lo solicite, obtendrá el nombre y la especialidad, si la hubiere, del médico u otra persona responsable por la atención o la coordinación de su atención del centro a cargo de su atención".

Traducido simplemente a un nivel de lectura de octavo grado, diría: "Le darán los nombres y las funciones de las personas que le atienden".

El Derecho de ver la factura, dice así: "Cada paciente de tales características o residente de tales centros en que la facturación por servicios sea aplicable a tal paciente o residente, cuando lo solicite, recibirá de una persona designada por el centro una factura desglosada que refleje los cargos de laboratorio, los cargos de farmacia, y los créditos de terceras partes, y se le permitirá examinar la explicación de dicha factura independientemente de la fuente de pago. Esta información también se pondrá a disposición del médico tratante del paciente".

Y, a nivel de octavo grado, simplemente diría: "Se le debe mostrar y explicar la factura, sin importar cómo se pague".

"Se trata de un problema significativo", apuntó J. Douglas Storey, director asociado de Ciencias e Investigación de la Comunicación de la Sociedad para la Comunicación de la Salud, parte de la Facultad de Salud Pública Bloomberg de la Johns Hopkins, en Baltimore. "Parece que los hospitales y estados no están tomando en cuenta [el nivel de lectura para la declaración de derechos del paciente], porque obviamente exceden el nivel de lectura promedio de la mayoría de adultos".

Uno de los problemas es que no hay una declaración federal de derechos. Así pues, un equipo de investigadores, liderados por el Dr. Michael K. Paasche-Orlow, profesor asociado de medicina de la Universidad de Boston, evaluó la legibilidad de las declaraciones de derechos de los pacientes (PBOR, por su sigla en inglés) de todo el país, y la comparó con la primera declaración de esa naturaleza emitida por la American Hospital Association en 1973. La declaración de derechos de la AHA incluía doce ítems, entre ellos el derecho de confidencialidad, el derecho a rechazar el tratamiento y el derecho a negarse a participar en una investigación. Se examinaron las PBOR de estados y hospitales individuales.

Y los investigadores hallaron que:

  • Los estatutos de 23 estados y 240 hospitales requerían un promedio de dos años de educación universitaria para su lectura y comprensión.
  • Los documentos también tendían a ser presentados sólo en inglés, aunque hubo algunas excepciones.
  • Cubrían un promedio de apenas siete de los doce temas presentados por la AHA.

"Los hospitales se esfuerzan por comunicarse con los pacientes de una manera clara y concisa que pueda ser comprendida por todos", afirmó la American Hospital Association en una declaración, reaccionando a la investigación. "Este estudio subraya lo que sabemos hace mucho: hay algunos problemas importantes que tienen que ver con un bajo nivel cultural en materia de salud en este país. La atención de salud y las leyes y regulaciones asociadas son muy complicadas, y con frecuencia no se pueden explicar con facilidad a un paciente de cualquier nivel de competencia".

Pero Paasche-Orlow ofreció una perspectiva distinta. "Las asambleas legislativas no deberían encargarse de redactar documentos para los pacientes", enfatizó. "Los abogados tienen un cierto tipo de experiencia, pero con frecuencia fracasan cuando se trata de información para el paciente".

"Realmente, estos conceptos se pueden comunicar de manera mucho más sencilla, y así debería hacerse", añadió Paasche-Orlow. "En nueve estados, los legisladores mismos escribieron el lenguaje que se supone debe usarse. Es ridículo".

Esta complejidad podría estar entorpeciendo el movimiento de derechos del paciente, que emergió hace unas cuatro décadas, señalaron los investigadores.

"Las aspiraciones de todo este movimiento no se cumplirán, entre ellas muchas cosas que requieren que cada paciente se convierta en un consumidor más activo e informado", advirtió Paasche-Orlow. "La implementación de esta parte en particular del movimiento de derechos del paciente ha fracasado, porque los pacientes no se vuelven más activos ni obtienen más autoridad mediante estos documentos".

En 2006, la asociación hospitalaria reemplazó su declaración de derechos del paciente original con la "Asociación de Atención del Paciente", que se lee con un nivel de octavo grado y está disponible en varios idiomas.

Storey anotó que, cuando preparan formularios de consentimiento para personas que están pensando en o están siendo reclutadas para participar en ensayos clínicos, su institución por lo general usa un nivel de lectura de octavo grado, que es común en otros sitios.

Más información

La American Hospital Association tiene más información sobre la comunicación con los pacientes.


Artículo por HealthDay, traducido por Dr. Tango

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