Aparecen más señales de que el autismo podría originarse durante el embarazo

Unas muestras de tejido cerebral muestran diferencias vinculadas con el desarrollo prenatal

MIÉRCOLES, 26 de marzo de 2014 (HealthDay News) -- Los niños con autismo presentan unas "áreas de desorganización" claves en las capas más externas del cerebro, según un nuevo estudio que se dice que ofrece más evidencias de que este trastorno del desarrollo empieza en el útero.

Hace tiempo que los expertos creen que en el autismo se producen alteraciones en el desarrollo típico del cerebro, incluso ya en el embarazo. El nuevo estudio, publicado en línea el 27 de marzo en la revista New England Journal of Medicine, ofrece más evidencias directas de dichos orígenes tempranos.

Para realizar el estudio, los investigadores examinaron las muestras de tejido cerebral de 22 niños después de que fallecieran: 11 con autismo y 11 sin él. Pudieron detectar áreas pequeñas de desarrollo interrumpido esparcidas en las capas externas del cerebro de los niños con autismo.

Diferencias como esa tomarían forma durante el desarrollo prenatal, dijo Ed Lein, investigador del Instituto Allen de Ciencias del Cerebro de Seattle, que participó en el estudio.

"Se trata de evidencias muy directas del origen prenatal", dijo Lein.

Un investigador del autismo que revisó el estudio se mostró de acuerdo. "El fundamento de esto probablemente sea prenatal", dijo el Dr. Walter Kaufmann, neurólogo en el Hospital Pediátrico de Boston. "¿Qué tan temprano dentro del periodo prenatal? Es difícil de saber".

Y una pregunta todavía más importante es: ¿qué provoca las alteraciones tempranas en el desarrollo del cerebro? Lein y Kaufmann señalaron que es imposible saberlo.

"Todavía tenemos que intentar comprenderlo", dijo Lein.

Sin embargo, en general los expertos creen que el autismo surge de la susceptibilidad genética y por razones ambientales que todavía se desconocen. "En última instancia, se trata de una interacción entre los genes y las condiciones ambientales", indicó Kaufmann.

En Estados Unidos, un estimado de 1 de cada 88 niños tiene un trastorno del espectro autista, que afecta a la capacidad de comunicarse y de interactuar con los demás. Algunos niños están afectados profundamente; hablan muy poco o nada en absoluto y se centran de forma obsesiva en solo unos pocos intereses. Otros tienen problemas más leves de comunicación y de interpretación de las pistas sociales, como los gestos de otras personas y las expresiones faciales.

Los investigadores han conseguido encontrar unos pocos centenares de genes que están vinculados con el riesgo de autismo. Y aunque no hay un culpable ambiental definitivo, hay estudios que han vinculado ciertos factores durante el embarazo con un aumento del riesgo, incluyendo la exposición a niveles altos de contaminación, la ingesta baja de folato (una vitamina B) y las infecciones víricas.

Para realizar el nuevo estudio, Lein y sus colaboradores examinaron muestras pequeñas del neocórtex, la superficie externa del cerebro. Durante el desarrollo fetal, el neocórtex forma seis capas, cada una con sus propias neuronas especializadas. A medida que esas neuronas se desarrollan, toman una "firma genética" que puede visualizarse en las muestras de tejido, mediante el uso de técnicas sofisticadas.

En general, el estudio halló que el tejido cerebral de los niños con autismo presentaba unas áreas pequeñas donde las neuronas no tenían firmas genéticas.

Además, esas áreas estaban concentradas en áreas asociadas con funciones cerebrales de orden superior, como la comprensión del lenguaje y las pistas sociales.

"Eso tiene sentido", dijo Kaufmann. "Se trata de áreas donde se esperaría encontrar anomalías".

El fenómeno, dijo, se observó en 10 de los 11 niños autistas, aunque la gravedad de sus síntomas era distinta. A algunos, por ejemplo, les habían diagnosticado una discapacidad intelectual, y a otros no.

Lein dijo que el hecho de que el tejido cerebral presentara unas áreas pequeñas de alteraciones, más que anomalías generalizadas, es "potencialmente una buena noticia". Sugiere que gran parte del neocórtex es en realidad típico en los niños con autismo, señaló.

Eso podría ayudar a explicar por qué los niños pequeños autistas que reciben una terapia conductual de forma temprana a menudo muestran mejoras significativas, dijo Lein. Es posible que el cerebro sea capaz de "restablecer conexiones", hasta cierto punto, para tratar algunas de las áreas problemáticas observadas en este estudio.

En general, los expertos dicen que cuanto antes empiece esa terapia, mejor. El problema es que la mayoría de los niños no tiene un diagnóstico de autismo hasta después de haber cumplido los 4 años, según el Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.

Kaufmann afirmó que los investigadores están trabajando para encontrar "biomarcadores" objetivos, como proteínas en la sangre, que podrían usarse para detectar antes el autismo. Pero queda mucho para este tipo de pruebas, añadió.

Más información

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. tienen más información sobre el autismo.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2014, HealthDay

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