Dramático aumento de las tasas de autismo en los EE.UU.

Análisis muestra aumento de la prevalencia de la afección

LUNES 7 de marzo (HealthDay News/HispaniCare) -- Un reciente análisis sugiere que el aumento aparente en la proporción de niños autistas en los EE.UU. parece real.

Epidemiólogos informan en la edición de marzo de Pediatrics que la prevalencia del autismo está aumentando con niños sucesivamente más jóvenes, particularmente aquellos nacidos entre 1987 y 1992.

Esta es una tendencia preocupante, según los expertos, que amplía las preguntas sobre las causas del aumento en las tasas y recarga tremendamente los recursos para educación especial del país.

"La recarga financiera que esto pondrá sobre los hombros de nuestra sociedad va a ser contundente y esa es realmente la llamada de atención aquí", opinó Andy Shih, director de investigación y programas de la National Alliance for Autism Research de Princeton, New Jersey.

El autismo es una compleja afección que dificulta la capacidad para comunicarse y socializar. Muchos niños tienen comportamientos repetitivos, como mecerse, hacerse daño o presentar comportamientos obsesivos.

La mayoría de los expertos está de acuerdo con que el autismo realmente es una serie de trastornos separados pero relacionados entre sí, aseguró Shih.

El problema generalmente surge hacia los tres años y dura toda la vida. Los niños tienen entre tres y cuatro veces más posibilidades que las niñas de ser afectados, según el National Institute of Child Health and Human Development.

Las causas del autismo son desconocidas, aunque algunas investigaciones señalan un origen genético. Los científicos también están explorando factores neurológicos, infecciosos, metabólicos, inmunológicos y ambientales.

Para evaluar las tendencias de prevalencia de autismo, investigadores de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Johns Hopkins y de la Universidad de Minnesota utilizaron datos enviados a la Oficina de Programas de Educación Especial del Ministerio de Educación. En el estudio participaron niños entre los 6 y los 17 años entre 1992 y 2001.

La prevalencia se refiere a la proporción de personas en una población dada afectadas por una enfermedad en algún momento, lo que produce una instantánea del impacto de la enfermedad.

Los investigadores compararon los resultados del autismo con las tendencias de otras discapacidades, como la lesión cerebral traumática, el retraso mental y las dificultades del habla y el lenguaje.

"El análisis muestra que la cantidad de niños que recibió una clasificación de educación especial para autismo ha aumentado drásticamente en la última década", aseguró Craig J. Newschaffer, director del Centro de Epidemiología para el Autismo y las Discapacidades del Desarrollo de la Johns Hopkins.

Aunque no se conoce la cantidad exacta de casos de autismo en los EE.UU., los cálculos rondan entre 1 de cada 500 y 1 de cada mil casos diagnosticados cada año, según las estadísticas del gobierno.

Las dificultades para determinar la cantidad real de casos proviene de cambios en la manera como se diagnostica, qué se considera y cómo de informa acerca de los casos de autismo.

Algunas personas han atribuido el creciente índice de autismo a un "cambio en el diagnóstico", lo que significa que en años anteriores, algunos niños hubieran tenido un diagnóstico de retardo mental o dificultades en el lenguaje y el habla en lugar de autismo.

Este estudio refuta esa teoría.

"Al observar las tendencias de otras clasificaciones, observamos que este aumento no es generalizado en todas las clasificaciones de educación [especial]", aseguró Newschaffer. "No se trata de una ola creciente que levanta todos los barcos".

Los aumentos en la prevalencia de autismo fueron mayores para los niños nacidos entre 1987 y 1992. Y, aunque la prevalencia continuó aumentando entre los niños nacidos después de 1992, no fueron tan significativos.

"Esto podría representar una ralentización en el índice de aumento, no una reducción", reflexionó Newschaffer. También podría ser el resultado de un cambio de la ley federal en 1997, que permite a las agencias de educación clasificar a los niños mayores de cinco con "retraso en el desarrollo", agregó. Esto podría significar que más niños serán clasificados como autistas a una edad posterior.

Todo esto presenta un reto importante al sistema de educación especial del país. Y para los padres de niños autistas, esto significa reunir los requisitos para hacerse acreedores de ayuda financiera o tener que pagar por los terapeutas de su propio bolsillo.

"No es extraño para mí oír que los padres estén gastando entre $30,000 y 40,000 anuales", aseguró Shih.

Agregó que "si esta tendencia continúa, podría ser posible que no podamos cuidar de todos los que lo necesiten".

Entretanto, la controversia continúa girando alrededor de una relación hipotética entre la vacuna infantil para prevenir el sarampión, las paperas y la rubéola (SPR) y el autismo.

Esa posible relación, sugerida por primera vez en un estudio publicado ampliamente en 1998 en The Lancet, dirigido por el Dr. Andrew Wakefield, gastroenterólogo británico, ha sido desmentido en varios estudios destacados desde entonces.

Un informe de mayo de 2004 del Institute of Medicine concluyó que ni el preservante para vacunas basado en mercurio timerosal ni la SPR se relacionan con el autismo. La semana pasada, investigadores japoneses y británicos volvieron a refutar la conexión en un estudio en el que participaron 30,000 niños japoneses que apareció publicado en el Journal of Child Psychology and Psychiatry.

Aún así, muchas pacientes y sus defensores mantienen sus sospechas. La National Autism Association, por ejemplo, insiste en que las vacunas no han sido absueltas como causantes de autismo.

"Hay mucha evidencia que corrobora la relación entre las vacunas y el autismo", aseguró la asociación en una declaración emitida como reacción a un informe transmitido en NBC Nightly News. "Incluso la directora de los CDC, [Centers for Disease Control and Prevention], Julie Gerberding, no ha descartado esa posibilidad, como lo indicó en su declaración aparecida en el Today show, 'en la que decía que "por el momento, la evidencia científica no brinda ningún marco para concluir que el timerosal o las vacunas tengan algún tipo de relación con el autismo, pero tenemos que mantener la mente abierta sobre el particular".

Más información

El National Institute of Child Health and Human Development le ofrece más información sobre el autismo.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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