¿Pueden las mascotas ayudar a fomentar las habilidades sociales de los niños autistas?

Un estudio encuentra una evidencia leve de que las mascotas familiares mejoran las habilidades sociales de los niños que sufren del trastorno

LUNES, 5 de enero de 2015 (HealthDay News) -- Tener una mascota podría desempeñar un rol en el desarrollo de las habilidades sociales de algunos niños autistas, sugiere un estudio reciente.

Los hallazgos están entre los primeros en investigar los vínculos posibles entre las mascotas y las habilidades sociales de los niños que sufren de un trastorno del espectro autista, un conjunto de trastornos del desarrollo que afectan la capacidad de un niño de comunicarse y socializar.

"La investigación en el área de las mascotas para los niños autistas es muy reciente y limitada. Pero quizá los animales ayudaron a funcionar como un tipo de puente de comunicación, dando a los niños autista algo sobre lo que hablar con los demás", comentó la autora del estudio, Gretchen Carlisle, investigadora del Colegio de Medicina Veterinaria y del Centro Thompson de Autismo y Trastornos del Neurodesarrollo de la Universidad de Missouri. "Sabemos que esto sucede con los adultos y con los niños con un desarrollo típico".

Apuntó que el estudio mostró una diferencia en las habilidades sociales que era significativamente mayor para los niños autistas que vivían con cualquier tipo de mascota.

Pero las asociaciones son flojas, según un experto en autismo, el Dr. Glen Elliott, jefe psiquiatra y director médico del Consejo de Salud Pediátrica en Palo Alto, California.

"No se puede asumir para nada que tener un perro mejoraría las habilidades sociales de un niño autista, ciertamente no a partir de este estudio", planteó.

También es importante anotar que aunque el estudio halló una diferencia en las habilidades sociales de los niños autistas que tenían mascotas en casa, no se diseñó para probar si tener una mascota era o no la causa real de las diferencias.

Una gran cantidad de investigaciones descritas como información de respaldo del estudio han encontrado que los dueños de perros comparten unos lazos muy íntimos con sus mascotas. Las investigaciones anteriores también muestran que las mascotas pueden ofrecer respaldo emocional a los niños que se desarrollan con normalidad.

También se ha mostrado que las mascotas ayudan a facilitar la interacción social. Y las mascotas se han vinculado con un mayor grado de empatía y confianza social en los niños que se desarrollan de forma normal. Las investigaciones anteriores de niños autistas solo se han enfocado en los perros de servicio, los perros de terapia, la terapia asistida con equinos y los delfines, señaló Carlisle.

Carlisle deseaba ver si tener una mascota en la familia podía plantear una diferencia para los niños con autismo. Para hacerlo, realizó una entrevista telefónica a 70 padres de niños diagnosticados con cualquier trastorno del espectro autista. Los padres respondieron a preguntas sobre la vinculación de su hijo con el perro y las habilidades sociales del niño, como la comunicación, la responsabilidad, la asertividad, la empatía, la participación y el autocontrol.

Carlisle también entrevistó a los niños sobre su apego a las mascotas. Los niños tenían entre 8 y 18 años de edad. Todos los niños tenían un coeficiente intelectual (CI) de al menos 70, según el estudio.

El estudio encontró que, en total, había mascotas en 57 hogares. De esas familias, 47 tenían perros y 36 tenían gatos. Otras familias tenían peces, animales de granja, roedores, conejos, reptiles, un pájaro y una araña

El estudio no mostró diferencias significativas en las habilidades sociales generales o individuales entre los niños que tenían perros y los que no. Pero tener un perro durante unos periodos más largos se vinculó de forma leve con unas habilidades sociales más potentes y con menos problemas de la conducta tras tomar en cuenta la edad del niño, hallaron los investigadores.

El estudio no pudo mostrar si tener un perro influía sobre las habilidades sociales de los niños o si los niños con una mayor capacidad social eran más propensos a tener un perro.

En comparación con los 13 niños sin mascotas, los que tenían cualquier tipo de mascota (fuera o no un perro) mostraron ligeramente más asertividad, por ejemplo la disposición de acercarse o responder a los demás. Pero el estudio solo incluyó a niños cuyos padres dijeron que sus hijos podían responder a preguntas por teléfono. No existieron otras diferencias en las habilidades sociales ni en los problemas de conducta entre los niños que tenían mascotas y los que no, según el estudio.

Los hallazgos se publicaron en la revista Journal of Autism and Developmental Disorders.

"Aunque la autora argumenta a favor de unas posibles ventajas de tener una mascota, en concreto un perro, para los niños con un trastorno del espectro autista con un mayor funcionamiento, los padres deben observar con cuidado estos resultados y sus propias circunstancias", aconsejó Elliott.

Anotó que los datos del estudio no mostraron hallazgos estadísticamente significativos. El estudio tampoco tomó en cuenta si tener mascotas podría plantear efectos negativos, según Elliott.

"Los efectos no son particularmente robustos, y podrían igual ser resultado de que los niños con trastornos del espectro autista con una mayor competencia social se vean atraídos a los perros como un contacto social relativamente seguro y poco demandante, pero altamente provechoso", anotó Elliott.

Las mascotas son menos complejas y demandantes que las personas, añadió Elliott. Algunos niños autistas quizá sean capaces de ejercer mejor las habilidades sociales con el tipo adecuado de mascota, pero la evidencia aún no muestra que esta conducta se extienda a las interacciones con las personas.

Tanto Elliott como Carlisle dijeron que es esencial que los padres sopesen su capacidad de cuidar a una mascota antes de obtenerla.

"Al elegir una mascota, es importante pensar sobre el tiempo que una mascota demanda, los problemas sensoriales del niño y el estilo de vida de la familia, para aumentar las probabilidades de una integración exitosa de esa nueva mascota en la familia", aconsejó Carlisle. "Por ejemplo, un niño sensible a los ruidos altos quizá responda mejor a una mascota silenciosa".

Pero Elliott dijo que los padres no deben creer por error que la adición potencialmente positiva de una mascota a un hogar será la respuesta a las dificultades sociales de un niño.

"La idea de que los animales (los perros, los caballos, los delfines, entre muchos otros) pueden 'llegar' a los niños autistas de forma exclusiva no es nueva", comentó Elliott. "Sin duda parece ser una fuente de placer para algunos niños con autismo, y también para muchos sin autismo, pero no es una cura para un trastorno subyacente".

Más información

Para más información sobre cómo se trata el autismo, visite la Sociedad del Autismo (The Autism Society).


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2015, HealthDay

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