Los niveles de mercurio no son anormales en los niños autistas

Un estudio no encuentra diferencias cuando se compararon con niños que no tenían el trastorno

LUNES, 19 de octubre (HealthDay News/DrTango) -- Un estudio reciente no encuentra ninguna diferencia en los niveles de mercurio entre los niños que se desarrollan con normalidad y los que han sido diagnosticados con autismo o trastornos del espectro autista.

Los hallazgos, que aparecen en la edición en línea del 19 de octubre de la revista Environmental Health Perspectives, podrían mitigar parte del debate que rodea al mercurio y al autismo.

Los investigadores no analizaron, por ejemplo, si el mercurio podría tener un papel causal en este grupo de trastornos del desarrollo.

"Éste es un estudio excelente que ha abordado una pregunta muy importante para muchas familias acerca del papel del mercurio [en el autismo]", señaló la Dra. Patricia Manning-Courtney, directora médica del Centro Kelly O'Leary para los Trastornos del Espectro Autista en el Centro Médico del Hospital Infantil de Cincinnati. "Es un estudio muy claro que no observó diferencias en el mercurio. Pero, ¿eliminará las preguntas? Pienso que no. Es otra contribución importante para el gran conjunto de conocimientos sobre este tema, pero creo que continuará siendo un área de gran controversia".

Estudios previos mostraron un mayor nivel de mercurio en la sangre de las personas que tenían autismo, pero los resultados, junto con la calidad de los estudios, han sido inconsistentes.

Una de las controversias más grandes proclama que las vacunas que contienen timerosal, un conservante que contiene mercurio, podrían causar autismo.

Pero el timerosal ya no se utiliza de forma rutinaria en las vacunas infantiles, además a principios de este año, un tribunal de Estados Unidos dictaminó que no existían pruebas científicas que demostraran que las vacunas infantiles, como la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (SPR), causaran autismo en los hijos de padres que buscaban una compensación del fondo federal.

Los autores de estudio querían llenar un vacío en la investigación: la ausencia de pruebas sólidas que compararan los niveles de mercurio en los niños con autismo y los niños sin autismo.

Los autores analizaron a 452 niños de 2 a 5 años, que tenían autismo o un trastorno de espectro autista, retrasos en el desarrollo aparte de autismo (como síndrome de Down), o que se desarrollaban de forma normal.

Se tomaron muestras de sangre de los niños mientras que las madres respondieron preguntas que indagaban sobre las posibles exposiciones al mercurio, como la dieta, amalgamas dentales, vacunas que contenían timerosal e incluso productos de cuidado personal como sistemas de extracción de cera de los oídos y aerosoles nasales.

Los primeros resultados mostraron que los niños con autismo tenían, de hecho, niveles mucho más bajos de mercurio, pero esto se explicaba por el hecho de que estos niños consumían menos pescado.

Cuando los resultados se ajustaron en función de ésta y otras variables, los niveles de mercurio resultaron ser más o menos los mismos entre el grupo de autismo y el de control.

"No sólo no encontramos ninguna diferencia, sino que los valores se aproximan bastante a las medias nacionales", aseguró la autora del estudio Irva Hertz-Picciotto, directora de salud ambiental y ocupacional y miembro de la facultad del Instituto MIND de la Universidad de California en Davis.

En general, los niños que tenían retrasos en el desarrollo que no eran autismo tenían menores concentraciones de mercurio en sangre.

Los niños con empastes dentales que contenían mercurio y que rechinaban los dientes o usaban chicle tenían altas concentraciones de este metal. Y los pocos niños que habían recibido una vacuna que contenía mercurio no mostraron niveles elevados de este metal en su sangre.

"La relación entre el consumo [de mercurio] y los niveles en sangre parecen seguir el patrón que esperábamos y es bien conocido que la mayoría del mercurio del organismo procede de la ingesta de pescado", aseguró Hertz-Picciotto. "En realidad, hubo pocos niños que recibieron vacunas que tenían o pudieron contener timerosal".

La mayoría de los niños del estudio recibió las vacunas después que se eliminó el uso de timerosal en las mismas, apuntó.

El mercurio sólo tiene una media vida de un par de meses en la sangre en circulación, apuntó Hertz-Picciotto, por tanto, "esto no nos dice claramente sobre nada causal porque todo lo que tiene que ver con el mercurio representa una exposición que ha ocurrido después del diagnóstico".

Sallie Bernard, directora ejecutiva de SafeMinds (Sensible Action for Ending Mercury-Induced Neurological Disorders), una organización sin fines de lucro que trata de crear conciencia para erradicar los trastornos neurológicos inducidos por el mercurio, expresó su preocupación acerca de confundir los hallazgos con la interpretación de los mismos.

"Una interpretación dice que el estudio no muestra ninguna relación entre el mercurio y el autismo, pero eso no es lo que dice el trabajo de investigación", apuntó Bernard. "Éste dice que realizaron análisis para ver si había una mayor exposición en los niños con autismo después del diagnóstico. Éstas son exposiciones actuales, no lo que pudo haber ocurrido en una etapa inicial del embarazo o de su primer año de vida, así que no sabemos qué efecto pudo haber tenido".

El estudio tampoco analiza si ciertos niños podrían ser más susceptibles a los efectos del mercurio, comentó.

Más información

Para más información sobre los trastornos del espectro autista, visite los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU.


Artículo por HealthDay, traducido por DrTango

Related Stories

No stories found.
logo
Healthday Spanish
spanish.healthday.com