La inteligencia de los bebés es similar con distintos tipos de fórmula, según un estudio

Pero los bebés alimentados con leche materna puntúan ligeramente más que los que reciben fórmulas de soya o leche de vaca

MIÉRCOLES, 30 de mayo (HealthDay News) -- A los bebés alimentados con fórmula de soya les va igual de bien que a los que beben fórmula de leche de vaca en pruebas de capacidad mental en el primer año de vida, halla un estudio reciente. Pero los bebés amamantados puntúan ligeramente más que los bebés que toman uno de los dos tipos de fórmula, señalan investigadores.

Alrededor del 20 por ciento de los bebés alimentados con fórmula de EE. UU. reciben fórmula de soya, con frecuencia porque sus madres no pueden lactar y son alérgicos a la fórmula de leche de vaca.

"Nuestro estudio es muy importante porque muestra que el crecimiento y el desarrollo de los niños de EE. UU. que son alimentados con fórmula de soya son iguales que los de los niños alimentados con fórmulas de leche", señaló Thomas Badger, profesor de pediatría de la Universidad de Ciencias Médicas de Arkansas e investigador líder del estudio.

Badger y colegas han observado los efectos de los componentes de la soya en estudios con animales, y hallaron efectos negativos y positivos, por ejemplo, menos aumento de peso. En particular, les preocupaba que una de las sustancias químicas de la soya que puede funcionar como el estrógeno pudiera alterar el desarrollo y la función cerebral en los bebés.

Los investigadores hallaron una diferencia en el desarrollo cerebral entre los bebés amamantados y los que tomaban fórmula de leche de vaca o de soya, pero fue tan pequeña que probablemente no afecte la capacidad a largo plazo, apuntó Badger. "No creo que los padres deban preocuparse en lo absoluto si sus hijos beben fórmula".

Otra experta estuvo de acuerdo.

"Este estudio debe proveer un gran alivio a las personas que han estado usando fórmula de soya", aseguró la Dra. Ruth Lawrence, directora médica del Centro de Estudios del Amamantamiento y la Lactancia Humana del Centro Médico de la Universidad de Rochester, quien no participó en el estudio.

"[Pero] realmente hay que ver qué hacen los bebés cuando tienen que aprender a leer y a hacer cosas sociales", planteó Lawrence. Badger y colegas evaluarán a los bebés del estudio cuando tengan seis años para ver si hay diferencias en las puntuaciones de las pruebas o en la conducta más adelante.

"Esperaría que a los seis años se verá una mayor diferencia entre [los grupos de] leche humana y fórmula", dijo Lawrence. Investigaciones anteriores han hallado que las personas a las que se amamantó les iba mejor incluso en secundaria que a las que eran alimentadas con fórmulas de leche de vaca, añadió.

El beneficio de la leche materna probablemente provenga tanto de diferencias nutricionales como del acto de la lactancia, comentó Lawrence. "La leche humana contiene muchas cosas, y las compañías de fórmulas toman todos esos compuestos químicos sintéticos y los añaden a la leche [de vaca], pero no es lo mismo", lamentó.

El estudio, publicado en la edición en línea del 28 de mayo de la revista Pediatrics, aparecerá en la edición impresa de junio.

Otro estudio publicado en la misma edición halló que complementar la fórmula de leche de vaca con uno de los nutrientes hallados en la leche materna (ácidos grasos de cadena larga) no se asociaba con unas mejores puntuaciones mentales en los bebés.

Para ese estudio, investigadores de la Universidad de Yale analizaron doce estudios anteriores con 1,800 bebés, que habían observado los efectos de la complementación con los ácidos grasos DHA (ácido docosahexaenoico) y ácido araquidónico, que son importantes para el desarrollo del cerebro. La leche de vaca normalmente contiene un perfil distinto de ácidos grasos que la leche humana, explicó Lawrence.

El hecho de que este análisis no hallara un beneficio de la complementación con ácidos grasos sobre el desarrollo cerebral "plantea una pregunta interesante de si las compañías de fórmula deberían dejar de añadirlos, dado que cuestan dinero", señaló Lawrence.

"Sabemos que es probable que sea bueno desde el punto de vista nutricional", dijo Lawrence. De forma similar que con los hallazgos del estudio de Badger, quizás haya una diferencia en la capacidad mental asociada con la complementación en los bebés tras seis o doce años, añadió.

En el estudio de Badger y colegas participaron 131 bebés amamantados, 131 bebés que bebían fórmula de leche de vaca, y 129 bebés que tomaban fórmula de soya.

De los bebés amamantados, alrededor de la mitad solo recibían leche materna en el primer año, junto con alimentos sólidos a partir de los seis meses, y a la otra mitad se les alimentaba con fórmula de leche de vaca, ya fuera exclusivamente o junto con leche materna y alimentos sólidos, después de los seis meses de edad. La mayoría de los bebés en los grupos de fórmula recibieron leche materna parte de los primeros dos meses.

Los investigadores evaluaron las habilidades mentales, motrices y de lenguaje cuando los bebés tenían 3, 6, 9 y 12 meses de edad.

Los investigadores hallaron que los bebés amamantados puntuaban mejor que los bebés alimentados con fórmula de leche de vaca a los 9 y 12 meses, y mejor que los bebés que tomaban leche de soya a los 6, 9 y 12 meses. Cuando los investigadores dividieron a los bebés en grupos según sus puntuaciones en las pruebas mentales, hallaron que los bebés amamantados eran más propensos a estar en el percentil 20 superior, y los bebés alimentados con fórmula eran más propensos a estar en el percentil 20 inferior.

"[Sin embargo], todos esos niños estaban en la mitad superior del rango normal", apuntó Badger. "Creo que es un componente tan pequeño, y la genética y el ambiente plantean la mayor diferencia".

Añadió que la comida sólida que algunos de los bebés comenzaron a comer alrededor de los 6 meses también podría haber afectado esas puntuaciones, pero el grupo aún no ha tomado en cuenta ese aspecto de la dieta. El grupo sí ajustó por factores que incluían la edad, el CI y el estatus económico de las madres.

La Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) recomienda lactancia materna exclusiva los primeros seis meses, seguido por una combinación de lactancia materna y alimentos sólidos por lo menos hasta que cumplan un año de edad.

Una madre que no pueda lactar podría lograr algunos de los beneficios sosteniendo al bebé cerca del pecho cuando le da el biberón, de forma que el bebé pueda tener contacto visual con ella y escuchar los latidos de su corazón, aconsejó Lawrence.

Badger está en la Junta de Asesoría Científica del Instituto de Nutrición con Soya, y ha ofrecido información al comité sobre la fórmula de soya de los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. El Instituto de Nutrición con Soya no contribuyó con el estudio actual.

Más información

Para más información sobre el amamantamiento, visite las Iniciativas de Lactancia Materna de la Academia Americana de Pediatría.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2011, HealthDay

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