MARTES 10 de enero (HealthDay News/HispaniCare) -- Los adultos mayores que presentan rigidez, temblores y pérdida de equilibrio podrían estar en mayor riesgo de desarrollar enfermedad de Parkinson en sus años posteriores, según un nuevo estudio.
Los investigadores holandeses examinaron a 6,083 adultos mayores que no tenían enfermedad de Parkinson (EP) ni demencia. Los voluntarios del estudio dieron información sobre sus habilidades motoras, incluidos los problemas con temblores, rigidez, caídas, lentitud o equilibrio. Más de la mitad informó acerca de por lo menos una de estas quejas.
Entonces, los participantes del estudio recibieron seguimiento por un promedio de 5.8 años. De las 56 personas que desarrollaron la enfermedad de Parkinson durante el estudio, el 71.8 por ciento había reportado por lo menos una queja motora, y el 41 por ciento había reportado por lo menos dos quejas.
"Nuestros hallazgos corroboran la idea de que la EP clínicamente manifiesta es precedida por una fase preclínica que no es completamente asintomática", escribieron los autores del estudio, del Centro Médico Erasmus de Rótterdam.
"Las quejas subjetivas relacionadas con el funcionamiento motor indican una fase muy temprana de EP aún no diagnosticable, durante la cual la pérdida de dopamina no es suficiente para provocar síntomas manifiestos típicos de la EP, pero que podría resultar en señales sutiles que son muy ligeras o que están presentes sólo de manera intermitente y por tanto no es probable que sean detectados en una evaluación o examen rutinario", escribieron los autores.
Anotaron que la evaluación para estos tipos de quejas motoras no serían eficaces para detectar la enfermedad de Parkinson. Esto se debe a que un gran porcentaje de los adultos mayores que tienen este tipo de síntomas no desarrollan la enfermedad.
Sin embargo, a medida que los investigadores descubran más marcadores biológicos para la enfermedad de Parkinson, evaluar las quejas motoras de los adultos mayores podría ayudar a determinar cuáles deberían someterse a imagenología del cerebro, evaluaciones psicológicas u otras pruebas para un diagnóstico precoz de la enfermedad de Parkinson, añadieron los autores.
El estudio aparece en la edición en línea del 9 de enero de Archives of Neurology.
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